La vida de Cervantes
Enviado por eadelgado3 • 4 de Diciembre de 2014 • 877 Palabras (4 Páginas) • 197 Visitas
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1605-2005. Cuatrocientos años y más vigencia que nunca. Porque es un
clásico. Una obra maestra que ha vencido al tiempo incorporándose al bagaje
inmortal de la humanidad (¡Qué viejo el periódico de ayer, que actual este libro
escrito en 1605!). Es la diferencia entre lo que tiene sólo interés inmediato, instantáneo
y caduco, y lo que permanece en el tiempo.
Sin embargo, hay que entender el Quijote en su época, la decadencia española
del siglo XVII, en pleno apogeo del irrealismo que corresponde a los planteamientos
cada vez más atrasados de la sociedad y de la economía españolas,
inadaptadas a un tiempo que cambiaba y en el que, como escribió Pierre Vilar,
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“por posición y coyuntura (no por religión o temperamento), la sociedad española
del 1600, antítesis de la sociedad puritana, vuelve la espalda al ahorro y a
la inversión”. Seguramente una de las razones de la universalidad del Quijote
se deba a que es un auténtico libro español de 1605, que cobra todo su sentido
en el corazón de nuestra historia. Por eso, “en él se puede gozar del denso
brebaje de historia concreta que destila toda obra maestra”.
La vida de Cervantes coincidió con los reinados de Carlos I, Felipe II y su
hijo Felipe III. Del apogeo imperial cuando Gracián decía que “la corona del rey
de España es la órbita del sol”, hasta los síntomas, cada vez más evidentes, de
una profunda decadencia. El declive que observara Quevedo desde la soledad
de la Torre de Juan Abad, en pleno campo de Montiel que recorrió Don
Quijote: “miré los muros de la patria mía, / si un tiempo fuertes, ya desmoronados…”
Mucho se ha escrito sobre la influencia en la economía española de la llegada
del oro y la plata de las Indias. Pero no hubo que esperar a los estudios
de Hamilton. Había contemporáneos clarividentes; otra vez Quevedo recordando
que poderoso caballero es don Dinero: “Nace en las Indias honrado, /donde
el mundo le acompaña; / viene a morir en España, / y es en Génova enterrado.”
En 1600, contemporáneo pues de Cervantes, González de Cellórigo, hacía
el diagnóstico de la influencia en la economía de tanta abundancia de metales
preciosos que había conducido a una situación irreal, ficticia: “y el no aver
tomado suelo procede de que la riqueza ha andado y anda en el ayre, en papeles
y contractos, censos y letras de cambio, en la moneda, en la plata y en el
oro; y no en bienes que fructifican y atrahen a sí como más dignos las riquezas
de afuera, sustentando las de dentro”. …” Y sintetiza formando una paradoja
que haría las delicias de los conceptistas: “el no haber dinero, oro ni plata, en
España, es por averlo, y el no ser rica es por serlo”.
Por cierto, que un lugar de la Mancha, cuyo nombre es Almagro, tiene
mucho que ver con los préstamos del rey, “los
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