La leyenda de ajedrez
Enviado por teresator • 24 de Septiembre de 2013 • 404 Palabras (2 Páginas) • 314 Visitas
Cuenta la leyenda que Lahur Sessa, un joven hindú modesto y humilde fue el inventor del juego del
ajedrez, y que al escuchar que el rey Ladava estaba triste, por la muerte de su hijo -cuya vida le había sido
arrebatada en una cruenta guerra-, le ofreció el juego como entretenimiento para olvidar sus penas. El Rey
al conocer el juego quedó tan maravillado que dijo al joven Sessa: - Quiero recompensarte dignamente por
este maravilloso regalo que tanto me ha servido para el alivio de mis amargas angustias, y para mostrarte
mi agradecimiento quiero recompensarte, con el mayor deseo que tengas-. Entonces el joven Sessa le
respondió: - ¡Poderoso señor!, no deseo más recompensa por el presente que os he traído, que el gusto
de haber proporcionado un pasatiempo a mi señor al fin de que con él alivie su infinita melancolía. Estoy
pues sobradamente recompensado, y cualquier otro premio sería excesivo-.
Sin embargo el Rey siguó insistiendo: – Me causa asombro tanto desdén por los bienes materiales, y
por ello te exijo que escojas una recompensa ¿quieres una bolsa llena de oro? ¿quieres un arca de joyas?
¿deseas un palacio? ¿administrar una provincia?...-. Ante la insistencia del Rey aceptó la recompensa,
pero no de oro, ni joyas, ni tierras, ni palacios. Deseo que mi recompensa sea en granos de trigo.
- ¡¿Granos de trigo?!-, exclamó el Rey ante tan insólita petición. -¿Cómo
quieres que te page con tan simple moneda?-. - Muy sencillo explicó
Sessa. Me daréis un grano de trigo para la primera casilla del tablero; dos
para la segunda; cuatro para la tercera; ocho para la cuarta; y así, sucesivamente
hasta la última casilla del tablero.
En fin, -dijo el Rey-, si ese es tu deseo, bien saben todos que he intentado
recompensarte con creces, y aunque crea que malgastas tu oportunidad de
enriquecerte, te di mi palabra y daré orden de que se efectue el pago
conforme a tus deseos.
Cuando el cálculo de los granos fue realizado, el Rey quedó asombrado y perplejo al comprobar que ni
con todos los graneros de la corte había suficiente trigo para pagar los dieciocho trillones, cuatrocientos
cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones,
quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo ( 18 446 744 073 709 551 615 granos ).
Naturalmente el Rey no pudo entregar semejante recompensa al joven Sessa, sin embargo, de haber
sido tan astuto como el joven Sessa, se hubiera podido librar de tan abultada deuda pidiendo que el mismo
contara su recompensa.
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