Leyenda del Ajusco
Enviado por Nath Chávez • 28 de Mayo de 2017 • Apuntes • 362 Palabras (2 Páginas) • 1.038 Visitas
El paraíso.
Hace mucho en el pueblo del Ajusco, vivía un hombre, que trabajaba repartiendo agua en todo el pueblo. Tal vez parecía un hombre común y corriente, pero en realidad, guardaba un secreto, que hasta el momento no ha rebelado.
José era su nombre, era el aguador del pueblo, y como toda su vida había vivido en el Ajusco, toda la gente lo quería. Él tenía muchos animales, como vacas, cerdos, caballos, pollos y conejos.
Un día José decidió llevar a apastar a sus borregos en su caballo al cerro del Ajusco, todo marchaba muy bien, cuando de repente comenzó a tener lagunas mentales de su infancia. Recordó como antes no sabía hablar y todos le decían salvaje, por cazar animales salvajes y de cómo su madre le rezaba a santo tomas para que él pudiera hablar, y también de como un día saco a pedradas a unos hombres que pretendían talar árboles del cerro.
Entonces, a lo lejos comenzó a ver una luz muy brillante; decidió seguir esta luz. Cuando comenzaba a acercarse observo a un hombre muy extraño, era muy blanco, tenía una barba muy larga y blanca, vestía una túnica blanca y nos huaraches.
Aquel hombre se le acercó y le dijo:
- No tengas miedo José, acércate, te tengo que decir algo.
José se acercó temeroso.
Aquel hombre le dijo:
- Sabes hijo, aún recuerdo aquel día en el que protegiste este bello cerro de hombres malos y he visto que eres un hombre de bien, como recompensa te daré una llave que lleva a un lugar, un lugar precioso, pero eso si debes de jurarme que a nadie le vas a rebelar el camino a este lugar.
José lo juro, y siguió al misterioso hombre al centro del cerro.
Llegaron al lugar, y se encontraba una puerta enorme de oro. El hombre le dio la llave a José y desapareció. José entró a aquel lugar y cuando abrió la puerta se quedó estupefacto, había todo tipo de vegetación y árboles frutales, toda clase de alimentos y de animales, había una enorme cascada.
El tiempo paso, José envejeció y dejó de ir a ese bello lugar y nunca le rebelo a nadie el camino a este paraíso.
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