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La crisis, la evolución y la naturalización de la reflexión epistemológica


Enviado por   •  21 de Agosto de 2012  •  Tesina  •  1.335 Palabras (6 Páginas)  •  524 Visitas

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La crisis, la evolución y la naturalización de la reflexión epistemológica

Aunque parezca un contrasentido, en éste momento se está dando una doble situación con respecto a la reflexión epistemológica: una crisis y una evolución. Para entender esta doble situación es preciso explicar el problema de la epistemología moderna, su crisis y la naturalización que se ha desarrollado en el contexto de esta crisis.

Desde la mayoría de los campos de la filosofía y de los estudios de la ciencia se han planteado cuestionamientos radicales a la epistemología moderna, como parte medular de la crítica más amplia que se hace a la racionalidad moderna. Autores y corrientes como la escuela de Fankfurt, el postestructuralismo frances, Quine, Sellars, Rorty, Kuhn, etc., han minado los presupuestos de la epistemología moderna. Presupuestos como la idea de un fundamento del conocimiento, la teoría empirista de la percepción que hace posible la distinción y la correspondencia válida entre las observaciones dadas y las construcciones teóricas basadas en ellas, la creencia en lo que Sellars ha llamado el mito de lo dado, y la posibilidad de representaciones privilegiadas. Estas distintas críticas declaran la muerte no sólo de los presupuestos epistemológicos modernos, sino también de la epistemología misma, como elemento fundante de la razón, desde el punto de vista moderno.[4]

Ese papel fundante se comprende si se tiene en cuenta que en la modernidad lo epistemológico se convirtió en el axioma o en el punto de partida no susceptible de ser revisado, a partir del cual se pensó todo lo demás. Para el moderno los principios epistemológicos que definían la racionalidad del conocimiento no se consideraban constructos teóricos aportados por una reflexión entre otras posibles, sino que eran la base natural del conocimiento en general. Ser moderno significa entonces darle un lugar axiomático o básico a lo epistemológico como fundamento y ello equivale a afirmar que el pensamiento moderno es en el fondo un pensamiento epistemológico. Lo epistemológico y lo moderno como tales, se configuraron de manera autorreferencial, y así, lo moderno se definió desde lo epistemológico y lo epistemológico se definió desde lo moderno.

Por ello, la mayoría de las críticas que rompen con ese carácter básico, fundante y autorreferencial de lo epistemológico y lo moderno, se proclaman con expresiones como ‘el fin' o ‘la muerte' de la epistemología. Pero la crisis de la racionalidad moderna y por ende de la epistemología que la fundó, más que conducir a la muerte de toda forma de epistemología, sólo liquida una idea exclusiva y monista de pensar la epistemología y la razón. Al contrario de lo que se podría pensar, los efectos de la crisis se volcaron en favor de la reflexión epistemológica al desligarla de las pretensiones en la que estaba encerrada, como la fundamentación fuerte del conocimiento, y al abrir la puerta de la reflexión hacía lo plural y abierto (no fundante) con respecto a diversas posibilidades de pensar lo epistemológico, de manera no privilegiada frente a otras posibles reflexiones no epistemológicas.

La ruptura con la modernidad como propuesta eminentemente epistemológica, sin elucidar nada alternativo[5], parecería una ruptura con la razón humana misma, que significaría el fin de la epistemología. Sin embargo, la situación se ha presentado de manera más dramática de lo que realmente es.

A pesar del derrumbe de la razón universal, no podemos evitar seguir siendo racionales y nuestras decisiones en el conocimiento en general y en la ciencia siguen reclamando alguna orientación racional. El hecho de no poder decidir de manera definitiva el fundamento no ha anulado la necesidad de discernir sobre lo que se considera como más o menos racional, y por ello, la epistemología tiene todavía pertinencia, o tal vez, tiene más pertinencia que antes. Con el derrumbe de la razón hegemónica se ha roto el silencio impuesto que impedía debatir sobre lo racional y se ha abierto la puerta a diferentes discursos sobre la normatividad, sin la exigencia de un sentido unificado para la reflexión epistemológica.

En términos contemporáneos la epistemología es una reflexión no fundante ni unificada, que se concentra en los aspectos normativos que constituyen cualquier tipo de racionalidad, pero sin decidir o prescribir definitivamente

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