Mariposas sin alas , ¡camino por la guerra de educación!
Enviado por Monse Villarruel • 1 de Octubre de 2015 • Reseña • 1.262 Palabras (6 Páginas) • 153 Visitas
UNIVERSIDAD VERACRUZANA |
Ensayo |
Valores Humanos |
Elvira Monserrat Villarruel López |
22/03/2012 |
ANI-S10008011
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Ensayo reflexivo:
Valores Humanos
Comúnmente cuando solemos opinar acerca de la vida, de lo creemos correcto o simplemente mostrar nuestro punto de vista, tendemos a “creer”, ingenuamente, que tenemos la razón, es decir, partimos de lo que supuestamente sabemos y, aun peor, de lo que “creemos saber” sin percatarnos que realmente lo que decimos es totalmente subjetivo.
Y es que resulta una tarea realmente complicada hablar a partir de la razón y no de “mi razón”, hecho totalmente inútil ya que se debe tomar en cuenta que debido a que somos seres sociales convivimos constantemente con cientos de personas, todas ellas con miles de vivencias, pensamientos y creencias que les han forjado una personalidad y que les dan la pauta para opinar acerca de la vida, en sí de tener un punto de vista propio, que si bien puede llegar a convenir con los demás, no converge siempre al entendimiento y aceptación de lo que otras personas piensan, en todo caso se busca tolerar y respetar el derecho a expresarse libremente, y es justo allí donde muchas veces recaen los problemas de la sociedad, que se encuentra llena de ideas propias, que tiende a descalificar los modos de las otras y que incluso se comporta de forma discriminatoria al no aceptar, o al menos entender, que muchas de estas diferencias se generan a partir de las características de sus habitantes, como la religión, edad, sexo, etnia y otras que obviamente le dan cualidades distintas y que no siempre coincidirán con las demás.
Entonces ¿cómo saber qué es cierto y qué no? Un dilema bastante interesante nace al hacernos tal cuestionamiento. Se saben algunas cosas, otras se aceptan y muchas más se ignoran, ¿cómo podría alguien decir que algo es cierto si todos los demás no lo consideran así? Es aquí donde nuevamente ponemos a la sociedad liderando el estandarte de la verdad, concibiendo lo que es cierto, proclamando la razón y evidenciando que no es sino a través de las múltiples interacciones de unos con otros que podemos concebir la idea de la verdad, esa que al estar conformada de múltiples subjetividades, se proclama como una realidad objetiva al ser aceptada por todos.
Siguiendo bajo esta premisa, resulta entonces simple entender cómo es que nos regimos como seres sociales, no obstante hay una cuestión que debe ser tomada en cuenta con igual importancia, si es que las relaciones de unos con otros han forjado lo que conocemos como cultura, también existe el individualismo, es decir, aquella cualidad que nos define como seres únicos, con ideas propias, que nos unen pero que también nos hacen discutir y discernir acerca de múltiples temas, como ya se explicó anteriormente, si las sociedades usualmente difieren entre sí, es totalmente comprensible que los hombres lo hagan, tanto dentro de la misma como entre entes de una distinta.
Digamos que es fácil coincidir sobre el azul del cielo, lo blanco de las nubes, lo profundo del mar y demás asuntos de clara observancia, sin embargo ¿qué pasa cuando lo que se debate son reglas de comportamiento, como lo son los valores humanos?, ¿es posible llegar a un acuerdo mutuo de lo que es correcto e incorrecto? Y mejor aun ¿podrá la sociedad entera aceptar y acatar esos valores e incluirlos en su actuar cotidiano? La respuesta no es simple, primero consideremos que la existencia de los valores humanos no depende de la observancia de los humanos como tal, como sucede en otros casos, sino que éstos existen desde siempre, claro que no fue hasta el reconocimiento de los mismos que se les otorgaron un nombre y descripción. Ahora bien, consideremos qué tan factible es que estos sean de observancia general, lo cierto es que no es fácil, el poder detectar un valor y mejor aun, adaptarlo a nuestra conducta, obedece factores como la personalidad y la educación, no es sino a través de ella que una persona puede hacer un juicio de valoración acerca de un comportamiento y del cómo se debe actuar para consigo y para la sociedad.
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