La inmovilización de tiempo

“Lo inmóvil hace visible y las artes plásticas serían una inmovilización del movimiento que daría la ilusión de ver, de tener el tiempo de ver.” (Virilo, Paul)

La inmovilización de tiempo es algo que no tenemos el privilegio de percibir los seres vivos. Vivimos en un mundo en el que no nos percatamos de los fenómenos que vienen implícitos dentro del movimiento de las cosas y nos privamos de varios fragmentos valiosos de tiempo dada nuestra acelerada naturaleza. Gracias al registro fotográfico, tenemos la oportunidad de revivir esos momentos precisos que nos perdemos y captar instantes que nos hacen apreciar la realidad de manera diferente.

El texto “El tiempo, un punto ciego en la visión fotográfica” de Carlos Villasantea habla de la ley de la reciprocidad que existe en todo proceso de captación de una imagen. Denominada la ley de Bunsen-Roscoe, este principio estipula que debe haber cierta equidad entre la intensidad lumínica, a la cual está expuesta la cámara, junto con el intervalo de tiempo durante el cual se acciona el obturador para de ese modo obtener un registro fotográfico exitoso. Ningún procedimiento de capturación de imagen está absuelto de esta ley.

Esta ley, erróneamente llamada de ese modo debido a que, tiene sus excepciones. Es bien sabido que cualquiera de los dos elementos que conforman este estatuto debe estar en buenas condiciones para que funcione dicho mandamiento. Ya sea la iluminación de la escena o el intervalo de tiempo, si alguno de ellos está en exceso o en poca cantidad, el resultado de la imagen será la indeseada. Por ejemplo, si la luz es mucha en una escena y la fotografía se toma en muy poco tiempo, la imagen resultante tendrá una intensidad lumínica tan elevada que no será posible distinguir los contornos de los elementos fotografiados. Esto sucede muy seguido con las fotografías capturadas a plena luz del sol.

Una de las tantas bellezas de la fotografía es la captura de instantes que el ojo humano no está diseñado para reconocer. Momentos tan rápidos de los cuales no nos percatamos pero con la ayuda de la fotografía se vuelven tan reales como si los hubiéramos visto sin la ayuda de la cámara. Luis de Broglie dijo una vez que hacer un registro fotográfico es dividir el tiempo en fragmentos, tomar una de esas fracciones y plasmarla en una imagen física. Un ejemplo claro de esto es una imagen de expresiones faciales en movimiento. Cuando una persona habla o hace expresiones faciales cotidianas, no son percibidos varios gestos por la rapidez de su actividad. Tomar una fotografía en el momento preciso es la revelación de una mueca que a simple vista habría sido imposible de detectar.

Un aspecto real de la fotografía, uno que no muchos se toman el tiempo de analizar y digerir, es la creencia que algunos tienen de que al tomar una fotografía, se está capturando el alma o la esencia de lo fotografiado. El filósofo

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