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La imagen popular de Hoover

asr4392Tutorial22 de Enero de 2014

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Es inevitable asociarla presidencia de Hoover con el período de la historia económica conocido como la Gran Depresión2 . Algunos presidentes como Washington, Lincoln, los Roosevelts, son un mito; otros tienen una imagen muy negativa. Ningún presidente norteamericano ha sido objeto de tantas críticas como Herbert Hoover. Se lo ha tomado como ejemplo de mal líder. de presidente débil así como de un pésimo políti- co. Desafortunadamente se encontró en el lugar correc-

to en cl mal momento.

La imagen popular de Hoover fue muy distinta antes que después de 1929. El era un símbolo, repre- sentando la idea de una "Nueva Era". La mayoría de la gente lo consideraba como el hombre ideal para la pres- idencia: un experto, ingeniero, un hombre de negocios, un humanitario, en resumen, "El Gran Ingeniero". Personificaba el Sueño Americano. Hoover reconocía el problema de su imagen sobrevaluada. Confesó al editor de un diario antes de asumir la presidencia: "la gente ha formado una idea exagerada sobre mi persona. Tienen la convicción que soy un 'superman ', que ningún proble- ma está fuera de mi capacidad."

Es importante tener presente tanto la concepción general de Herbert Hoover al asumir como presidente así como su pasado, ideas e ideales para comprender los aeontcciniientos que marcaron el periodo 1929-1933.

Nació en 1874 en Iowa dentro de una familia de cuáqueros. A los diez años ya había perdido a sus dos padres. Se crió en un ambiente austero y solitario. Obtuvo el título de ingeniería en la Universidad de Stanford en 1890 cuando los Estados Unidos estaban sumergidos en una depresión. Trabajó en operaciones mineras en todo el mundo. A la edad de 29 Hoover era internacionalmente conocido como el "Gran Ingeniero". Hombre de negocios, promotor. geólogo, ingeniero, metalúrgico. En 1914 ya había hecho una fortuna de 4 millones de dólares. A su vez, asistió a los americanos en la Primera Guerra Mundial y estuvo encargado de la Commission for Relief in Belgium (CRB) y de la

American Relief Administration. Ocupó el puesto de Secretario de Comercio en las presidencias de los repub- licanos Harding y Coolidge.

Hoover no era un ciego defensor del laissez faire. Insistía en el papel del Estado en la economía. Sostenía que los problemas económicos de los Estados Unidos provenían de la mala distribución del ingreso entre el tra- bajo y el capital. Contrario a la filosofía de Andrew Mellon (Secretario del Tesoro de las presidencias de Harding y Coolidge), consideraba que el sistema impos- itivo debía ser progresivo siendo la clase más afortunada la responsable de la mayor carga impositiva. Defendía la idea de la igualdad de oportunidades para todos. En la carrera hacia el éxito, todos debían tener la misma parti- da y las mismas reglas de juego. El gobierno sería un arbitro de la justicia. La sociedad americana debía basarse en el individualismo pero no un individualismo egoísta sino un individualismo con cooperación por parte

de los ciudadanos.

Su continuo optimismo y rigidez en sus puntos de vista fueron, sin embargo, los dos aspectos que lo lle- varían al fracaso. Demostró poca sensibilidad hacia los desafortunados de la Gran Depresión; según él, la solu- ción debía ser dada por la cooperación voluntaria de la gente.

Derrotó al demócrata Al Smith en las elecciones presidenciales de 1928. La clave de su victoria fue su lema sobre la prosperidad - " un polio en cada cacerola, dos autos en cada garage " - que a su vez, sería la causa de su derrumbe. Si sus políticas no lograban mantener el crecimiento económico, la caída sería inevitable. Las buenas épocas no duran para siempre.

i) El contexto económico estadounidense en 1929 3

No es justo atribuirle a Hoover toda la respons- abilidad de la Gran Depresión. Si bien (como se analiza más adelante) no pudo ofrecer los remedios adecuados para palear la crisis hay que examinar el contexto económico que el presidente había heredado.

Después de la Primera Guerra Mundial el sector agrícola americano se había estancado; no pudo crecer a la par del resto de la economía. El problema central de este sector era la sobreproducción de commodities agrí- colas en todo el mundo. Esto se debió a dos factores fun-

damentalmente. Por un lado, la finalización de la Primera Guerra Mundial redujo la demanda por parte de los europeos. A su vez, aumentó la participación de otros países en el mercado agrícola mundial (ej: la Unión Soviética). Por otro lado, los nuevos progresos tec- nológicos en el sector generaron un aumento de la pro-

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BoletíndeLecturasSocialesyEconómicas. UCA .FCSE . Año5. N°23

ductividad. En un mercado con precios declinando y con una demanda inelástica, los agricultores perdían ingresos y acumulaban existencias.

La expansión que se produjo en el sector agropecuario durante la guerra contribuyó al aumento de préstamos que tomó el sector. Entre 1910 y 1920 las deudas agrícolas pasaron de U$s 3,3 miles de millones a U$s 6.7 miles de millones. Otros U$s 2,7 miles de mil- lones se sumaron entre 1920 y 1925. La situación era muy delicada ya que con precios bajos, la carga del ser- vicio de sus deudas se hizo insoportable. La legislación aprobada (1929: Agricultural Marketing Act), para mejorar los precios. aumentar los préstamos y la compe- tencia del sector no pudo resolver la gran dificultad que se proponía solucionar.

Otro factor que precipitaba el colapso económico era la estructura industrial americana. En 1929, 200 corporaciones controlaban casi la mitad de toda la indus- tria. Esta tendencia hacia la concentración en pocas manos se aceleraba. La distribución industrial era el signo de que el mercado no tendería al equilibrio. El modelo de competencia perfecta de Adam Smith no se aplicaba a la economía americana.

Tanto la riqueza como el ingreso estaban mal distribuidos dentro de la población. En 1929 el 0,1% de las familias más acaudaladas tenían un ingreso agregado

equivalente al 42% de las familias de más bajo ingreso. El ingreso total de estas 24.000 familias era igual al de

11.5 millones de familias pobres.

La supuesta prosperidad de los años '20 no acortó la brecha. Entre 1920 y 1929 el ingreso disponible per capita de toda la población americana aumentó un 9%. Pero el I% de la población de mayor ingreso incremen- te su ingreso disponible en un 75%. A su vez, la partic- ipacion del ingreso disponible por este grupo subió del 12% en 1920 al 19% en 1929. La riqueza estaba concen- trada en pocas manos. Casi el 80% de las familias en 1929 no tenía ningún ahorro mientras que el 0,1% de

mayores ingresos poseía el 34% de todos los ahorros.

La brecha creciente entre ricos y pobres estaba ali- mentada por el hecho de que los sueldos y salarios no crecían a la par de la productividad. Con costos decre- cientes, precios estables y salarios creciendo lentamente,

los beneficios aumentaban. Estos eran absorbidos por las clases que poseían riqueza. La organización sindical era déhiI para poder trasladar los aumentos de produc-

tividad a salarios. A su vez, la reforma tributaria de Mellon - reducción de impuestos a los ricos - no ayuda- ba a los más desprotegidos. Los años '20 se caracteri-

zaron por una creciente prosperidad mal distribuida.

Para que una economía esté en equilibrio, la demanda agregada debe ser igual a la oferta agregada. Este no es un mecanismo automático, especialmente en una economía con tan mala distribución del ingreso. ¿De qué forma puede obtenerse el equilibrio? Analizando la identidad macroeconómica básica, Y = C + G +I + X - M, podemos extraer ciertas conclusiones.

En la década del '20, la mayor parte de la deman- da estaba destinada al consumo de bienes durables y no durables. El ingreso de las tres cuartas partes de la población (de ingresos más bajos) era, finalmente, gasto de consumo. El cuarto restante (los más acaudalados) también consumía pero no se puede pretender de que una persona que gana sesenta veces más, consuma 60 veces más de alimentos o compre 60 veces más electrodomés- ticos. Por lo tanto, esta parte de la población destinaba el excedente de su ingreso al ahorro e inversión pero también al consumo de bienes suntuosos. Tanto el ahor- ro, la inversión y el consumo son necesarios para una economía sana. Si el aumento en los beneficios deriva- dos de un aumento de la productividad no se distribuye equitativamente, el problema de la distribución se hace más grande. Cualquier shock negativo de confianza sobre esta clase produce una caída de la inversión y del consumo, tan necesarios para el buen funcionamiento del sistema.

A su vez, la demanda destinada a exportaciones. estaba estancada por la ola proteccionista que se difundía por todo el mundo. Por lo tanto las exportaciones no podían sostener la oferta agregada. Otra medida era fomentar el gasto gubernamental pero en un período republicano esto era inconcebible. Creían que el papel del estado en la economía debía ser acotado y que la única forma de restablecer la confianza de los agentes económicos en la economía era equilibrando el pre- supuesto público.

La última salida serían las ventas a crédito. Esto fue lo que ocurrió en estos años. Los planes para otorgar créditos aumentaron en escala masiva para todo tipo de Entre 1925 y 1929, los planes mencionados crecieron de $1,38 miles de millones de dólares a U$s 3 miles de millones. (Esto

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