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Los Colapsos Ecosociales, Ontológicos Y Globales


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2012  •  2.205 Palabras (9 Páginas)  •  397 Visitas

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Un mundo que se hunde: los colapsos ecosociales, ontológicos y globales - cap I

D

urante la mayor parte de su historia, las diferentes ramas de la humanidad han sobrevivido o sucumbido en conflictos y destrucciones sociales y ambientales. Muchos grupos, pueblos, naciones, regiones y continentes se autodestruyeron, o fueron destruidos, en guerras (muerte y esclavitud) o sufriendo o provocando cataclismos naturales; o ambos. La humanidad sobrevivió, creció y se extendió por casi todos los continentes durante los últimos cuatro millones de años, pese a esas destrucciones ecológicas y sociales. Las grandes civilizaciones históricas antiguas florecieron hace no mucho tiempo, por ejemplo los sumerios vivieron apenas hace unos cinco mil años, los romanos algo más de mil quinientos años atrás. Con ellas creció la capacidad humana para alterar la naturaleza y para matar (animales y, sobre todo, otros seres humanos). Pero ha sido con la expansión europea (cristianismo capitalista) a todo el planeta desde hace apenas unos seiscientos años (y sobre todo a partir del siglo XIX), cuando las dimensiones de los procesos destructivos sociales (militares, económicos, políticos, culturales), y ambientales, no han cesado de magnificarse. Crecer indefinida y permanentemente, eliminando la oposición social o natural, es regla básica de supervivencia de esa civilización. Una civilización cristiana –excluyente de toda otra religión- y que se organiza en una economía política capitalista –excluyente de toda otra economía política. En el siglo XXI, el capitalismo equivale para el planeta y la humanidad a un cáncer en metástasis, que por su necesidad de crecimiento ataca y destruye al ser que le da origen -pero que no constituye su sentido, aunque su ideología postule que la humanidad y la naturaleza “están al cuidado suyo” (Heidegger).

Desde la séptima década del siglo XX, esa capacidad de muerte mundial llegó a significar, disponer de armas capaces de matar al menos 500 veces a cada persona viva en el plantea. En el siglo XXI, el capitalismo del patriarcado tardío profundiza la destructividad y autodestructividad humanas, centrando la “humanidad” en el hiperegoísmo posesivo, agresivo y excluyente. Ese ultra individualismo de soledades (masculinas o masculinizadas), se expresa en violencia universal, hacia y desde cada persona (sujeto de pro-terror y contra-terror), conforme la naturaleza holocénica y la sociedad humana se descomponen, se rompen y colapsan.

Hoy día, militarmente, EE.UU. y Rusia y estados sucesores de la U.R.S.S. mantienen capacidades para destruir unas 300 veces a cada ser humano vivo en el planeta, solamente empleando armas termonucleares de conocimiento público, y sin contar convencionales, bioquímicas y otras. Francia, Inglaterra, Israel, la R.P. China, India, y Pakistán, también poseen capacidades militares termonucleares para infligir graves daños al mundo y la humanidad.

Social y económicamente, a principios del siglo XXI, unos 600 millones de personas controlan más del 75% de la riqueza mundial, mientras que otros 5.400 millones de personas deben compartir el 25% restante; y 1.200 millones de las personas sobreviven pocos años, con algo más del 2% de la riqueza mundial. Al mismo tiempo, los aparatos militares del mundo cuestan casi 1 billón de euros (un millón de millones) al año; se gastan decenas de millardos (miles de millones) de euros en el consumo superfluo (incluyendo decenas de millardos de euros para mascotas domésticas, por ejemplo), o para realizar exploraciones espaciales. El derrumbe moral de esta contradicción ya señalada por Marcuse, lanza a la humanidad por la senda de la violencia. Para que no nos hastiemos de la violencia (Kant preveía que nos educaríamos y hartaríamos de ella), se la hace el centro del individuo que, a su vez, es centro ideológico, político. Se la entrevera con mucha sexualidad también agresiva, excluyente y estereotipada, desarrollando patologías psicosociales que se expresan en éticas nihilistas y tanásicas.

Si los recursos no fueran desperdiciados de esa manera, en menos de un lustro los centenares de millones de pobres podrían solucionar sus carencias de poder, a partir de disponer de vivienda, salud, educación y fuentes de bienestar psicosocial y económico. Esos recursos serían también suficientes para implementar nuevas formas de organización del espacio y la vida, energéticas y productivas, de las que ya tenemos suficiente conocimiento científico y concreción tecnológica. Con la reconstrucción social mundial, además, la muy vapuleada y devastada naturaleza podría empezar a reconstituirse. Un resultado similar se podría obtener, en cinco años, estableciendo un impuesto del uno por ciento (1%) a las primeras 500 Corporaciones Transnacionales Metropolitanas (CTM).

Ecológicamente, observamos que los procesos destructivos tienden a encadenarse, provocando sinergias devastadoras entre diferentes ecosistemas o componentes de los mismos. Las características de cruciales procesos ecológicos mundiales se van extremando, agudizándose sus rasgos configurativos. No sabemos cuándo esas sinergias provocarán un salto, un colapso, un cataclismo, como por ejemplo nuevas y mayores rupturas o desagregaciones de la atmósfera mundial; o huracanes con vientos superiores a 350 Km/hora y acompañados por fuertes y muy prolongadas lluvias.

El obstinado centramiento en el petróleo como fuente estratégica energética y la articulación del aparato militar de EE.UU. y las otras grandes potencias alrededor de este régimen internacional, son el principal foco de problemas ambientales y político militares del planeta ahora. Continuar basando el régimen energético en el consumo de petróleo, es la apuesta irresponsable de quienes dirigen a EE.UU. (dueños de empresas petroleras, e institucionalmente ubicados en el sector de seguridad y militar). Para garantizarse el control mundial de este recurso estratégico que escasea cada vez más, y como componente central de su aspiración hegemónica, EE.UU. primeramente se apoderó de Afganistán y más recientemente de Irak.. EE.UU. tiene que retirar tropas de Europa y del Asia del Pacífico, para concentrarse en las zonas petrolíferas meso orientales.

La “política de los hechos cumplidos” que aplicaba la dirigencia nazi alemana es ahora también utilizada por Washington, característicamente en una guerrra civilsocial mundial que cada día más opone a EE.UU. al resto del mundo, y a quienes poseen riqueza y poder, en general, frente a quienes cada vez están más excluidos de una vida humana digna. Similarmente, la guerra civilsocial mundial (guerra contra el terrorismo) implica la instauración de la violencia y guerra como primera

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