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MORALIDAD EN LA ABOGACÍA (ANÁLISIS)


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2015  •  Trabajo  •  1.369 Palabras (6 Páginas)  •  128 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1][pic 2]

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

FUNDACIÓN MISIÓN SUCRE

ALDEA UNIVERSITARIA CASA DE LAS MISIONES II UBV

MUNICIPIO TOMAS LANDER-ESTADO MIRANDA

P.F.G. ESTUDIOS JURÍDICOS

MORALIDAD EN LA ABOGACÍA

(ANÁLISIS)

Profesor:

Rafael Simanca

Bachiller:

Wilmer Medina

C.I. Nº V-12.183.487

III Semestre, Sección “A”

Ocumare del Tuy, Noviembre de 2011

MORALIDAD EN LA ABOGACÍA

(ANÁLISIS)

Hablar de la moralidad de la abogacía, requiere en primer lugar establecer la diferencia que existe entre la “moral y la ética”, debido al hecho de que ambos términos son considerados con sinónimos, ya que los dos términos proceden de palabras con raíces similares, no obstante, algunos autores establecen cierta diferencia entre ambos conceptos. Por ello para iniciar este análisis, se define la moral de acuerdo a Martínez, R. (2006), como “…calidad del acto humano que persigue el bien, que no produce daño intencionalmente” (p.788).  Igualmente, Haruka, S. (2008), señala a la moral como “…el conjunto de principios, costumbres, valores y normas de conducta, adquiridos y asimilados del medio (hogar, escuela, iglesia, comunidad)” (p.1). En función de ambos conceptos, se puede indicar que el aprovechamiento, asimilación y práctica de la moral, no depende de una actitud plenamente consciente o racional de las personas, sino principalmente, de un sentimiento de respeto a la autoridad moral de la que provienen, poniendo como un ejemplo de la misma, el respeto a la autoridad que ejerce el padre dentro del núcleo de una familia integra.

En cuanto a la ética, Haruka la conceptualiza como “…el conjunto de principios, valores, costumbres y normas de conducta, adquiridos, asimilados y practicados de un modo estrictamente racional o consciente”, en palabras más sencillas, corresponde al ejercicio libre y consciente de la razón para justificar los actos desde el punto de vista del bien y del mal. Visto de esta manera, se deduce que la moral es particular y personal, mientras que la ética es universal y objetiva, imparcial e impersonal, porque se basa en principios fundados, que trascienden los hábitos y las costumbres particulares. A tal efecto, cabe destacar que pueden existir diversas “morales” o costumbres morales, un ejemplo seria indicar que la moral del venezolano, es distinta de la moral de mexicano; pero también es cierto que sólo hay una ética, así como existe una sola humanidad y una sola razón humana. Evidentemente de esta ética general, constituida por principios fundamentado en la validez universal, pueden proceder normas específicas de conducta y conformarse así “éticas especiales”, entre las cuales se pueden mencionar la ética profesional, la ética médica, la ética social y la ética del abogado.

Vale destacar que la moral debe producirse dentro de la conciencia; es el orden interior de la vida auténtica, que valora las acciones del individuo  en vista a su fin supremo y último, por ello, debe prevalecer como un código deontológico (moral) que permita al profesional sobre todo del derecho, ejercer su carrera con base en la ética y la moral, entender que no debe direccionar su ejercicio profesional a la consecución de actividades destinadas únicamente a producir dinero; situación está que se puede observar en el campo del Derecho como una forma de vida adoptada por algunos abogados quienes entre sus anhelos, ambiciones y sueños, han olvidado o desdeñan la importancia de la moral en su profesión.

Aunque no es el común de todos los abogados, muchos han actuado por poder, ofreciendo sus servicios al mejor postor o peor aún se han dejado corromper por la corrupción y la codicia, convirtiéndose en delincuentes con título universitario o profesionalizados, situación muchas veces denunciada en los Colegios, pero que no ha sido tomada en consideración por sus autoridades.  Ante tal escenario, da tristeza observar como una carrera tan loable como la abogacía, se pierde entre los brazos de la inmoralidad y la falta de ética y es normal escuchar opiniones desfavorables y negativas del gremio, que hacen pensar en la posibilidad de realizar un cambio de carrera por parte de los estudiantes de Derecho en las universidades venezolanas.

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