La minka de Lucanamarca
Enviado por joseluisvallas • 20 de Agosto de 2014 • Trabajo • 1.346 Palabras (6 Páginas) • 249 Visitas
La minka de Lucanamarca
Domingo, 24 de mayo de 2009 | 6:42 pm
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Esta comunidad es un símbolo de lo atroz que fue la guerra. En 1983 SL asesinó a 69 pobladores. 26 años han transcurrido desde entonces. La vida cotidiana continúa signada por el olvido estatal y la pobreza extrema, pero también por una vocación solidaria que lleva a sus propios habitantes a cerrar filas para resolver sus problemas.
Texto y fotos: Miguel Gutiérrez Podestá
Los habitantes de Santiago de Lucanamarca aseguran que días antes del 3 de abril de 1983 ocurrieron hechos muy extraños. Según una versión muy difundida, varios hombres ymujeres soñaron exactamente lo mismo: helicópteros y carros rojos llegaron al pueblo, los cóndores sobrevolaban sus casas, las lechuzas se posaban en los techos de las iglesias para “llorar”, ratones y pulgas aparecían a cada paso, mariposas rojas revoloteaban en el aire, vientos salvajes destechaban las casas, pencas de tuna aparecían misteriosamente infectadas, las lagunas secas y los sembríos devastados sin una explicación lógica (*).
Hoy, 26 años después de la matanza de Lucanamarca, los lugareños creen a pie juntillas en esta historia. Y si algo los tiene resentidos no es precisamente el pasado. Los campesinos de Lucanamarca quieren apoyo del Estado para salir del aislamiento al que parecen condenados. Y como la ayuda no llega ellos apelan al trabajo comunal.
Labor comunitaria
Los lucanamarquinos construyen hoy su propia carretera. Ellos mismos, sin ayuda de grandes o modernas maquinarias, se detienen cada cierto tiempo en el camino para mover piedras y acomodar otras muy pesadas con sus propias manos y herramientas. Quieren mejorar la vía de Córdoba que conduce hasta Ica. Si prosiguen como hasta ahora un día van a llegar.
La denominación de esta actividad es “acción cívica comunal”, ancestralmente conocida como minka. Algo más de cuarenta lugareños se despiertan a las cuatro de la mañana. Los acordes de un huaino invaden el pueblo a esa hora porque ya nadie debe dormir. Media hora después el camión municipal luce repleto y se desplaza rumbo a la puna de Lucanamarca, más arriba de los 3,489 metros sobre el nivel del mar.
“Nos hemos comprometido con la construcción de la carretera. Aquí hay una participación activa de los comuneros y esperamos acciones futuras del Ministerio de Transportes y Comunicaciones para que se reconozca esta vía”, declara el profesor Juan Quispe Huamanculí, alcalde de Santiago de Lucanamarca, casi al final del día de trabajo.
En el transcurso del viaje a la puna el camión permite apreciar un hermoso e inmenso paisaje. No hay asientos en la tolva. Son cinco horas de marcha hasta el tramo en el cual les toca trabajar. De pronto se detienen e improvisan una asamblea para encontrar un punto que una a los dos grupos en los que se dividen. Las mujeres se quedan atrás con las dos ovejas que han de servir para preparar el almuerzo cuando la faena termine a las cuatro de la tarde.
“Para aliviarse de la extrema pobreza Lucanamarca necesita construir represas y canales en nuestras propiedades y estancias, necesitamos a los hombres y mujeres para la limpieza y mantenimiento de las carreteras”, sostiene Gutardo Quincho Tacas, un vecino que intenta despejar las piedras que bloquean la que será su carretera.
Las estancias comunales de Lucanamarca tienen extensiones impresionantes, como para tener la certeza de que, a pesar de la falta de agua, por su sosiego y tranquilidad, este lugar puede ser la zona más exclusiva del mundo para vivir. Entre sus caminos descubrimos Yawarqocha, que en español significa “laguna de sangre”. Al rodearla pareciera que los agricultores guardan cierto silencio. La historia los escucha.
“Nosotros hemos encaminado esta trocha en el tiempo, esta es una obra muy importante para nuestro pueblo, es como si defendiéramos nuestra propia agua”, dice Roselvo Huari Páucar, otro integrante de la minka y antiguo alcalde de Lucanamarca.
Amancio Raúl Casavilca es un anciano fuerte y delgado, uno de los más animosos del grupo. A caña y sombrero quitado habla
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