Los Buses públicos, Vehículos útiles O Inservibles

Desde que los buses se empezaron a utilizar como transporte público en Bogotá, se ha visto como se beneficia y perjudica su sociedad. Por un lado, la mayor parte de los bogotanos se ha favorecido con el Transmilenio, los buses y busetas, tres medios rápidos y eficientes. Pero por el otro, están los que no pueden disfrutar de este privilegio porque no tienen las capacidades físicas para hacerlo. Las personas con limitaciones físicas, como su nombre lo indica, son aquellas que tienen un impedimento en la movilidad, y que por lo tanto, poseen ciertos requisitos para poderse trasladar de un lado a otro. Es por eso que se inicia la observación del tránsito de individuos en los vehículos en cuestión y se llega al interrogante, ¿De qué manera se puede modificar el espacio de los buses públicos para que las personas con limitaciones físicas puedan utilizarlos?

Según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística)[1], en el 2010 Bogotá registró 8'089.560 habitantes, de los cuales 476.991 presentan funciones corporales con alteraciones. Tienen limitaciones auditivas, visuales, del resto de los sentidos (gusto, tacto, olfato), del sistema nervioso, y otros. De ese número, 99.650 tienen discapacidad en el movimiento del cuerpo, manos, brazos y piernas. Dicho grupo se divide en ambulantes y no ambulantes, (términos denominados por la corporación Discapacidad Colombia[2]). Los ambulantes, “Es aquel grupo de la población que ejecuta determinado número de movimientos con dificultad, con la ayuda o no de aparatos ortopédicos, bastones , etc”[3] En él se encuentran los “Hemipléjicos (con parálisis total o parcial de una mitad de su cuerpo), los amputados, de una o varías de sus extremidades, y los afectados con secuelas permanentes o transitorias.”[4] Sin embargo, aunque no presenten limitaciones físicas de este tipo, las personas convalecientes de enfermedades, accidentes o intervenciones quirúrgicas, las mujeres embarazadas, y los ancianos con deterioro de su capacidad física, también hacen parte de dicho grupo. Discapacidad Colombia explica que algunos de los problemas que afectan a los ambulantes son, la dificultad para subir escaleras por problemas musculares o equilibrio, para pasar espacios estrechos, el impedimento para realizar recorridos largos sin descansar, para accionar mecanismos que necesiten de ambas manos, y para abrir y cerrar puertas. Los no ambulantes son las personas que requieren una silla de ruedas para realizar sus actividades. De éste hacen parte las personas con “paraplejia: parálisis en la parte baja del cuerpo incluidas las extremidades inferiores), y tetraplejia: personas con parálisis tanto en la parte alta como baja del cuerpo (brazos y piernas).”[5] Los problemas que los perjudican son, el impedimento para subir desniveles y pendientes pronunciadas o escaleras, limitación manual o visual, y la “necesidad de adaptaciones arquitectónicas especiales en el medio físico para poderse desplazar.” Con lo anterior se logra evidenciar todas las demandas de los discapacitados, y por lo que se conoce, puede decirse que ninguna les permite aprovechar el transporte público bogotano.

En consecuencia, el Instituto Colombiano de Normas Técnicas y certificación (ICONTEC), elaboró una serie de normas a través

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