Las principales disposiciones de Ética
Enviado por darbecoro • 31 de Enero de 2014 • Ensayo • 2.729 Palabras (11 Páginas) • 231 Visitas
Presentación
Hace ya más de veinte años que se publicó Ética para
Amador, un libro sin otra pretensión que ayudar a
jóvenes y adolescentes a reflexionar sobre la
perspectiva moral que debe acompañar a la libertad
humana. Pensados para esa franja de edad ya existían
muchos libros de ficción, junto a música, películas,
videojuegos… pero no propiamente libros de ensayo.
Los que yo conocía de ese género eran más bien obras
de estudio —de esas que exigen la tutoría de adultos o
profesores— en el mejor de los casos, y en el peor,
libros catequísticos o de autoayuda. Mi intención fue
escribir un ensayo filosófico, sencillo y accesible pero
que plantease preguntas en lugar de apresurarse a dar
respuestas; y sobre todo, que pudiese ser leído por los
propios interesados sin necesidad de guía por parte de
los mayores, tal como ellos leen un cuento de Stephen
King o El señor de los anillos.
Ética para Amador y después su complementaria
Polí t ic a para Amador obtuvieron una aceptación
internacional muy generosa de la que confieso que fui el
primer sorprendido. Por lo visto, se revelaron útiles y
gratas para sus destinatarios, así como sirvieron para
facilitar el diálogo pedagógico en las familias y en las
escuelas. Y aún deben conservar parte de estas
virtudes dos décadas después, pese a tantos cambios
sociales y tecnológicos ocurridos desde entonces, si la
asiduidad de reediciones no engaña.
Uno de los motivos de esta permanencia es que
esos ensayos tratan sobre todo de la teoría básica de
ética y política, sin entrar en las variables circunstancias
casuísticas. A este respecto siguen siendo válidos sus
planteamientos y yo no sabría mejorarlos. Pero me ha
parecido interesante dialogar ahora con alumnos y
profesores de bachillerato sobre temas morales
concretos de interés actual, de urgencia práctica, para
ver cómo podemos aplicar los razonamientos y
principios de que tratan aquellas obras. ¿Cuáles son las
cuestiones éticas o políticas que más preocupan a los
jóvenes y adolescentes de hoy? ¿Cómo razonan ellos
las alternativas morales? ¿Qué nuevos retos plantean
Internet y las redes sociales?...
El presente libro no es una obra directamente
escrita por mí, sino la transcripción cuidadosa y
selectiva de coloquios que he mantenido en dos centros
de enseñanza de nuestro país. Conserva a todos los
efectos la espontaneidad e inmediatez del género oral y
quizá también sus ocasionales imprecisiones. Por
supuesto, no pretende sustituir ni revocar a Ética para
Amador y Política para Amador, sino constatar el efecto
de su propuesta de reflexión sobre valores y libertad en
la generación actual y vislumbrar los nuevos debates
éticos que apuntan hoy entre quienes tienen la edad del
«Amador» de hace veinte años. Así sirve como
complemento y prolongación de aquellos libros, espero
que reforzando tanto su interés como su utilidad entre
quienes ahora deben educar o ser educados. Sólo me
queda agradecer su colaboración a los alumnos de los
institutos San Isidro y Montserrat de Madrid y Virgen
del Pilar de Zaragoza por sus preguntas y objeciones,
así como a Gonzalo Torné por su trabajo de fijar en un
texto la vivacidad a veces atropellada de las palabras.
FERNANDO SAVATER
Veinte años de Ética para Amador
Ética para Amador nunca tuvo otro propósito que
ayudar a los profesores que daban clases de ética en
los institutos, una asignatura nueva que se introdujo al
acabar la dictadura, cuando la democracia daba sus
primeros pasos, como única alternativa posible a la
asignatura de religión. Ya de entrada no parecía una
alternativa demasiado sensata porque la ética no
excluye la religión: los temas que trata la ética deberían
interesar tanto a las personas religiosas como a las que
no lo son.
Tampoco existían temarios ni manuales, de
manera que muchos profesores de instituto estaban
desesperados porque no sabían cómo enfocar la
asignatura. Cogían el periódico y discutían las noticias,
ponían sobre la mesa temas como el aborto, la energía
nuclear, las elecciones… Después se debatía, cada
alumno decía lo que le parecía, y no se avanzaba
apenas, tenía bien poca gracia.
Por esas fechas una amiga mía que era profesora
en un instituto de Barcelona me pidió si podía escribir
un libro para inspirar las discusiones. Como yo tenía un
hijo de quince años, que ahora va a cumplir los treinta y
cinco, pensé en tomarlo como modelo de la clase de
chico al que quería dirigirme. Mi idea fue poner por
escrito no tanto lo que se debía pensar sobre los
distintos problemas éticos, sino más bien, exponer los
motivos por los que es tan valioso dedicar un tiempo a
pensar en ellos. No es un libro que ofrezca soluciones,
su propósito es explicar por qué es mejor protagonizar
una vida deliberada y razonada que actuar de manera
automática.
Su función era meramente instrumental, estaba
pensado para cubrir una necesidad educativa; lo
curioso es que no existía un ensayo pensado para
jóvenes. Los adolescentes pueden escuchar música,
leer novelas, ver películas, filmadas y compuestas
pensando en sus intereses, pero no podían leer un
ensayo sin sentir a cada página el aliento de un adulto,
posado sobre su hombro como un cuervo, con el
propósito de indicarles lo que tenían que pensar en
cada momento. No existía un libro que pudieran abrir y
avanzar tranquilamente por los razonamientos, como si
fuese una novela de Stephen King. Además de ser útil a
los profesores y a los alumnos durante la clase de ética,
el libro pretendía ser también una ayuda para los
padres. Porque a menudo los padres queremos hablar
con nuestros hijos pero es difícil enfocar el tema, no vas
a decirle: «Siéntate ahí que vamos a hablar de moral».
En cambio, un libro puede establecer un punto de
partida, y un acercamiento.
Han pasado dos décadas, y, evidentemente, tener
quince años hoy no se parece demasiado a los
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