Luis Herrera Marcano

Luis Herrera Marcano

Se dice que en Venezuela estamos en la quinta República, como en Francia.

Allá es fácil sacar la cuenta, pues el régimen republicano instaurado por la

Revolución Francesa ha sido substituido tres veces por otros sistemas: el

Imperio de Napoleón I (seguido de la restauración monárquica), el Imperio de

Napoleón III, y la dictadura de Pétain. Aunque entre la Cuarta y la Quinta

repúblicas francesas no hubo interrupción, el General De Gaulle le quiso dar a

su República un número nuevo, para marcar la diferencia.

En Venezuela la cuenta resulta mucho más difícil. La forma republicana de

gobierno no ha sido substituida sino dos veces: cuando Monteverde acabó

con la República de Cristóbal Mendoza y cuando Boves acabó con la

República restaurada por Bolívar después de la Campaña Admirable. (Bolívar

había asumido la dictadura, pero en Venezuela “república” y “democracia”

no son necesariamente sinónimos). Fuera de esas dos restauraciones de la

monarquía, todos los regímenes se han dicho republicanos.

Si para nuestra cuenta adoptamos el criterio del cambio de sistema

estaríamos, pues, en la Tercera República. Podríamos también adoptar el

criterio del cambio de Constitución, de los cuales ha habido más de diez, o el

de derrocamiento de Gobierno, de los cuales ha habido aún más.

Confieso que desconozco cuál es la doctrina oficial en la materia. Hubiera

debido averiguarlo entes de escribir este artículo, pero la desidia pudo más

que la curiosidad. He preferido fabricar mi propia versión.

Olvidándonos de la Gran Colombia y de las efímeras repúblicas que la

precedieron, podemos dividir los 170 años anteriores a la Quinta República en

cuatro períodos más o menos equivalentes, cada uno de los cuales puede ser

designado con el nombre del caudillo más destacado: José Antonio Páez,

Antonio Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez, Rómulo Betancourt, o con el

de la élite que ejerció la hegemonía: los próceres de la independencia, los

liberales, los andinos, y los adecos.

En cada una de esas repúblicas accedió a las máximas alturas del poder un

grupo humano que antes se sentía marginado y que, a veces luego de luchas y

vicisitudes, se consolidó en el poder con el apoyo inicial de las llamadas

“clases populares”.

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