La literatura como elemento de derecho
Enviado por Cevaztian • 16 de Octubre de 2019 • Ensayo • 754 Palabras (4 Páginas) • 126 Visitas
¿Pueden los hombres objetar la existencia del pensamiento sin utilizarlo?
Los ejes cartesianos de la moral moderna sostienen esta pregunta y otras con el
afán de mostrar el poder del conocimiento. Pero es la escuela, quien justificándose
con ellos, fundamenta sus principios en pos de una educación del pensamiento.
Lo que no es otra cosa que la manipulación de ellos en favor de los intereses de la
sociedad –permítanme decir: un sector privilegiado de ella-, dejando casi
absolutamente de lado a las particularidades propias de cada ser humano.
Paradójicamente, la última porción de existencia de los humanos en la tierra
se vio afectada por contradicciones; siendo la más común –a mi modo de ver-
pero mejor velada, el reconocimiento de los derechos humanos y el desarrollo, a
su vez, de prácticas políticas sociales en desmedro de ellos. En los últimos siglos
se forjaron normas colectivas que dejaban en claro la postura del humano ante
sus derechos, mientras como corolario, se tejieron las atrocidades más grandes de
la historia de la humanidad.
Es por esto que la subjetividad sufriría el detrimento, en consecuencia, de
las prácticas políticas educativas en primer lugar y sociales en segundo. El peligro
que significa una persona libre o liberada desde su pensamiento, debió ser
atendido con suma rigurosidad para evitar el "contagio" en las masas. La escuela,
entre otras de sus funciones, vino a moderar este avance, sosteniendo como
escudo a la objetividad científica que abalaba su fundamento.
Como todo aparato forjador de ideas, la escuela –el más importante en este
campo- legitimó el poder y con ello, al lugar que ocupaban los poderosos,
contando en esto hasta los mismísimos gobiernos totalitarios. Como terreno
propicio para el desarrollo de un perfil nacional, las instituciones educativas
flanquearon la educación hacia la libertad, abriendo el camino a la educación de
formación reproductiva y estéril.
Ante esta realidad, y para romper con el modelo objetivista hegemónico, la
literatura presenta una infinita potencialidad en el campo de la aplicación de la
razón en favor del crecimiento cognitivo; por supuesto, con miras hacia la libertad
del pensamiento y, en consecuencia, del espíritu. Pero asumiendo el debido lugar,
la literatura debe servir también como espacio de advertencia, para que los usos
no se conviertan en abusos, puesto que hasta el propio uso de la razón debe ser
moderado y mesurado. La educación, para ser entendida como tal, debe ser
sostenida en estos principios; lo que la llevará hacia el crecimiento y evolución; y
como tal, no debe dar como resultado la aplicación de metodologías que vayan en
contra del crecimiento
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