Los monos son demasiado buenos para que los hombres puedan descender de ellos
Enviado por Camii Valencia • 14 de Abril de 2016 • Ensayo • 1.292 Palabras (6 Páginas) • 569 Visitas
YZUR
“Los monos son demasiado buenos para que los hombres puedan descender de ellos “. Nietzsche.
Para nadie es un secreto la intención de los seres humanos de establecer una fuerte conexión entre la raza humana y las demás especies animales, los expertos y estudiosos del tema han señalado que nos encontramos dentro del reino animal, por lo tanto compartiremos ciertas características similares con muchos otros individuos del mismo reino.
Un claro ejemplo seria la notable apariencia de los primates, en general puede asociarse con la del aspecto humano, indiquemos que compartimos la misma clasificación dentro de los mamíferos que a su vez tienen cinco dedos, más específicamente la gran similitud con los dedos pulgares, mencionar a la vez la posición de los ojos en el cráneo y otras cuantas similitudes no solo superficiales sino también fisiológicas, que han podido establecer gracias a estudios detallados que a través de los años expertos han logrado.
Pensaría que de la misma forma como muchos humanos han optado por entrenar a la raza canina, que logra saltos, volteretas y maromas atrayentes, que evidencian su facilidad por aprenderlas y su capacidad de concentración, tales que se han vuelto la mano derecha para muchos, donde podemos citar a los perros guías tanto para exploraciones como para personas con discapacidades, y perros antiexplosivos que se les aprovecha su gran sentido olfativo y sensibilidad sensorial para tareas en las que evidentemente pueden destacarse mejor que nosotros; también se puede trabajar con los monos, ¿Por qué no?.
Como lo dice en la lectura de Yzur “sábese que el chimpancé (Yzur lo era) es entre los monos el mejor provisto de cerebro y uno de los más dóciles” si esto es cierto, pensaría ¿qué tiene de malo aprovechar las ventajas que por naturaleza le dotaron?, teniendo un buen cerebro en comparación con muchos otros animales, tal vez incluso en comparación con la raza canina a la que se le atribuye comúnmente como el mejor amigo del hombre, habría que meditar pues sobre este punto en particular.
El autor de la narración de Yzur plantea su angustia y deseo por lograr entrenar a su mono para que digámoslo abiertamente pudiese hablar; él consiguió a su mono en un circo cuyo propietario estaba en quiebra y se lo quiso vender, así que además de las cualidades propias e innatas del mono, era un mono de circo que ya con anterioridad había sido entrenado para espectáculos y posiblemente había desarrollado algunas habilidades, “Yzur” que aparte de ser el nombre de la narración puedo inferir colocado en memoria al nombre del mono, sabia ladrar como perro.
Tras muchas investigaciones sobre todo lo referente al lenguaje de los monos, el autor llega a la siguiente conclusión que “no hay ninguna razón científica para que el mono no hable “y esto hizo despertar en él, el deseo profundo de conseguir que su mono Yzur pronunciase palabras coherentes y las entendiera.
En el lugar de él, tras semejante conclusión, si tuviésemos un mono, muchos querríamos lograr tal hazaña, y de forma similar como entrenaríamos a un perro para que aprenda a obedecer órdenes puntuales, se quisiera que ante una orden de nosotros, nuestro mono nos respondiera en el lenguaje que le educaremos.
La estrategia con la que empezó a adiestrar al mono según relata el escritor, fue vinculándolo con los sordomudos, es preciso compararlos porque ambos tienen una asombrosa movilidad mímica que compensa su falta de habla, agilidad que tomaría a su favor, para que a partir de ejercicios puntuales pudiera estimular el lenguaje en el mono; lo primero por lo que particularmente empezó fue por desarrollar el aparato de fonación del mono, y dice explícitamente que Yzur aprendió a mover los labios.
Tal vez nos podemos imaginar en esta tarea de enseñar a hablar a un mono, como cuando uno desea instruir a un niño al que se le quiere enseñar a hablar, y aun así nuestro narrador pone un punto a favor del mono, y es que el mono era mucho más apto para esta tarea, porque él ya tenía juicios e ideas sobre las cosas de las que iba a hablar, dado su notable experiencia en la vida.
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