Las Aves En El Cielo
Enviado por pilas.jo • 22 de Julio de 2013 • 1.654 Palabras (7 Páginas) • 278 Visitas
Paralelamente, estudia diferentes aspectos de la ciencia, y lenguas clásicas y modernas. En 1753, traduce las Cuestiones sobre el comercio del inglés Josias Tucker, y redacta sus Cartas sobre la tolerancia, y un panfleto, El conciliador, defendiendo la tolerancia religiosa. Entre 1755 y 1756, compone diversos artículos para la Enciclopedia, y entre 1757 y 1760, un artículo sobre los Valores de las monedas, probablemente para el Diccionario del comercio del abad Morellet. En 1759, aparece su Elogio de Gournay.francesa del periodo del Directorio que apoyaron el cambio de régimen nombraron tres cónsules para gobernar Francia. Napoleón fue elegido primer cónsul, en tanto que Emmanuel Joseph Sieyès y Pierre Roger Ducos, los otros dos cónsules, prestaban sus servicios como consejeros. Ambos fueron pronto reemplazados por Jean Jacques Régis de Cambacérès y Charles-François Lebrun. Este acercamiento a un tipo de gobierno monárquico se confirmó a través de la nueva Constitución, aprobada mediante un referéndum el 24 de diciembre de 1799. En ella se disponía la creación de un Senado compuesto por sesenta miembros designados con carácter vitalicio, una asamblea de tribunos con cien miembros, una cámara legislativa de trescientos diputados y tres cónsules propuestos por los órganos del senado para un periodo de diez años, susceptibles de ser reelegidos. No obstante, las atribuciones de estas instituciones eran muy limitadas, mientras el primer cónsul disfrutaba de un poder casi absoluto, verdaderamente dictatorial.
Napoleón, como primer cónsul, fijó su residencia en el palacio de las Tullerías, situado en París, que había sido tradicionalmente la residencia de la familia real francesa. Se le volvió a elegir para un nuevo mandato de diez años en mayo de 1802, y en agosto de este mismo año se le nombró primer cónsul con carácter vitalicio en virtud de una enmienda introducida en la Constitución. El Consulado se disolvió el 18 de mayo de 1804, cuando Napoleón fue proclamado emperador por el Senado tras los brillantes éxitos obtenidos por medio de su belicosa política exterior durante las primeras Guerras Napoleónicas.
EL IMPERIO.
Napoleón había recibido del Papa la Corona de Carlomagno. ¿Soñaba acaso con reconstruir su antiguo imperio? Muchos lo creían así. Se complacía, curiosamente en residir en Aquisgrán; corrió a milán en busca de la corona lombarda. Quería tener una corte; atajó y mimó a la antigua aristocracia; creó duques y príncipes; hizo reyes a sus hermanos. Más era demasiado inteligente para no juzgar este espectáculo con ironía: “¡Ah, José—decía el día de la Consagración--, si nuestro padre nos viera!” mas todavía quedaba algo de subteniente corso, jacobino y cínico en Napoleón. A partir de 1805 las cosas le arrastran. Él hubiese querido la paz, al menos por algún tiempo, el preciso para reorganizar Francia y dotarla de una Gran Marina. Más Inglaterra había jurado perderle. La creación del Imperio francés asustaba a los soberanos de Europa. En 1804 se formó la tercera coalición: Inglaterra, Austria, Rusia, Suecia, Nápoles, se reunían con el objetivo de volver Francia a sus antiguas fronteras. De todos modos se guardaron en declararlo abiertamente. Europa había aprendido a conocer las reacciones de los franceses, siempre que está en juego el honor nacional. Prudentemente se limitaban a hablar de las inquietantes ambiciones del Emperador y de la necesidad de poner un término a sus conquistas. A los ojos de Napoleón la situación era bastante clara. Necesitaba vencer a Inglaterra o ser aplastado por ella. El emperador creía que si la Marina le concedía, por tres días o por tan sólo uno, el dominio del canal de La Mancha y si podía hacer que lo cruzaran 200000 hombres, no tardaría en revistar sus tropas en el parque de Saint-James. Imaginaba que “la canalla” de Londres acogería a los franceses como a liberadores. Pero Napoleón se equivocó en este punto, ya que las tropas inglesas combatieron admirablemente, además de que el aprovisionamiento de municiones de las milicias francesas era escaso. Todas las flotas francesas estaban espiadas, bloqueadas por las flotas británicas. El emperador ordenó a Villenueve, que mandaba una flota franco-española, fuese a las Antillas, fingiera presentar batalla, atraer allí a los ingleses y volver a toda vela al canal de La Mancha, para asumir las pocas horas de mando necesarias y suficientes. Mas en 1805 Napoleón supo que Villanueva no se había dirigido hacia Boulogne sino que se había refugiado en el puerto gaditano. Bruscamente actuó Napoleón y dictó órdenes para una campaña continental. Jamás fue Napoleón tan admirado y adorado por sus soldados como durante esta breve y deslumbrante campaña. En Ulm, Napoleón recibió una terrible noticia. Villanueva que no combatió cuando era necesario, había salido de Cádiz cuando no debía y la flota franco-española fue aniquilada en Trafalgar, por Nelson. Inglaterra quedaba así como dueña de los mares, Napoleón no podía vencerla sino cerrándole el continente. Por ello Viena no le bastaba. Quedaban un peligro ruso y otro prusiano.
Con gran escándalo de los generales, a Rusia no le pide nada, ya que codiciaba la amistad con el
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