La identidad técnica
Enviado por Luciana111 • 19 de Noviembre de 2018 • Informe • 685 Palabras (3 Páginas) • 106 Visitas
La identidad técnica se argumenta en términos de saber, de la formación, de la experiencia. La identidad productiva designa la identidad del aprendizaje, del hombre cognitivo, la identidad social se ubica en la relación, el servicio, la mediación y el ethos socia.
Los docentes deben desarrollar capacidades de acción situados en diversos registros, para responder a los controles estructurales que provienen de la administración, como así también de las situaciones concretas que deben resolverse en la vida cotidiana sin ser previstas en los reglamentos, leyes que estructuran su práctica.
Los cambios que se produjeron en la sociedad y las condiciones organizacionales del trabajo docente han puesto en crisis las viejas identidades de dicha ocupación. Por ello el componente vocacional de este oficio se niega a desaparecer, se puede decir que se redefinen en la función de las realidades contemporáneas. Hay dos dimensiones de la ideología de la vocación, estas son: la vocación como actividad no elegida o como mandato innato que el agente está obligado a asumir como una misión y el componente de gratuidad, desinterés, sacrificio etc. Sin embargo, todos los trabajos que se realizan de persona a persona se exige el dominio de ciertas técnicas instrumentales más un plus ético de compromiso, respeto y cuidado por el otro, en este caso el niño, adolescente o alumno con quien trabaja el docente. Este elemento se denomina vocacional un componente necesario en la realización del trabajo docente y por lo tanto debe ser desarrollado y fortalecido mediantes políticas específicas de formación y mediante dispositivos colectivos gestionados por el propio cuerpo docente.
La profesión tiende a reducirse a la cuestión de formación e incorporación de dosis crecientes de conocimientos científicos técnicos del trabajo docente. La lucha por la profesionalización docente no pasa por una cuestión prolongada y mejor formación de los docentes, sino por una cuestión del control sobre el desarrollo del oficio.
En América latina la lucha por el contenido de la profesionalización está integrada por los responsables de la gestión de los sistemas educativos, el personal jerárquico y territorial y el cuerpo de los especialistas, investigadores y formadores de docentes, y los propios sindicatos de los trabajadores de la educación. La disputa es por el control de la formación y la definición de los requisitos de acceso y carrera docente, las condiciones de trabajo y las recompensas materiales y simbólicas asociadas. Las diferencias de posiciones determinan los diferentes intereses, visiones y estrategias de la profesionalización.
La profesionalización corre por cuenta de los responsables políticos y administrativos de los ministerios de educación. En argentina la profesionalización es controlada por la condición política/técnica del ministerio de educación.
La nueva identidad del trabajo docente pasa por una combinación renovadora de componentes de la profesión, la vocación y la politización. La racionabilidad técnico instrumental debe ser fortalecida para potenciar las capacidades del docente en la solución de problemas complejos e inéditos de la enseñanza y el aprendizaje. La docencia requiere un plus de compromiso ético/moral, de respeto, de cuidado y de interés por el otro, es decir por el aprendiz concebido como sujeto de derechos. La docencia no es una actividad neutra, no es un trabajo individual, sino doblemente colectivo, es colectivo en la medida en que el maestro no trabaja solo, sino que la enseñanza-aprendizaje es el resultado de un trabajo en equipo. Es una actividad política, es decir comprometida con la formación de la ciudadanía activa y la construcción de una sociedad más justa, más libre y más humana. La profesionalización tiene una dimensión pública que no puede ser dejada de lado.
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