Leyenda De Mitos Del Paraguay
Enviado por sofiaalfonso • 29 de Noviembre de 2012 • 967 Palabras (4 Páginas) • 650 Visitas
Leyenda Paraguaya
Karãu
Según la leyenda , Karãu fue un joven que,en una noche en que su madre estaba muy enferma, éste salió a buscar remedios para ella. Pero en el camino encontró una fiesta y allí se quedó a bailar con la señorita más hermosa de la noche, prometiéndose que sólo se quedaría un momento.
A la medianoche, cuando la diversión empezaba a aumentar, se le acercó un amigo que muy serio le empezó a hablar. Le dijo que deje de bailar, que traía la noticia de que su madre había muerto. El joven, como si no le importara lo que había escuchado, pidió que siguiera sonando la música, pues seguiría bailando, y dijo a su amigo que el que murió ya murió y sigue vivo (? que habría tiempo para llorar.
Ya por la madrugada, el joven preguntó a su dama dónde quedaba su casa, a lo que la mujer le respondió que su casa quedaba mal lado de su baño, pero que podría ir a visitarla los días en que extrañe a su madre. Luego de escuchar estas palabras, el joven se dio cuenta de lo que había hecho y se arrepintió. Salió del lugar llorando amargamente, repitiendo que su madre ya se murió.
Dijo que desde ahora vagaría sin rumbo por los esteros y en esos lugares se vestiría por siempre de luto. Por haber sido un mal hijo, Tupã lo castigo y lo combirtio en un pajaro negro que hoy en día llora todos los dias
La Ñanduti Cuenta la leyendarena, muy bella y amable llamada Samimbí. Dos hombres, bravos guerreros [guaraníes], luchaban por su amor. Uno de los jóvenes se llamaba Yasyñemoñare (hijo de la luna) y el otro Ñanduguazú (araña grande).
Una noche en que Yasyñemoñare suplicaba a Tupã (Dios) que lo ayude a conquistar el amor de Samimbí, vio en lo alto de un enorme árbol una especie de encaje de color plateado, era perfecto y la luz de la luna lo hacía aún más bello. Esto deslumbró a Yasyñemoñare y entonces trepó al árbol para bajarlo y regalárselo a su amada.
En ese momento también pasó por allí Ñanduguazú, que al ver aquel tejido tan hermoso, se puso furioso por los celos al saber que su enemigo lo conseguiría antes que él. Sin pensarlo dos veces, le disparó una flecha. Yasyñemoñare cayó muriendo en el acto. Entonces, rápidamente Ñanduguazú trepó al árbol, pero cuando quiso tomarlo, sólo quedó en sus dedos el tejido que se desgarró al instante, comprobando que se trataba de una tela de araña.
El remordimiento persiguió por varios meses a Ñanduguazú, hasta que un día su madre logró sacarle el terrible secreto. La mujer pidió entonces a su hijo que la llevase hasta aquel árbol. Así lo hizo Ñanduguazú, y cuando ambos llegaron hasta el lugar, vieron con sorpresa que en ese mismo sitio se encontraba un tejido idéntico al anterior.
La mujer, queriendo consolar a su hijo, que desde la muerte de Yasyñemoñare vagaba sin rumbo por la selva, decidió regalarle un tejido igual al de aquel árbol. Para
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