La alimentación en Venezuela

Comer, ese acto en ocasiones sublime y en otras tantas grotesco, pero que día a día disfrutamos desde que el hombre es hombre. Comenzamos nuestro desarrollo en la larga línea evolutiva como barbaros, consumidores de carnes crudas y ensangrentadas simplemente para saciar esa necesidad imperante en todos, el hambre. Con el pasar del tiempo el fuego llego a nosotros y encontramos el primer punto en la historia en donde podemos demarcar un antes y un después. Ese momento, ese instante en que el primer hombre en entrar en contacto directo con las flamas danzantes, que alumbraban y quemaban su piel cuando se acercaba, ese instante en que quizás de manera instintiva colocó un trozo de carne y seguramente vió como se chamuscaba por acción del fuego, desprendiendo un delicioso aroma, sin duda alguna cambio el curso de nuestra historia a nivel gustativo y social. A partir de ahí simplemente fuimos evolucionando a nivel intelectual y con nuestro intelecto, nuestra comida, descubriendo ingredientes, saboreando cuanta cosa se nos atravesase en el camino y experimentando sin parar. Así imagino el desarrollo de la comida, lo más simple posible, porque sencillamente el hecho de comer en si es simple, lo verdaderamente placentero, hedónico, es saber comer. Por ese motivo nace este blog, por la necesidad imperante de descubrir la comida, de descubrir aromas y texturas, de acercarnos al productor que hace posible nuestro contacto con nuestros alimentos, de descubrir por que comemos de la manera en que comemos y en particular, y siempre con un carácter nacionalista indudable, por exponer la desnudez de nuestra comida, acercarnos a sus orígenes, a sus sabores, a su tradición que nos abraza siempre con la forma de las abuelas y quien sabe, si al final del recorrido, si es que existe un final, entendamos como nuestra comida, la comida Venezolana nos ha creado como sociedad a lo largo del tiempo. Justo antes de terminar este post quisiera explicar que es comer en Venezuela. Comer en Venezuela es ese momento donde padres y madres agotadas luego de horas de trabajo, se sientan de manera mecánica en la mesa, y con esa primera mordida a una arepa de queso rallado, les vuelve la vida al cuerpo y dan resumen del día en compañía de sus hijos. Comer en Venezuela es una larga fila, es un carrito de “asquerositos” solo para sentir un perro caliente “con todo” derretirse en un montón de sabores en la boca. Comer en Venezuela es un budare, un caldero lleno de aceite hirviendo esperando arropar en un cálido abrazo infinidad de empanadas de distintos tamaños, con pequeños hoyitos en ella y todo tipo de rellenos, es un tostón con mayonesa, salsa de tomate y queso, comer es tradición, es familia, es un domingo en donde la abuela, comer en Venezuela es sencillamente uno de los actos más simples del que solemos no percatarnos, pero que nos regala sin embargo largos y gratos momentos que con el pasar de las horas o días sencillamente anciamos con

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