Ley 1098 De 2006 Y Tratados Internacionales

¡PREVENIR O PENALIZAR, ESA ES LA CUESTIÓN!

- Mariela Romero Carmona -

De la importancia de la educación en las épocas tempranas de crecimiento de un ser humano, depende el resto de su vida. He aquí que Pitágoras muy elocuentemente refería “Educad al niño, para no castigar al hombre”

Así las cosas tenemos como en la actualidad, por la prisa de la modernidad, los niños de un matrimonio se van criando con terceras personas o solos, puesto que los dos adultos deben trabajar para poder cubrir una calidad de vida aceptable y de otra parte encontramos cada vez más común escenas de madres solteras en evidente carencia de una estructura funcional para la educación y crianza de los pequeños, cuyas personalidades no son producto de casualidad, sino de causalidad, puesto que poco a poco van deteriorando su imagen de familia, de valores y de ética que son las bases que deben converger para lograr una sociedad moralmente plausible, con las condiciones óptimas de éxito en un pleno desarrollo para los seres humanos.

Desde cortas edades los niños y niñas, se ven obligados a desobligarse, pues el día a día no da tiempo a los padres para que formen valores y hábitos que lejos están del estilo de vida que ellos han tenido y se repite una historia tras otra en una cadena de irresponsabilidades, por hijos no planeados, por adolescentes que han pospuesto de manera indefinida el alcance de sus metas por procrear, mientras se siguen llenando nuestras calles de niños desamparados que encuentran en pandillas, sustancias alucinógenas entre otras adicciones la solución a su soledad, irrespetando las autoridades de cualquier tipo y sintiéndose las víctimas que en realidad son, sin límites que pueda detenerlos y llenar esos vacíos morales que el trasegar de las generaciones ha ido reflejando en cada época de una forma diferente pero con el mismo fin: la delincuencia.

Ahora bien, nuestra normatividad ha ido moldeándose a los parámetros internacionalmente adoptados, sin embargo y debido a la falta de política criminal en Colombia, toda vez que ésta solamente funciona a través de medidas temporales que surgen por problemas sociales de alto impacto, como las personas que ingieren bebidas alcohólicas y conducen sus vehículos en estado de embriaguez, como las personas que son víctimas de ataques en su integridad personal con ácido, como el hacinamiento en los establecimientos penitenciarios y carcelarios del país, entre otros muchos que históricamente han ido dejando a su paso leyes que regulan éstos conflictos; y no como debe ser sino solo para el fin del momento, bien sea reducir los niveles de accidentes de tránsito, tipificar un delito que no existía para penalizarlo u otorgar mecanismos sustitutivos de la privación de la libertad a diestra y siniestra para descongestionar las cárceles; pero más allá de eso no encontramos un enfoque a mejorar las calidades de vida de las personas del común, que puedan caminar por las calles sin temor a ser robados, heridos, secuestrados, que sean blanco fácil de extorsionistas entre otros muchos eventos que perturban la tranquilidad y rompen ese contrato social planteado por Rosseau, el cual tenemos los ciudadanos con el Estado.

En una colectividad tan perturbada y disminuida en ética como la que hemos deconstruído, se ha impuesto una moda que si incomoda y es la de instrumentalizar a los menores de edad con fines forajidos, en subestimar su capacidad de rápido aprendizaje, sus habilidades y destrezas con el falso ideal que no entienden lo que hacen ahora solo en ulterior”…una sociedad que enfatiza el niño como un futuro es una sociedad que no quiere que los niños cuestionen el mundo adulto de hoy, que se lo dejen como ellos piensan” y esa forma

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