La danza como parte integrante de nuestro mundo contemporáneo

Es la danza la nueva definición de aire libre, quizás sea un significado efímero, quizás perene. Es un momento donde respirar significa movimiento, expresión, gestos y cuerpo y a fin de cuentas todo va de la mano; el tiempo, los músculos, la piel, los ojos, las miradas fijas de los espectadores o los propios reflejos de los espejos en el salón de baile, mientras se ejecuta una práctica.

La danza es sin duda un mundo en el que, para quien la ejecuta, no hay otro momento más que en el que se baila, se deja el alma entera, el esfuerzo más intenso y el aliento más delicado de los pulmones. Y para el público es un sitio donde todo puede contener un significado, donde una sola caricia o una pierna firme pueden tener más significados que gotas existentes en una lluvia constante.

Se ha vuelto la danza un arte en el que día a día requiere de esfuerzos, conocimientos y más que nada, amor y pasión por lo que se hace. Yo nunca disfruté la danza como un cualidad hasta hace poco tiempo, para mí solo era un pasatiempo que me generaba no quedarme sentado en las fiestas, pero ahora, viéndolo y viviéndolo como una verdadera característica de destreza y sentimientos, percibiéndolo con todos los sentidos, es cuando me doy cuenta que la danza puede inspirar y crear mundos, ideas y sin duda transmitir emociones.

Al verla, ejecutarla o sentirla, no queda más que disfrutarla con todos los rincones de nuestro cuerpo, pues es la danza, quizás, el método para conocer sin palabras y descubrir sin acciones concretas, es un arte involuntario y a veces improvisado, pero sin duda arte, sin duda pasión y más que nada, cada día forma más y más parte de nuestro mundo presente.

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