La importancia del movimiento en la expresión corporal

La importancia del movimiento

Nuestro cuerpo, que constituye el instrumento a través del cual nos comunicamos y expresamos, está constituido por movimientos y acciones que se deben analizar con cuidado a la hora de actuar. Como dice la lectura de Laban (1987), “cada acción de una parte particular del cuerpo tiene que ser comprendida en relación al todo que siempre se verá afectado por la acción (p 65)”.

Los movimientos involucran alteraciones de las posiciones del cuerpo o de sus partes, empleando tiempo, espacio, fuerza y fluidez. Por lo tanto, debemos adquirir y desarrollar la capacidad de realizar todas esas acciones corporales, aprender a controlar cada parte de nuestro cuerpo, con la intención de transmitir o expresar un mensaje, estando en movimiento o detenido en un mismo lugar. La cantidad de combinaciones de movimientos que podemos hacer con el cuerpo, responde a las posibles acciones que pueden registrarse de una forma lógica, en una situación dada.

El trabajo del actor tiene como objetivo transmitir pensamientos, sentimientos y experiencias a través de acciones corporales, por lo tanto necesita conocer de estos elementos, para dominarlos, entenderlos y saberlos usar en determinado momento. De este modo se verá enriquecida la imaginación y se logrará llevar la expresión hasta su nivel máximo.

“Todos los nuestros movimientos, y en especial la postura con que llevamos el cuerpo, están influenciados por la ley de gravedad (Laban, 1987, p 99). En relación con este punto podemos conocer nuestro “centro de gravedad” que surge desde la pelvis (o cadera) y nuestro “centro de levedad” que surge en el esternón.

Uno de los consejos que me quedó muy presente en la lectura, para poder entrenar el cuerpo, es el de inventar secuencias de movimientos breves, en las cuales los movimientos descritos puedan ser reconocidos. Con esto podemos entrenar nuestra observación, la imaginación, y encontrar una conexión inmediata con la aplicación de la práctica del esfuerzo corporal en términos de expresión artística.

En conclusión, el ser humano tiene la facultad de tomar los conocimientos adquiridos, convertirlos en patrones que crean impulsos de esfuerzo, utilizando los elementos de peso, tiempo, espacio y flujo, y así aprender a desarrollarlos, reformarlos y usarlos. Por ende, el esfuerzo con toda su multiplicidad de elementos, queda reflejado en las acciones del cuerpo y esas acciones realizadas con disposición imaginativa sirven para estimular y enriquecer al actor o actriz.

Según Laban (1987),

El dominio del movimiento no sólo resulta un patrimonio valioso para el intérprete teatral, sino que tiene valor similar para todo el mundo, dado que consciente o subconsciente, todos somos afectados por la percepción y la expresión (p 147).

Es así como la persona que ha aprendido a relacionarse con los factores espacio, peso, y tiempo, puede ejercer un control físico del movimiento, con atención, intención y decisión, es decir, las tres fases de preparación interior que debe poseer un actor para llevar una acción corporal hacia el exterior, a través del flujo del movimiento y el esfuerzo, encontrando una forma definida de expresión para el cuerpo.

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