MODELO DE DESARROLLO
Enviado por YURAMI MARQUEZ • 17 de Febrero de 2013 • 9.873 Palabras (40 Páginas) • 391 Visitas
. El socialismo del siglo XXI debe encontrar nuevas definiciones de la naturaleza humana que no basen todas las transformaciones en un deseo de "humanidad para sí" de difícil cumplimiento
El socialismo ha cometido el error de pensar que el ser humano no solamente era "bueno" sino que, además, era "perfectible". Esto no quiere decir que lo contrario sea cierto, esto es, que, como planteó Hobbes, el hombre sea "un lobo para el hombre". El ser humano tiene un fuerte instinto de supervivencia, que lo lleva a comportamientos individualistas y a comportamientos grupales.
Según las circunstancias nuevas hacen más por la transformación que el supuesto "hombre nuevo" (que, como hemos visto durante el siglo XX, cae constantemente en vicios viejos). Las condiciones sociales llevan, incluso, a modificaciones genéticas. Pueblos que viven de plantar arroz en humedales han desarrollado alelos que les hacen más inmunes al paludismo. Todo esto insiste en la naturaleza social del ser humano.
Así mismo se resalta la labor como "humanos", se debe reforzar los mecanismos sociales (sobre todo los valores) para que caminemos en esa senda evolutiva que permita alcanzar ese estadio superior que es el socialismo.
2. El socialismo del siglo XXI no se define desde las vanguardias, sino que se construye con un diálogo abierto y real alentado y posibilitado por los poderes públicos.
La suma de las reclamaciones emancipadoras de los movimientos sociales (aquellas que no incorporen nuevos privilegios), constituye el fresco general de la tarea pendiente del socialismo a comienzos del siglo XXI.
El socialismo del siglo XXI se debe armar a través de un diálogo abierto con la sociedad, los movimientos sociales, los partidos políticos, las administraciones públicas, y también con los poderes reales que aún gobiernan cada una de las distintas sociedades.
Esa pluralidad significa también que cada colectivo, pueblo, nación tiene sus propias características. El Estado no es igual en Europa que en África o América Latina; la iglesia no responde a las mismas inquietudes en España o Roma que en El Salvador o Colombia. No es igual la iglesia de los barrios de Caracas que la que representa a la jerarquía venezolana. Los partidos políticos o las reglas electorales no operan de la misma manera en todos los países.
Cada Estado tiene sus reglas de comportamiento propias, así como especificidades que reclaman comportamientos diferentes (la presencia de paramilitares y narcotraficantes, de mafias, de tramas consolidadas de corrupción, la existencia de guerrilla, la cercanía a los Estados Unidos, el tipo de países a los que se orientan las inversiones, la dependencia o independencia de las Cortes de justicia, la lealtad constitucional del gobierno o de la oposición, la base económica, los conflictos sociales, entre otros.).
Pero también es cierto que el capitalismo homogeneíza comportamientos y globaliza su actuación. El socialismo del siglo XXI es, al tiempo, global y local: se arma desde las propias especificidades y articula su alternativa en un mundo crecientemente interdependiente. Se orienta en el desempeño local, y se esfuerza por encontrarse con sus iguales en el resto del planeta.
Una de las tareas de la administración pública es coordinar esa gran empresa de articulación de las diferentes emancipaciones, de definición pública del socialismo del siglo XXI. Para ello puede ponerse en marcha una gran auditoría ciudadana como la impulsada en algunos países de América Latina (un gran FODA fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas nacional), o pueden impulsarse las redes ciudadanas, universitarias, políticas, sindicales, profesionales y sociales para construir el "mapa" que cartografíe ese nuevo socialismo (como se ha hecho en algunos lugares de Europa).
La conclusión es que el socialismo del siglo XXI es dialéctico, está en constante construcción, está sometidos a la contraloría constante del pueblo y al escrutinio de los técnicos y de los responsables políticos (que harán ver que no es lo mismo el sueño que la realidad y que confundirlo le corta las alas a la utopía). Esto supondrá, como obligación del Estado, una constante transparencia pública (que ya iniciara la socialdemocracia escandinava a comienzos del siglo XX como el sector más avanzado de la socialdemocracia europea).
La puesta en marcha de una definición colectiva en donde participe todo el país, donde la gente exprese cómo debe ser ese socialismo, construye una cultura política de la transparencia que ya supone un paso en la dirección que se busca. Participar es trabajar de más, pero también es el principal recurso para que la ciudadanía asuma las decisiones políticas como propias, algo cada vez más alejado en las formas de democracia representativa.
3. El socialismo del siglo XXI ha aprendido de los errores del siglo pasado y ya no intercambia justicia por libertad
Desde hace cinco siglos el capitalismo ha impuesto su lógica depredadora por todo el planeta, sometiendo a pueblos, naturaleza, clases, mujeres, indígenas, y muchos mas a todo tipo de miserias y reduciendo los intercambios humanos a intercambios de mercancías.
La oposición más elaborada al capitalismo fue el socialismo del siglo XX, pero cometió errores que alejaron a los pueblos del mismo. El socialismo del siglo XXI ayudó a muchos pueblos y ese ejemplo sigue siendo válido.
La libertad individual como base de la libertad colectiva, muy al contrario de la deriva totalitaria en que desembocó el socialismo en muchos países que enarbolaron su bandera. En otras palabras, en nombre de la libertad futura no puede abolirse la libertad presente. Eso es lo que dicen Marx y Engels, no lo contrario. El socialismo del siglo XXI refuerza el desarrollo de las personas, y al tiempo garantiza los derechos de los pueblos y de los colectivos.
En conclusión, ni el egoísmo debe impedir el desarrollo colectivo, ni el colectivismo debe ahogar la libertad individual. Por eso se amerita valores muy fuertes que formen e informen. La mejor identificación de los pueblos debe ser con los proyectos que hay detrás de los valores. Los valores son los mapas con los que las sociedades se orientan. Si las sociedades tienen muy despiertos sus valores, ni el egoísmo individualista ni la pérdida de libertad individual se harán fuertes en nuestras sociedades.
Una sociedad "politizada" es una sociedad que defiende en su vida cotidiana los valores que la informan. Siendo una tarea de todos, se hacen menos importantes las vanguardias, los vigilantes de la doctrina, los sacerdotes de la ortodoxia.
La democracia de todos
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