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La huelga de Cananea en 1906. Una reinterpretación


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  2.027 Palabras (9 Páginas)  •  281 Visitas

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La huelga de Cananea en 1906. Una reinterpretación

Los hechos ocurridos en una semana de junio de 1906, han trascendido en la historia ya que de lo ocurrido se han escrito diversos libros y artículos los cuales hacen una interpretación y una narrativa de los mismos.

Como lo señalan algunos autores la huelga fue un acto espontaneo mas no fue influencia del partido liberal como lo habían sostenido en un tiempo.

Cabe mencionar que la huelga minera de Cananea no fue la primera ya que en  abril de 1902, 65 mecánicos extranjeros que trabajaban en la construcción de la nueva fundición se declararon en huelga. Demandaban un incremento de 45 a 50 centavos por hora en compensación por las malas condiciones de trabajo lo que los ponía en riesgo pero no fueron escuchados; por el contrario, la empresa, que argumento den favor de pagar ya cinco centavos más que en Arizona, los metió en un tren y, escoltados por su policía privada, fueron conducidos a la frontera. El año siguiente hubo otra huelga, ahora de caldereros, y en ella resultó quemado un tren que transportaba esquiroles desde Naco. En 1904, volvió a presentarse un nuevo conato de huelga, otra vez impulsado por obreros estadounidenses, aunque esta vez no parece haber tenido mayores consecuencias.

El carácter del conflicto de la huelga de Cananea de 1906, tenía un conflicto económico. Los huelguistas alistaron banderas y se leía la leyenda a "$5.00 ocho horas", Greene compró 98 rifles 5 000 cartuchos y 20 pistolas en la tienda de Brophy. Además encargó otros 100 rifles a la ciudad de Douglas. De regreso, pasó por Naco sin tomarse la molestia de declarar sus compras en la aduana llegó a Cananea sacó sus autos y distribuir las armas a sus hombres de mayor confianza por medio del gerente ya en la noche del jueves se colocaron guardias en algunas propiedades de la empresa. Todas estas medidas, según el gerente, habrían orillado a los conspiradores a abandonar la idea de abrir la huelga con demostraciones de violencia. Los huelguistas tomaron la decisión de estallar la huelga a las cinco de la mañana Los más de 400 operarios se plantaron frente a las oficinas de la mina mientras gritaban "¡Cinco pesos y ocho horas de trabajo! ¡Viva México!". Ahí esperaron al pueblo que entraba a las siete de la mañana, para incorporarlo al movimiento, terminó por ser una multitud de unos 1 200 trabajadores que se apostó frente a la comisaría en espera de noticias. Los delegados, por su parte, plantearon las demandas de cinco pesos de salario mínimo, la jornada de ocho horas en todas las labores la destitución v el cambio de algunos capataces así como la posibilidad del ascenso para los operarios mexicanos. Aunque en el primer pliego se pedía un máximo de 25 % de extranjeros en la compañía no parece haberse insistido mucho en ese punto La parte patronal por supuesto no aceptó ninguna de ellas y aunque reconoció su derecho a pedir más salario, menos horas de trabajo y otras "concesiones", les hizo ver que la forma elegida para manifestarse los convertía, de acuerdo con el código penal, en delincuentes. Mientras no regresaran al trabajo no podían tomar siquiera en consideración sus demandas; debían ponerlas por escrito y esperar la resolución de la empresa. Las pláticas no pasaron de ahí. Pedían jefes mexicanos.

La multitud estaba de nuevo reunida con el propósito de visitar todas las dependencias de la compañía y asegurarse de que los trabajos se suspendieran. Mediante esta nueva marcha lograron parar la concentradora, la mina Veta Grande y la fundición, para dirigirse después a la maderería. Mientras tanto, Greene y Kirk, armados, salieron a poner guardias en todos esos puntos con el fin de evitar incendios u otros daños, y se toparon con la multitud. Greene trató de detenerlos y hablar con ellos, pero ya no lo escucharon. A consecuencia de esto hubo tiroteos de los empleados estadounidenses y policías en contra de los huelguistas.

Al día siguiente hubo nuevos arrestos, llegaron varios cientos de soldados, y los dirigentes estatales y de la empresa hablaban con los obreros para instarlos a retornar a sus labores.

Los obreros hicieron la huelga empujados por un conjunto de circunstancias. La discriminación étnica, la desigualdad salarial, incluso el trato despótico de algunos mayordomos ya existían, pero en una severa crisis de la empresa la situación llegó a un nivel inaceptable. Entonces estallaron, y sus demandas mezclaron elementos de orden económico y moral: cinco pesos, ocho horas e igualdad frente a los estadounidenses.

Unos 30 obreros murieron y muchos más fueron heridos, frente a seis estadounidenses muertos y ningún policía o soldado. Tal vez un ciento fue a la cárcel, donde los de mayor notoriedad permanecieron por años Otros tuvieron que emigrar en busca de un trabajo distinto. La gran mayoría, sin embargo, simplemente siguió en las minas de Cananea.

La dimensión de la huelga de Cananea

1 de junio de 1906 más de 2 mil mineros de Cananea se iniciaron a la huelga, la cual como lo relata el autor no fue la primer huelga ya que en la paso de los años se desarrollaron diversas.

Durante la colonia española, se impulsó mucho a la minería de plata y oro, principalmente en Guanajuato, Zacatecas, Taxco y Pachuca. Con el desarrollo industrial en Estados Unidos, la minería del cobre tuvo una gran importancia. En el sur de California, históricamente territorio mexicano, se encuentran importantes yacimientos de cobre cuyos horizontes geológicos se prolongan hacia el norte del actual territorio de México, especialmente en el estado de Sonora. Las empresas mineras de la época se dedicaron a explotar los minerales a ambos lados de la frontera. Aun cuando se mantenían dos categorías salariales, obreros norteamericanos y mexicanos eran sujetos de la misma explotación, Por supuesto, los mexicanos eran discriminados pero eran tan proletarios como los demás.

Los capitalistas de la época vivían en la oscuridad, como hasta ahora, incapaces de comprender la dinámica social. En su afán de obtener la máxima ganancia les parecía “normal” abaratar la mano de obra mexicana; la tendencia no era mejorar los salarios sino reducirlos. La lucha salarial es, indiscutiblemente, necesaria pero al mismo tiempo limitada. Los límites son, tanto para los trabajadores como para los patrones. Estos no pueden reducir el salario a la nada, a menos que se trate de trabajo esclavo.  En 1906, en Cananea se había llegado al límite y se produjo el enfrentamiento al estallar la huelga minera. Los capitalistas y el gobierno local, habían decidido reducir los salarios. Los trabajadores decidieron, entonces, luchar por sobrevivir y lo expresaron en el pliego petitorio. Aumento de salarios y jornada de 8 horas fueron los aspectos centrales.

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