La antigua Cárcel de Coro, su historia y su destino
Enviado por albanis1978 • 23 de Febrero de 2014 • Trabajo • 2.338 Palabras (10 Páginas) • 255 Visitas
La antigua Cárcel de Coro, su historia y su destino.
Hubo un tiempo en que la Cárcel que deno-inamos "Vieja", era una absoluta novedad. Para todos, y de manera indiscutible era, la "Nueva Cárcel Pública de Coro", como señalaba toda la documentación oficial de la época. Era una estructura de notoria solidez conforme a su destino, impecable, sin duda una de las edificaciones más imponentes de la ciudad. Su construcción había sido decretada por el Ejecutivo regional el 24 de julio de 1926, siendo concluida a fines de 1927. Celebraba entonces la ciudad sus Cuatrocientos Años de existencia, y para aquel Cuarto Centenario se ejecutaban otras obras en la urbe, como por ejemplo, la refacción de la Catedral , la reparación general del Teatro Armonía., así como trabajos que garantizaban el suministro de agua potable.
De manera que en 2027 cuando Coro arribe a su Quinto Centenario el edificio de la Cárcel cumplirá su Primer Centenario. Apenas faltan quince años para que ello ocurra.
El edificio de la Cárcel fue considerado en su tiempo uno de los institutos carcelarios más avanzados del país, un modelo en su tipo, por sus amplias dimensiones, la ventilación de sus dependencias (factor imprescindible en Coro), la salubridad e higiene que se buscaba mantener para el bien de los reclusos, según los estándares de la época, así como por un requisito fundamental en este caso: la seguridad que ofrecía su maciza construcción. Todos estos factores debían resolverse en un proyecto que incluyera la viabilidad de su ejecución y la calidad del resultado de cara a la dignidad histórica de la ciudad, todo lo cual fue logrado a cabalidad. Desconocemos por lo pronto el autor del proyecto pero teniendo en cuenta la intensa actividad mantenida durante la época Gomecista por el ingeniero coriano Horacio Salcedo en las obras públicas locales podríamos asumir su participación en la proyección del edificio. El encargado o sobrestante de la obra fue Juan B. Jiménez, y el carpintero fue Ramón R. Jiménez, en tanto que la empresa de Felipe Pulido se encargó de suministrar los materiales y su acarreo, a excepción de los barriles de cemento romano, los cuales fueron adquiridos directamente por el gobierno regional, traídos por vía marítima y una vez desembarcados en La Vela, eran transportados a los depósitos del gobierno. Por el flete de cada carretada de materiales se le pagaba un bolívar(Bs.l) a Felipe Pulido, por supuesto, aparte de los materiales que se le compraban, como ladrillos de diversos tamaños, tejas, arena, adobes, y cal. En la obra se empleó considerablemente el cemento romano importado, cuya composición es rica en cal.
El edificio resultante puede describirse en líneas generales como un gran rectángulo rodeado de un elevado muro perimetral en mampostería de ladrillo fabricado en Coro, con cuatro garitas angulares que resaltaban su aspecto de fortificación, en la parte superior de este muro perimetral había una suerte de camino de ronda por donde se movilizaba y vigilaba el personal del reclusorio. Internamente el edificio se ordenaba en torno a un gran patio, uno de los mayores de la ciudad, elemento que enlazaba con la tradición edificatoria local, en cuyo centro se levantaba una torre cilíndrica de vigilancia, a la que se accedía seguramente por algún pasillo subterráneo. El área administrativa ocupaba el cuerpo frontal que da a la calle Colón, y estaba separado del resto por un muro más elevado que permitía aislarla en caso de peligro. Otros dos patios laterales más estrechos completaban aquella estructura carcelaria, resuelta con tal calidad constructiva que al inaugurarse, en diciembre de 1927, se convirtió en uno de los ornatos de la ciudad. Como dato a destacar señalaremos que en la Cárcel se utilizó por vez primera en el Estado Falcón el moderno recurso de dejar los materiales a la vista, como ocurrió con los paramentos de ladrillo, donde el fino trabajo de albañilería quedó a la vista, sin frisar, sellando adecuadamente las junturas con argamasa, esto dio lugar a la bicromía esencial de la fachada.
Podría pensarse que para un trabajo de tal magnitud se requirió un tiempo considerable de ejecución, pero no fue así, y no lo debido al empleo masivo de mano de obra, algo que ni siquiera podemos imaginar en la actualidad. Fíjese el lector en estas cifras, en los trabajos se emplearon 6 maestros de albañilería, un número de albañiles que oscilaba entre 98 y 130, y una cantidad de peones que a comienzos de septiembre de 1927 llegó a 326, un auténtico ejército laboral cuyos salarios iban de los 13 Bs. diarios que ganaba un maestro albañil a 1,50 Bs., jornal del peón menos calificado. Fue por ello que la construcción en sí del edificio se realizó sustancialmente en el segundo semestre de 1927. Para su ejecución el gobierno nacional había asignado 100.000 Bs., cifra muy respetable para entonces, pero no fue suficiente debiendo erogarse en octubre del mismo año 80.000 Bs adicionales con lo cual la obra llegó a feliz término. Fue inaugurada solemnemente el 19 de diciembre, fecha histórica para la "Causa" Gomecista pues conmemoraba el acceso del caudillo a la presidencia de la República. Con el transcurrir del tiempo y el aumento progresivo de la población penal, aquella estructura ejemplar, armoniosamente articulada y funcional, devino en un antro, sus espacios fueron subdivididos, tapiados, deformados con nuevas intervenciones, hasta ocultar casi por completo el edificio original, el cual subyace en ese laberinto y debe rescatarse.
La antigua Cárcel de Coro, modelo de institución carcelaria en su época, y una de sus edificaciones más importantes fue erigida en Monumento Nacional en 2005, por quienes supieron descubrir su valor monumental más allá de todas las agresiones sufridas por el edificio original. Es obligación de todos, y especialmente de las instancias públicas con responsabilidad en la materia, conservar la antigua Cárcel, eliminando todos aquellos agregados que la afean y tergiversan, y una vez cumplido este objetivo adaptar el edificio a los nuevos fines culturales propuestos, para el disfrute de la colectividad, y garantía de su conservación en el tiempo. Donde hubo sombras que haya luz.
El fin de una historia que duró 85 capítulos.
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