Las enfermedades tropicales

Un método complejo para problemas complejos

“Las enfermedades tropicales están muy relacionadas con la pobreza. Por eso se necesita que nuestras investigaciones estén coordinadas con políticas y programas públicos, que lastimosamente, son muy pocos y muy locales”, afirmó Sara Robledo.

El ejemplo de este desafío es la misma leishmaniasis, una enfermedad de múltiples manifestaciones que puede desde desfigurar a una persona hasta causarle deficiencias cardiacas e incluso la muerte.

Es causada por un parásito, un protozoo de la familia leishmania, transmitido a los humanos por ciertos insectos, los flebótomos. La reproducción y la incidencia tanto del parásito como de los insectos tienen que ver con factores como el saneamiento, la migración, la nutrición y el hacinamiento, por lo que hay un elemento sociológico y económico esencial en la investigación.

Lo mismo aplica a las otras enfermedades estudiadas. “Al llegar con el conocimiento científico a las comunidades, uno no puede pasar por encima de sus conocimiento propios y tradiciones. Es allí donde tenemos antropólogos y sociólogos, que hacen ese puente tras estudiar las características de cada comunidad”, indicó la profesora Sara Robledo.

Con prestigio y trabajo, el grupo ha establecido alianzas con muchas entidades del mundo. “Nuestro referente no es ni la región ni el país, sino el mundo entero”, afirmó el profesor Vélez Bernal. “Más de la mitad de nuestros recursos del grupo vienen del exterior, y los desarrollos terapéuticos que generamos ayudan en 94 países del mundo”.

El trabajo en red es cada vez más eficiente. Muestra de ello es la participación en el proyecto Drug search for leishmaniasis, en el que particulares de todo el mundo donan tiempo ociosos de sus computadores para analizar datos de las investigaciones.

Los esfuerzos tienen su recompensa cuando se logran resultados terapéuticos que mejoran la vida de muchas personas. “Clave en este proceso es la colaboración con farmacéuticas nacionales y otras instituciones, con las que configuramos el Cidepro, centro de excelencia con el que desarrollamos, en tiempo record, medicamentos como la crema para la leishmaniasis cutánea”, contó la profesora Sara Robledo.

Con este currículo, rigor y entusiasmo, no extraña a nadie que la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, ACAC, haya otorgado al grupo el premio Nacional al Mérito Científico 2013, en la categoría Grupo de investigación de excelencia, por “su contribución durante los últimos 10 años al desarrollo de la ciencia en Colombia”.

“El premio es una gran noticia. No solo estimula al grupo, sino que permite hacer más visible nuestro trabajo y su importancia. Hay muchas barreras puestas desde organismos públicos, causadas por la envidia y la burocracia. Al divulgar

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