“La novedad de los nuevos”
Enviado por Silvina Gomez • 24 de Septiembre de 2015 • Trabajo • 4.320 Palabras (18 Páginas) • 222 Visitas
Instituto de Formación Docente Continua San Luis
Secuencia Didáctica Nº 1
Materia: Psicología y Cultura de la Infancia
Profesoras:
- Patricia de Miguel
- Adriana Benegas
Integrantes del Grupo:
- Gómez, María Silvina
- Ochoa, Johana Maribel
Profesorado en Educación Primaria
-2015-
- La niñez en tiempos complejos
Acerca de la invención de la “infancia”
A lo largo de la historia de la humanidad no se tuvo noción de “infancia” como la hay en la actualidad. Algunos testimonios más antiguos nos han revelado que el niño no siempre disfruto del cuidado y protección como hoy en día, sino que han padecido distintos tratos como purificaciones hasta demonizaciones.
Revisando la historia, encontramos que en la Antigua Roma, que los padres podían aceptar o rechazar al hijo (patria potestad), es decir que la paternidad era una elección, donde se le tenía permitido aceptar, adoptar y/o rechazar a un hijo sin importar el vínculo sanguíneo; como así también no era visto de mal modo el infanticidio. Luego hacia los siglos II y III d.C. los vínculos carnales adquieren importancia gracias a la influencia del cristianismo, que origino las leyes romanas donde se consideraba que dar muerte a un hijo era considerado asesinato.
Si bien se fue adquiriendo cierta consideración sobre el niño en el mundo greco-romano, esto pareció detenerse en la edad Media.
En la edad media el arte solo representaba al niño como un adulto a menor escala (hombre en miniatura); hasta el siglo XVII se pensaba que en la sociedad no había espacio para la infancia, pero si se los consideraba como propiedad privada de los padres. Solo se consideraba que la infancia terminaba a los siete años, donde iniciaban un aprendizaje muy duro para formarse en una persona adulta.
En la Alta Edad Media existió una oposición generalizada a la falta de atención, explotación y abandono de los infantes y los intentos de control de tales prácticas que delimitaron la conciencia y sensibilidad de la sociedad en el despertar de una idea de infancia que con el correr de los siglos adquiriría importancia.
Recién hacia el siglo XVII comienza a aparecer un sentimiento de sensibilidad otorgándoles a estos seres frágiles un cierto reconocimiento. En el ámbito europeo el concepto de “infancia moderna” culmina en el siglo XVIII, en conjunto con el capitalismo, donde se afianzan las posibilidades del hombre y con la configuración de un nuevo espacio privado “la familia”, todo esto llevo a un reconocimiento de la infancia y preocupación por la educación.
Niñez, familia y escuela
En el siglo XVIII surge la voluntad de apartar a los niños de la sociedad de los adultos a través de la escuela como un lugar donde se les enseñaba un oficio a fin de ubicarlos en un lugar distinto en la sociedad, en esta época aparecen ciertos materiales tanto a nivel educativo, sanitario, espacios específicos, objetos, juguetes, vestimenta propia de la infancia.
Rousseau junto con otros pensadores de la Ilustración en el siglo XVII hicieron aportes en el plano pedagógico que recién hacia el siglo XIX tomaron mayor importancia a nivel social.
El concepto de “familia nuclear” donde se concentra en los padres “el poder y la vigilancia” de los hijos, y que es consideraba un modelo de sus formas, criterios, intervenciones y decisiones de acuerdo con unas razones y un saber médico.
La noción de “infancia” se observa entonces que emerge estrechamente ligada a la idea moderna de “familia” y “escuela”. De ahí que hasta nuestros días se equiparen los términos niño-hijo-alumno/escolar.
Ciencias e Infancias modernas
Con la paulatina aparición (edad media) del “sentimiento de infancia”, surgen también los estudios de la “mente infantil”.
La educación y la crianza, pasan entonces de la esfera privada a la pública. Es en estos momentos comienza a aparecer en la ciencia un creciente interés por los niños.
La historia de la construcción de la representación social de la “niñez” es compleja, ya que al mismo tiempo en conjunto con la psicología y la pedagogía determinaron estándares educativos que comenzaron a funcionar como parámetros para redefinir diferencias y diversidades en la infancia.
Terzagui advierte que es en el ámbito escolar donde los niños no se adecuaban a los estándares planteados, donde comenzaron a referirse para el estudio de la medicina; es por eso que comenzaron a reordenar estas diferencias según el eje de “lo normal/ anormal”.
Acerca del “niño normal”
Desde la pedagogía y la institución sanitaria tuvieron un rol importante en la naturalización y difusión de este ordenamiento en relación a la noción de normalidad.
El término “normal” se instituyo en la sociedad, cuya reforma coincidió con la Revolución Francesa; este término en el siglo XIX designo el prototipo escolar y el estado de salud orgánica.
Terzaghi considera oportuno el avance en el campo de la biología en general y de las neurociencias, mostrando la complejidad y variabilidad de los procesos de construcción madurativa, sobre todo a nivel del sistema nervios durante los primeros años de vida. Esto hacia el siglo XX implico cambios en la concepción de maduración, estructura y funcionamiento del sistema nervioso en su intercambio con el entorno, generando el replanteo de los modelos de pensamiento de la biología en su conjunto; actualmente la maduración implica complejidades difíciles de comprender con el modelo de mecánica, este proceso no es lineal sobre un vector cronológico.
Terzaghi especifica la importancia que adquirieron, las experiencias de los primeros años de la vida, plantean puntos de encuentro con cuestiones anticipadas por el psicoanálisis en relación a la constitución subjetiva.
Es por eso que es necesario tener presente el concepto de “Series Complementarias”, desarrollado por Freud, como así también los desarrollos en particular de Winnicott, quien puso el acento en el papel etiológico del medio y sus diversas disfunciones, acentuando su intervenir en el cuerpo del bebé o del niño pequeño, hipótesis para la que mucho le sirvió su doble práctica como pediatra y psicoanalista y para la que no se dejó dominar por la estéril confrontación entre “lo genético y lo ambiental”.
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