MEDICINA DEL RENACIMIENTO
Enviado por Adasavi • 9 de Noviembre de 2014 • Ensayo • 2.241 Palabras (9 Páginas) • 355 Visitas
MEDICINA DEL RENACIMIENTO
EL RENACIMIENTO
LA ANATOMIA
En medicina el Renacimiento es la época del pensamiento anatómico: de la anatomía, de la cirugía y de la anatomía patológica. La disección de cadáveres humanos ya se practicaba ocasionalmente en los siglos XIII y XIV con fines médico-legales o de estudio del cuerpo humano por algunos artistas italianos. En ese período destaca la obra del profesor boloñés Mondino de Luzzi, Anathomia, completada en 1316. Sin embargo, buena parte de sus disecciones fueron pericias médico-legales. Su Anathomia está enmarcada en autores árabes.
En el Renacimiento la figura central es la de Vesalio. Un impulso para el estudio anatómico venía también del arte, de pintores y escultores que, con ese espíritu humanista, querían conocer el cuerpo humano para representarlo en toda su belleza. Hubo ciudades como Florencia en que artistas, médicos y boticarios formaban el mismo gremio, y los artistas acudían a las disecciones para conocer directamente anatomía humana. En 1549 declaró Vesalio:
No me tomo la molestia de preocuparme de los pintores y escultores que se amontonan en mis disecciones ni, pese a sus aires de superioridad, me siento menos importante que ellos.
Pero hubo un caso particularísimo, un genio universal que, siendo artista extraordinario, hacía sus propias investigaciones anatómicas: Leonardo da Vinci, nacido en 1452 y muerto en 1519. Era pintor, escultor y arquitecto, además, físico, cosmólogo, geólogo, ingeniero y anatomista. Pero el científico quedó escondido en el artista, pues Leonardo participó de sus descubrimientos e invenciones a un círculo muy estrecho de amigos, y lo que escribió lo hizo en una forma críptica, de derecha a izquierda, y su legado científico permaneció escondido por más de dos siglos. Y cuando se conoció, la mayoría de sus invenciones habían perdido actualidad. Paradójicamente éste, uno de los más grandes genios de la humanidad, había vivido en lo científico al margen de la historia. Sus bellos dibujos anatómicos están basados en la disección de más de veinte cadáveres. Aparte muchos hallazgos anatómicos, Leonardo se adelanta también en la concepción de la anatomía: la suya es, como se diría hoy, una anatomía funcional.
La obra de Vesalio, De humani corporis fabrica, en cambio, fue bien difundida en su tiempo y tuvo dos ediciones durante la vida de su autor: en 1543 y en 1555. La demostración de que el tabique ventricular era macizo y que, por tanto, la sangre no podía atravesarlo hacia el ventrículo izquierdo, significaba el derrumbe de la fisiología galénica.
Tres son los autores que concibieron el circuito de la circulación menor: el teólogo y médico español Miguel Servet en su obra Christianismi restitutio de 1553, Realdo Colombo, discípulo de Vesalio, en su obra póstuma De re anatomica publicada en 1559, seis años después de la muerte de Servetus, e Ibn-al-Nafis, médico de Damasco y El Cairo, comentarista de Avicena del siglo XIII.
Maestro de Vesalio fue Jacques Dubois, famoso anatomista galénico conocido bajo el nombre latino de Sylvius. Efectivamente fue uno de los que describió el acueducto que hoy lleva su nombre. No hay que confundirlo con Franz de le Boë, también latinizado a Sylvius, médico del siglo XVII cuyo nombre está asociado al surco lateral del cerebro. Contemporáneos de Vesalio fueron Eustachio y Varolio. Discípulo suyo fue, entre otros, Falopio. Otro anatomista contemporáneo de Vesalio fue Gerolamo Fabrizi D'Acquapendente. Describió las válvulas de las venas, pero como era galenista, supuso que su función era obstaculizar el paso de sangre hacia la periferia. Fue uno de los maestros de Harvey, que iría a interpretar correctamente la función de estas válvulas.
LA CIRUGIA
A comienzos del siglo XIII se había fundado en París el Colegio de San Cosme, uno de los patronos de la cirugía. Este Colegio subió de status a los cirujanos: los maestros cirujanos, clericales, que sabían latín, vestían toga larga y hacían la cirugía mayor, incluida en ésta la litotomía; los cirujanos barberos, laicos, que ignoraban el latín, quedaban limitados a la flebotomía, extracción de dientes y curación de heridas, y para ejercer debían ser aprobados por los primeros. Los médicos clínicos tenían un status superior al de los cirujanos. Desde entonces la categoría social de los cirujanos ascendió poco a poco adelantándose Francia al resto de Europa en suprimir las diferencias entre médicos y cirujanos. Allí los éxitos y prestigio de la cirugía continuó en ascenso. Entre aquellos se cuenta la famosa curación de una fístula anal a Luis XIV por parte del cirujano Félix en 1686. Pero sólo en el siglo XVIII se producen oficialmente los cambios decisivos: la fundación de la Académie Royale de Chirurgie en 1731, la ordenanza de Luis XV prohibiendo a los barberos el ejercicio de la cirugía y, después de la Revolución francesa, la abolición de las diferencias entre médicos y cirujanos con la creación de las Escuelas de Salud y el título de Doctor.
El curso ascendente que tomó la cirugía partió en Francia con Ambrosio Paré. Fue contemporáneo de Vesalio, nació en 1510 y vivió 80 años. Era hijo de un lacayo y, por tanto, su educación fue muy deficiente. Precisamente el no poder escribir en latín fue el mayor obstáculo para ser reconocido como maestro cirujano. Comenzó siendo aprendiz de barbero, y a los 17 años logró ser admitido en el Ho'tel Dieu, un famoso y viejo hospital fundado en el siglo VII, de pésimas condiciones higiénicas y donde los enfermos estaban hacinados sin distinción de sexo. No existían entonces las salas de operaciones, éstas se realizaban en los pasillos. De hecho, una de las razones del desprestigio de la cirugía era la altísima mortalidad de las intervenciones quirúrgicas. Paré estuvo allí tres años, después fue contratado como cirujano personal de un oficial de ejército, cosa que era costumbre de la época. Sin embargo, Paré no dejó de asistir a los soldados. Y justamente en la curación de heridas a bala hizo su primer descubrimiento. Como el disparo era entonces de poco alcance se hacía de cerca, y entonces fuera de la herida a bala se producía una quemadura por la pólvora. Como en Galeno no estaba contemplado este tipo de herida, no había un método tradicional de tratamiento, prevalecía la opinión de que la pólvora envenenaba la herida y, conforme a esto, se vertía en ella aceite de sauco hirviendo. Pero en la batalla de Vilaine, durante la guerra entre Francisco I y Carlos V, en que Paré asistía a los heridos, se le terminó este aceite, y en su defecto usó una pomada preparada por
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