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Lo Esencial


Enviado por   •  7 de Junio de 2014  •  Ensayo  •  632 Palabras (3 Páginas)  •  228 Visitas

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Lo Esencial

• Lo esencial no está en ser poeta, ni artista ni filosofo. Lo esencial es que cada uno tenga la dignidad de su trabajo, la conciencia de su trabajo.

• El orgullo de hacer las cosas bien, el entusiasmo de sentirse transitoria mente satisfecha de su obra, de quererla, de admirarla, es la sana recompensa de los esfuerzos, de los que tiene el corazón robusto y el espíritu limpio.

• Dentro de los sagrados números de la naturaleza, ninguna vale más. Todos representamos fuerzas capaces de crear. Todos somos algo necesario y valioso en la marcha del mundo, desde el momento en que entramos a librar la batalla de porvenir.

• El que construye la torre y el que construye la cabaña; el que siembre ideas y el que siembra trigo; el que teje los mantos imperiales y el que cose el traje humilde del obrero, y el que fabrica la sandalias de sedas imponderables y el que fabrica la ruda suela que protege en la herencia del pie del jornalero, son elementos de progreso, factores de superación, expresiones fecundas y honrosas de trabajo.

• Dentro de la justicia no puede existir aristocracia del trabajo. Dentro de la acción laboriosa todos estamos nivelados por esa fuerza reguladora de la vida que reparte los dones e impulsa actividades. Solamente la organización inicua del mundo estaca y provocan el fracaso transitorio del esfuerzo humano.

• El que siembra el grano que sustenta nuestro cuerpo, vale tanto como el que siembra la semilla que nutre nuestro espíritu. Ambos son sembradores y en la labor de ambos va “in vivito” algo transcendental noble y humano: dilatar y engrandecer la vida.

• Tallar una estatua, pulir una joya, aprisionar un ritmo, animar un lienzo, son cosas admirables. La armonía del mundo, es también algo magnifico y eterno. Tiene toda la eternidad que es dable conquistar al conquistar al hombre, cualquiera que sea su capacidad.

• Nada tiene derecho de avergonzarse de su labor, ninguno de repudiar su obra, si en ella ha puesto el efecto diligente y el entusiasmo creador.

• Nadie envidia a nadie, que ninguno podrá regalarle el don ajeno. Lo único necesario es batallar porque las condiciones del mundo sean propicias a todos nuestros semejantes y a nosotros mismo para hacer que florezca y fructifique y cuanto hay en ellos y en nosotros.

• La envidia es una carcoma de las maderas podridas nunca de los arboles lozanos. Ensanchen y eleve cada uno lo suyo, definiéndose y luche contra la injusticia predominante en la batalla que están la satisfacción y la victoria.

• Lo triste, lo malo, lo criminal es el enjuto de alma el paracito, el incapaz de mirar y querer el inmodesto, el necio, el tonto, el que nunca ha hecho nada y niega todo, el que obstinado y torpe cierra a la vida sus caminos; pero el que trabaja, el que gana su pan y nutre con su esfuerzo a los suyos, el noble, el bueno para esa clase de hombre tarde

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