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La toga de un fiscal y de un defensor


Enviado por   •  7 de Julio de 2014  •  Informe  •  403 Palabras (2 Páginas)  •  266 Visitas

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Primer capitulo

Lo primero que impresiona a quien se asoma a un aula en la que se debate un proceso Penal, es que ciertos hombres, que allí actúan, visten un uniforme, una "divisa".

Con la diferencia de que los magistrados y los abogados la llevan solamente de servicio, y hasta en ciertos actos del servicio particularmente solemnes;

Divisa viene, manifiestamente, de dividir si al verbo dividir se sustituye otro, muy afín, discernir o distinguir. La "divisa" es el signo de la autoridad

La "divisa" se llama también uniforme. Desune y une; separa a los magistrados y a los abogados de los profanos para unirlos entre sí. Unión que, observemos bien, tiene un grandísimo valor.

. La toga del acusador y del defensor significa, pues, que lo que hacen es hecho en servicio de la autoridad; en apariencia están divididos, pero en la realidad están unidos en el esfuerzo que cada uno realiza para alcanzar la justicia. En conjunto, estos hombres en toga dan al proceso, y especialmente al proceso penal, un aspecto solemne. Si la solemnidad resulta oscurecida, como desgraciadamente ocurre no pocas veces, por negligencia de los abogados y de los propios magistrados, que no respetan como deberían la disciplina, ello redunda en menoscabo de la civilidad.

Segundo teII

EL PRESO

Las esposas, también las esposas son un emblema del derecho; quizá, pensándolo bien, el más auténtico de sus emblemas, todavía más expresivo que la balanza y la espada. Es Necesario que el derecho nos sujete las manos. Y precisamente las esposas sirven para descubrir el valor del hombre, que es, según un gran filósofo italiano, la razón y la función del derecho

Basta tratar al delincuente en lugar de como una bestia, como un hombre para apreciar en él la incierta llama del pabilo humeante, que la pena en vez de apagar debe reavivar.

. La jaula, o las esposas, decíamos, son una enseña del derecho y por eso revelan la naturaleza y la desventura del hombre. El hombre encadenado o el hombre encerrado en una jaula es la verdad del hombre; el derecho no hace más que revelarla. Cada uno de nosotros está encerrado en una jaula que no se ve. Nosotros no nos asemejamos a los animales porque estemos en la jaula, sino que estamos en una jaula porque nos asemejamos a los animales. Ser hombre no quiere decir no ser, sino poder no ser animal. Esta potencia es la potencia de amar.

III

EL ABOGADO

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