La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente
Enviado por Leticia Musto • 24 de Abril de 2018 • Apuntes • 2.300 Palabras (10 Páginas) • 255 Visitas
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“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.”
Françoise Sagan
Y entonces sucedió, Magnus yacía en el suelo tratando de desencadenarse del ultimo hilo de vida que con fuerza se aferraba a él. La gente a su alrededor alborotada se preguntaba como un chico tan joven había podido llegar a tomar una decisión tan trágica como la que él acababa de tomar. Los médicos corrían de aquí para allá tratando de inútilmente devolver a la vida a aquel joven.
Magnus Chease era un adolecente saludable física y mentalmente, amaba la lectura, le encantaba tocar la guitarra, y lo principal de todo, reír. O al menos era así hasta el día de la tragedia en el cual él comenzó a ser un fantasma.
Su metamorfosis comenzó una tarde mientras que él y su hermana menor con la cual tenía un fuerte vínculo se hallaban en el salón. Ninguno hablaba, se movía o hacia algo, solo estaban ahí sin hacer nada, pero a su vez disfrutando de la compañía del otro.
-Hazel ve a comprar jugo por favor. -Le pidió Magnus-
-Está bien, iré.
Dicho esto, la niña se disponía a irse, pero no sin antes decirle a su hermano lo mucho que lo amaba.
- Te quiero mucho, ¿sabes?
-Por supuesto que lo sé, pequeña princesa.
Ella amaba que le dijeran así. Con una sonrisa dibujada en su rostro se fue a cumplir con el encargo que su hermano le había encomendado.
Pasaba el tiempo y Hazel no volvía por lo que decidió salir a buscarla. Al salir de su casa y levantar la mirada hacia la calle se encontró con una escena que lo dejo paralizado, sin aliento. Su pequeña niña se encontraba tumbada a escasos metros de una camioneta, sin vida. Sus pequeños ojos color verde estaban cerrados, su cabello se encontraba revuelto sobre su cara, su pobre cuerpo con visibles fracturas se encontraba sobre un charco de un oscuro y espeso líquido color bordeaux. Al contemplar tal escena Magnus noto un cambio dentro de él, algo en si había muerto. Su tristeza era tal que ya no sentía nada, ni siquiera derramo una lágrima, solo se paralizó ahí sin saber qué hacer en absoluto. Un menor bajo los efectos del alcohol u otras sustancias acababa de arrebatarle la vida a una pequeña niña por una estúpida e irresponsable decisión.
Ese mismo día fue el velorio y al siguiente el entierro. No derramo una sola lagrima.
Su madre también destrozada por la pérdida de su hija, trataba de alentarlo.
-Todo sucede por una razón. Ella está en un mejor lugar ahora, y de seguro estará cuidándote y acompañándote siempre.
-No mientas, eso no existe. Ya no está y no volverá a estarlo nunca, no te crees falsas ilusiones.
La madre destrozada por las palabras de su hijo solo se limitó a asentir y dejarlo solo. Después de todo, lo entendía, acababa de perder quizás a la persona más importante para él.
Pasaban los días y Magnus no salía de su habitación, no comía casi y apenas intercambiaba palabras con su madre y amigo, se le veía demacrado, se había convertido en una persona sin sueños ni sentimientos. Su madre Margaret junto a el mejor amigo de Magnus, Jason, decidieron que él no estaba correctamente y que necesitaba ayuda psicológica.
-Magnus siéntate, tenemos que hablar.
- ¿Hablar? -Pregunto Magnus con desconfianza.
-Estas mal, estas prácticamente muerto en vida. -Explicó Jason mirando a los ojos a su amigo, o lo que quedaba de el- Necesitas ayuda, y rápido.
- ¿Me estas tratando de desequilibrado mental? -Exclamó con enojo.
-Lo estas. Solo mírate al espejo, ¿qué es lo que ves?
Magnus solo se limitó a asentir con ira pues su amigo tenía razón.
-Mañana por la mañana en la oficina de psicología.
Luego de decir esto Jason se marchó dejando atrás a un Magnus aturdido por lo que acababa de pasar.
Por la noche cuando Magnus estaba casi por quedarse dormido, comenzó a oír un tipo de susurros. Preocupado, comenzó a buscar por toda la habitación y alrededores para ver de dónde provenían dichos ruidos, luego de una larga e infructuosa búsqueda se detuvo un momento y escucho con atención de dónde venían dichas voces. La sorpresa se la llevo cuando descubrió que los susurros estaban en su cabeza. Cada vez se hacían más fuertes y claros, susurraban cosas tales como: “Todo es tu culpa”, “La has hecho morir”, “No mereces vivir, eres una escoria humana”, “ríndete”. Era un martirio todo eso, no podía conciliar el sueño y no sabía cómo detenerlas, la impotencia de no poder hacer nada se apodero de él. Toda la noche se la paso caminando en círculos en su habitación tratando de dialogar con las voces para que estas se callasen.
Al día siguiente con mucho esfuerzo Magnus fue al centro de psiquiatría por la mañana como la había prometido a Jason, sinceramente solo estaba ahí porque él se lo había pedido. Luego de unos minutos en la sala de espera paso al consultorio del psicólogo donde también se encontraba un psiquiatra.
-Buenos días Sr. Chease ¿Cómo se encuentra hoy? -Pregunto el señor Smith con mucha monotonía en su voz lo que le daban menos ganas de contestarle.
- No lo sé -Respondió con sumo desinterés.
-Veo que no te gusta hablar mucho, pero cuéntame ¿Qué haces aquí?
-Me han obligado a venir.
-Ya veo…
A continuación de esto el psicólogo anoto algunas coas en la computadora para luego proceder a hacerle algunas preguntas para diagnosticar que trastorno sufría Magnus.
- ¿Te sientes con la misma energía de siempre?
-No.
- ¿Ha disminuido tu apetito?
-Si.
Siguieron así por algunos minutos que para Magnus fueron años. Luego de terminar el formulario procedieron a hacer un control de salud físico. Una vez terminado el control, el Sr. Smith procedió a revelarle el diagnóstico del trastornó el cual sufría.
-Te lo diré claro y sin rodeos.
-Este bien
-Sufres de depresión con leves brotes psicóticos. Serás medicado por tu propia seguridad y bienestar con medicinas reguladoras del humor, antipsicóticos y vitaminas.
-Esto debe ser una broma muy mala- Dijo de mala gana y en tono burlón.
Luego de esto y otras explicaciones más a las cual no le presto mucha atención ya que estaba inmerso en su propio mundo tratando de que las voces de su cabeza se detuvieran de una vez. Se colocó los audífonos y se largó caminando a su casa mientras le mensajeaba a Jason.
...