Levantamiento 1932
Enviado por PriscilaTeka • 25 de Noviembre de 2012 • 938 Palabras (4 Páginas) • 455 Visitas
IV. Bajo la tachadura del martinato
Tachar las fuentes primarias indeseables —borrar la historia intelectual— define un proyecto virtual de la historia social. Al presente la historia se niega toda reflexión sobre las condiciones políticas que hacen posible una conciencia histórica de los hechos de enero de 1932. Falta fechar el auge efectivo de esa conciencia tardía. A propósito se ignora en qué momento 1932 se vuelve “el 32” como sinónimo de una revuelta y matanza. La conciencia actual posee una historia inexplorada.
Se escribe la historia como si la narrativa actual fuese a-histórica y datara de 1932. La laguna temporal entre la experiencia y la transcripción no afectaría el relato de lo vivido. Adrede se callan los eventos que enturbian la memoria, los cuales suceden durante ese lapso de sopor. Los sucesos bajo tachadura la perturban porque recubren la memoria histórica de una pátina de cultura popular que el presente reclama suyo. Su brillo fulgurante deslumbra casi todo proyecto de la izquierda.
El fascismo se vuelve el modelo ideal del marxismo. Al menos eso ocurre a menudo en El Salvador. Basta tachar el nombre de su mecenas —general Maximiliano Hernández Martínez— para que su proyecto artístico de nación se adecúe a las exigencias políticas de los socialistas, de los marxistas, es decir, de las más variadas posiciones del centro hacia la izquierda.
Baste un último ejemplo para concluir que las denuncias testimoniales del 32 no suceden en 1932. El prototipo del antropólogo científico de izquierda marxista, Alejandro Dagoberto Marroquín, desde la lejanía temporal y geográfica, acusa al general Martínez de la matanza y de trece años de dictadura. Esta evaluación crítica de un régimen la realiza de manera objetiva, según los dictados de la sociología, en un ensayo clásico escrito en 1968, es decir, treinta y seis años después de la matanza: Estudio sobre la crisis de los años treinta en El Salvador (1979 y varias ediciones posteriores).
Sin embargo, la exigencia de rigor científico olvida a propósito. Olvida cómo el joven Marroquín se foguea dentro de las filas del gobierno del general Martínez antes de su conversión marxista que dataría de 1937 en su tesis “Hacia un nuevo Derecho Social. Ensayo de aplicación del Materialismo Dialéctico a la Filosofía Jurídica. Propuesta de tesis de doctoramiento público (noviembre de 1937)”.
Previo al bautizo agustiniano —su viaje al cono sur en 1932— Marroquín anticipa el silencio del siglo XXI. “El bachiller Alejandro Dagoberto Marroquín” ocupa el puesto de la “secretaría de Gobernación” en el conflictivo “departamento de La Libertad” por orden del “Poder Ejecutivo”, según lo firma “Castaneda C.”, “rubricado por el señor presidente” (Diario Oficial, 25 de febrero de 1932).
No se revela el silencio en afrenta a un legado. Se manifiesta el secreto de la historia para redondear el argumento esencial “Del
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