Los estrictos y crueles estereotipos de belleza
Enviado por Cata Arellano • 3 de Abril de 2017 • Ensayo • 1.687 Palabras (7 Páginas) • 179 Visitas
Los estrictos y crueles estereotipos de belleza
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Catalina Arellano
IIIºA
Lenguaje
Estela Castro
“Un esterotipo es un enunciado sencillo, una especie de prefabricado mental, un cliché del que se han obtenido un sinfín de copias, (…) un falso axioma que asegura, por ejemplo, que las mujeres han de ser guapas y los hombres inteligentes”.
La definición pertenece a Elvira Altés Rufias, licenciada en antropología y profesora de periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona.
A partir de eso podemos decir que los estrictos y crueles estereotipos de belleza en nuestra sociedad provocan una presión social tan fuerte que han hecho que se disparen entre las mujeres, especialmente las más jóvenes, enfermedades como la bulimia y la anorexia.
La ocurrencia de casos de anorexia y bulimia entre las mujeres del mundo occidental se han visto aumentados a causa de la presión social de encajar en un modelo de belleza, un estereotipo específico, al cual no todas pueden llegar por razones que van mucho más allá de la voluntad de quienes padecen estas enfermedades. La “regla” dice que hay que ser flaca y con un cuerpo alargado. Eso es lo esperable, lo “bonito”, lo que “hay que ser”. Aunque estos trastornos pueden afectar a personas de cualquier edad y sexo, en el caso de las adolescentes es cuando resulta más dramático y más notorio.
Según un informe de la Cruz Roja, “se estima que una de cada 100 adolescentes padecen anorexia nerviosa y cuatro de cada 100 tienen bulimia nerviosa. Una de las razones por la que existe esta alarma es que estos trastornos, llevados a un extremo, presentan un desenlace fatal y en determinados casos se cronifican, lo que motiva desadaptaciones laborales, sociales y familiares de las personas que lo padecen; además, en el transcurso de la enfermedad y posterior recuperación, estas/os jóvenes, así como las personas que les rodean, sufren de forma intensa”.[1]
Según plantea el doctor Alfredo Fernández Blanco, cirujano plástico español, fundador de la clínica que lleva su nombre en Madrid, “las modas han inducido a la mayoría de las mujeres en reducir su peso corporal y cuidarse en las comidas. Cuándo se producen en exceso aparecen trastornos como anorexia y bulimia que pueden poner en serio riesgo la vida. La obsesión por adelgazar, alentada por la presión del modelo cultural termina con la vida de mil mujeres y 10 mil adolescentes de ambos sexos. La Organización Mundial de la Salud con sus datos refleja que la mortalidad por estas enfermedades -catalogadas de patologías mentales, pese a ser trastornos relacionados con la alimentación- es de cinco a 15 por ciento”.2
Y lo está advirtiendo alguien cuyo desempeño profesional está enfocado hacia la belleza y la estética.
Este ensayo abordará el problema del aumento de la bulimia y la anorexia entre las mujeres jóvenes en relación con los estereotipos de belleza. Para eso, se investigará las estadísticas sobre el aumento de estas enfermedades. Se profundizará también en los estándares de belleza que hoy existen y su evolución en el tiempo. Porque, por ejemplo, hace algunos años una mujer más o menos rellenita era considerada hermosa, mientras que hoy debe ser más bien esquelética, condición que para muchas es inalcanzable, por mucho que se esfuercen.
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“Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son alteraciones psicológicas graves, cuya frecuencia está aumentando de forma paradójica en una sociedad de sobreabundancia pero que a la vez rinde un excesivo culto al cuerpo e impone la delgadez como ideal de éxito y de belleza”, dice Adeslas, compañía española de seguros de salud, integrada en el Grupo Mutua Madrileña y participada por CaixaBank.
Agrega que “entre los TCA destacan la anorexia y la bulimia nerviosas, que son una alteración del comportamiento caracterizado por un miedo excesivo a engordar, aun cuando el peso de las personas que los sufren sea normal o esté incluso muy por debajo de lo saludable. Estas personas tienen una percepción distorsionada de su figura corporal, se ven siempre gordas, convierten la comida en el eje central de sus preocupaciones, y desatienden progresivamente otros aspectos de sus vidas”.
El primer trastorno se traduce en dejar de comer y el segundo, en vomitar lo que se ingiere.
Basta ver las revistas de moda, la publicidad y las modelos. Todas las mujeres que entran en esta clasificación tienen algo en común: su extrema delgadez. Cada cierto tiempo la prensa nos sorprende con nuevas historias sobre la batalla que ellas libran para mantenerse flacas, muy flacas.
Siempre según Adesla, aunque es difícil estimar la prevalencia de estos trastornos, las investigaciones coinciden en que han aumentado los casos en los países desarrollados en los últimos 50 años.
En EE.UU., por ejemplo, “la anorexia nerviosa ya es la tercera enfermedad crónica más frecuente entre mujeres adolescentes, después de la obesidad y el asma. (…) En España los últimos estudios realizados coinciden en señalar una tasa de prevalencia de casos de TCA en población adolescente de alrededor del 4,1 - 4,5%. En concreto, la anorexia se sitúa en torno al 0,3%, la bulimia en el 0,8% y el TCA no especificado en torno al 3,1% de la población femenina de entre 12 y 21 años. Si consideramos la totalidad del espectro teniendo en cuenta las formas más leves, la estimación de la frecuencia es mucho mayor y se sitúa entre el 11-16%. La magnitud del problema es evidente, pues está afectando, en mayor o menor medida, al menos a una de cada diez chicas adolescentes”.
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