La legislación protege a los animales a través de las leyes que prohíben la renuncia, los malos tratos, el agotamiento y la intervención la dolorosa cirugía innecesaria
Enviado por wola • 12 de Diciembre de 2014 • Informe • 417 Palabras (2 Páginas) • 193 Visitas
En los últimos años hemos sido testigos de una creciente
preocupación por nuestras responsabilidades
hacia los animales que empleamos como mascotas,
en los laboratorios, en las granjas o en los zoológicos.
¿Estamos dándoles lo que necesitan? De no ser así,
¿Estamos haciéndoles sufrir como resultado de ello?
¿Podemos evaluar sus requerimientos? ¿Deberíamos
ofrecerles mejores condiciones?. A estas preguntas
podríamos añadir otra ¿Es posible que sean formas de
maltrato indirecto del animal?.
Se trata de preguntas importantes, pero no de fácil
respuesta. Parecerá obvio que se debería mantener a
los animales en unas condiciones tan próximas como
sea posible a aquellas que imperan en su lugar de origen,
pero esto puede ser económicamente inviable. Lo
que es más, el mundo salvaje puede ser de lo más
desagradable, un lugar en el que multitud de animales
están condenados a morir de hambre o a ser devorados
por los depredadores.
No hay duda, en muchas ocasiones, de que las condiciones
de vida en cautividad se desarrollan en
muchas ocasiones en espacios excesivamente desguarnecidos
y reducidos, lo que puede conducir a conductas
anormales, como el picoteo de las plumas en las
gallinas y los mordiscos en el rabo entre los cerdos.
Se ha citado también como signo de malestar, los movimientos
estereotipados como el incansable andar de
acá para allá exhibido por algunos animales encerrados
en jaulas pequeñas en los zoológicos, aunque también
podrían ser modos que han encontrado los animales
para hacer frente a su situación.
Además de otorgar mayor espacio a los animales,
a menudo se han hecho esfuerzos para que su vida
sea mas variada e interesante. En la actualidad muchos
zoológicos disponen de entornos mejorados para ofrecer
a sus animales cosas con las que entretenerse. Una
de sus dificultades es que disponen de mucho «tiempo
libre»: mientras que en estado salvaje puede llevarles
horas procurarse comida suficiente, en un zooló-
gico o una granja ésta se les presenta en comederos y
es consumida en segundos (SLATER, 2000), dando a
entender que el animal de zoológico o de granja puede
evocar estereotipias.
Todavía existe cierta controversia sobre el asunto,
pero como señalan IBAÑEZ Y GONZÁLEZ DE CHAVARRI
(2003), existen unas causas genéricas del maltrato
animal (Cuadro 1) y que definen la responsabilidad
del ser humano en el sufrimiento animal.
KOTTER indica que la legislación protege a los animales
a través de las leyes, que prohíben su abandono,
su mal trato, el exceso de
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