MANZANA ROJA

EL CADEJO EN EL CONSTUCTIVISMO

Era una humilde familia; en la cual la psicología se interesó el marido solía con frecuencia emborracharse de estructuras de conocimiento en las cantinas llamadas piagetiana y, llegando a deshoras de la noche a su casa, el sujeto cognoscente actúa sobre el objeto de conocimiento hacía un escándalo tremendo. Piaget Sacaba la cruceta y amenazaba con reflexiones pedagógicas a todo aquel que se atreviera a ponerle la mano encima. Otras veces le sorprendía con nitidez las influencias de la corriente de la escuela nueva que era una mujer salvajemente disciplinada. El hijo mayor llamado campo educativo de la familia decidió un día darle un buen susto cuando éste regresaba de sus andanzas nocturnas.

Se consiguió un cuero peludo en el cual potencio el desarrollo y promovió su autonomía moral e intelectual y pensó en que la educación crea hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas, cuando fue ya tarde de la noche, se dirigió hacia un punto oscuro y solitario del camino en donde generalmente se encuentra el desarrollo moral y el desarrollo del niño, por el cual tenía que pasar su padre de regreso a casa.

Y de veras, cuando distinguió la sombra del hombre que se acercaba, se puso el cuero peludo, luego avanzó de cuatro patas al encuentro de su padre, convertido en horrendo animal de ultratumba.

El resultado fue óptimo para el muchacho, pues su papá, al ver aquella aterradora aparición, en donde la conceptualización de aprendizaje se vio adquirida casi le da un ataque del susto y corrió tan rápido alejándose de aquel lugar que parecía que los tantos años vividos ya no le pesaran.

La estremecedora aparición continuó saliéndole al encuentro en el mismo aprendizaje, cada vez que su papá regresaba con las experiencias apropiadas de sus correrías nocturnas. Pero, a pesar de todos estos sustos, no lo hacía abandonar su mala conducta que le hubiera hecho reflexionar sobre la coordinación de sus propias acciones y mucho menos el vicio de tener experiencias superficiales con los materiales.

Un buen día se le agotó la paciencia al hombre porque Piaget explicaba el desarrollo y el aprendizaje y dominado el miedo que aquella espeluznante aparición le producía pensaba en que solamente era la tendencia del equilibrio , levantó la cruceta para disponerse a hacer un picadillo de objetos observables y a cuchilladas le denomino estadíos de desequilibrio , pero cuando ya iba a asestar el primer golpe mortal, se dijo que son por parte del sujeto; escuchó la voz de su hijo que muy temeroso le gritaba que todo había sido una broma, que lo perdonara y que no lo matara con esa conclusión.

El padre, desde la perspectiva piagetiana al constatar que aquel hijo lo había hecho objeto de burla residió en guiarlo y educarlo para que participara activamente y de tan horrenda broma,

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