Los Derechos De Los Niños Y Las Niñas
Enviado por adisan35 • 7 de Junio de 2014 • 10.589 Palabras (43 Páginas) • 240 Visitas
¡Hemos votado, escuchen nuestra voz!
El 30 de junio ha sido declarado como Día Nacional de los Derechos del Niño, porque en esta fecha se efectuaron consistentes actividades encaminadas a llevar a la práctica los Derechos de los Niños y Niñas. Antes solo se determinaron esos derechos de manera teórica.
El 30 de junio de 1990, se realizaron elecciones infantiles con el lema: “Mi derecho favorito”, hecho trascendental y polémico que sacudió la conciencia de políticos y gobernantes. Más de 180.000 niños y niñas reclamaron sus derechos y pidieron que se los cumpla, exigiendo la no violencia y no a los maltratos.
El 6 de Julio de 1997 votaron 3,709,704 niños y niñas de México. Se obtuvieron los siguientes resultados:
Antecedentes jurídicos internacionales
• Declaración de los Derechos del Niño. Ginebra, 1924.
• Declaración Universal de los Derechos Humanos. Naciones Unidas, 10 de diciembre de 1948.
• Declaración de los Derechos del Niño. Naciones Unidas, 1959.
• Pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos. Diciembre de 1966; puesta en vigencia en 1976.
• Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Diciembre de 1966; puesta en vigencia en 1976.
• Convención americana sobre Derechos Humanos. San José de Costa Rica, 21 de noviembre de 1969; entró en vigor el 18 de julio de 1978.
• Declaración sobre la protección de la mujer y el niño en estados de emergencia. Resolución 3318. Asamblea General de Naciones Unidas, 14 de diciembre de 1974.
• Declaración sobre la protección de todas las personas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Asamblea General Naciones Unidas, 1975. En junio de 1987 entró en vigor la Convención contra la tortura.
• Marco jurídico sobre adopción y hogares de guarda. Resolución 41/85. Asamblea General Naciones Unidas, 3 de diciembre de 1986.
• Reglas de Beijing sobre justicia de menores. Resolución 40/33. Asamblea General Naciones Unidas, 29 de noviembre de 1985.
• Convención sobre los Derechos del Niño, Asamblea General Naciones Unidas, 20 de noviembre de 1989. Tratado Internacional de 54 artículos que profundiza los derechos del niño, reafirmando la necesidad de proporcionarles cuidado y asistencia especiales en razón de su vulnerabilidad, subraya de manera especial la responsabilidad primordial de la familia por lo que respecta a la protección y asistencia; la necesidad de protección jurídica y no jurídica del niño antes y después de su nacimiento; la importancia del respeto de los valores culturales de la comunidad del niño, y el papel crucial de la cooperación internacional para que los derechos del niño se hagan realidad.
Entre la inocencia de la infancia y la dignidad de la madurez encontramos una encantadora criatura llamada niño.
Los niños vienen en diferentes medidas, pesos y colores, pero todos tienen el mismo credo: disfrutar cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día y de protestar ruidosamente (su única arma) cuando el último minuto se termina y los padres los meten a la cama.
A los niños se los encuentra dondequiera: encima, debajo, dentro, trepando, colgando, corriendo o brincando. Las mamás los adoran, las niñas los detestan, los hermanos mayores los toleran, los adultos los ignoran y el Cielo los protege.
Un niño es la verdad con la cara sucia, la belleza con una cortada en el dedo, la sabiduría con el chicle en el pelo y la esperanza del futuro con una rana en el bolsillo.
Cuando estás ocupado, un niño es un carnaval de ruido desconsiderado, molesto y entrometido; cuando quieres que dé una buena impresión, su cerebro se vuelve de gelatina o se transforma en una criatura salvaje y sádica orientado a destruir el mundo y a sí mismo.
Un niño es una combinación. Tiene el apetito de un caballo, la digestión de una traga espadas, la energía de una bomba atómica, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne, la vergüenza de una violeta, la audacia de una trampa de fierro, el entusiasmo de una chinampina y cuando hace algo tiene cinco dedos en cada mano.
Le encantan los helados, las navajas, las sierras, las navidades, los libros de historietas, el chico de enfrente, el campo, el agua (pero no en la regadera), los animales grandes, papá, los trenes, los sábados por la mañana y los carros de bomberos.
Le desagradan las clases de Doctrina, estar acompañado, los colegios, los libros sin ilustraciones, las clases de música, las corbatas, los peluqueros, las niñas, los abrigos, los adultos y la hora de acostarse.
Nadie más se levanta tan temprano ni se sienta a comer tan tarde. Nadie más puede traer en el bolsillo un cortaplumas oxidado, media manzana, un metro de cordel, un saco vacío, dos pastillas de chicle, seis monedas, una honda, un trozo de sustancia desconocida y un auténtico anillo supersónico con un compartimiento secreto.
Un niño es una criatura mágica. Puedes cerrarle la puerta de tu despacho, pero no puedes cerrarle la puerta del corazón. Puedes sacarlo de tu estudio, pero no puedes sacarlo de tu mente.
Mejor ríndete; es tu amo, tu carcelero, tu jefe y tu maestro. Pero cuando regresas a casa por las noches con tus sueños y esperanzas hechas trizas, él puede remediarlas y dejarlas como nuevas con tres mágicas palabras: ¡te quiero mucho!
Las niñas vienen en cinco colores: negro, blanco, rojo, amarillo y café, pero usted siempre obtiene su color preferido al hacer el pedido, para ellas no existe la ley del precio pues hay millones de niñas pequeñas, pero cada una es tan valiosa como una finísima joya.
Cuando las crea el Cielo, se utiliza parte de la materia prima de muchas de las creaturas de la naturaleza: del ruiseñor los cantos, de las mulitas la terquedad, del mono las monerías, los brincos del chapulín, la curiosidad del gato y la mente incomprensible y misteriosa de la mujer.
Ella puede ser la más cariñosa del mundo y también la más necia. Se le encuentra: brincando, cantando y haciendo toda clase de ruidos que le enojarán; cuando le llame la atención se quedará quietecita, humilde y con ese brillo celestial en su mirada. Ella es la inocencia jugando en la tierra, la belleza echando maromas y también la más dulce expresión del amor cuando arrulla y duerme a sus muñecas.
Una niña nace con un brillo angelical del que
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