Matriz De Cosmovision Andina
Enviado por besey16 • 21 de Noviembre de 2012 • 3.343 Palabras (14 Páginas) • 601 Visitas
JOSÉ FERNÁNDEZ DE LIZARDI
José Joaquín Fernández de Lizardi, mejor conocido como El Pensador Mexicano, destacó como escritor popular durante los últimos años de la Colonia, lo que duró la guerra de Independencia y los primeros del México independiente. Empezó publicando folletos breves, fáciles de leer y de transmitir de viva voz. En esa época, la mayoría de la población de México era analfabeta. Con obras como las de Lizardi se podían enterar de los sucesos notorios, las últimas novedades y de todo cuanto se quisiera transmitir por este medio; sin embargo, estas producciones fueron prohibidas por las autoridades virreinales. Fernández de Lizardi fundó en 1812 el periódico El pensador mexicano, de donde tomó el seudónimo que desde ese momento lo identificó. El propósito central de toda la obra de Lizardi era la educación de su pueblo, ilustrar a México era una manera de hacerlo libre.
Rasgos esenciales del romanticismo fueron la libertad y el amor a la naturaleza. Por eso se dice que el romanticismo hispanoamericano fue anterior al europeo, puesto que estas características surgieron con las luchas de independencia. Tal fue el caso de José Joaquín Fernández de Lizardi, quien se puede ubicar como un autor prerromántico. Las luchas políticas estimularon su crítica satírica reflejada en sus novelas y en su periódico El pensador mexicano, imitación de El pensador inglés.
Fernández de Lizardi sintió la necesidad de transformar a su patria. Encauzó políticamente a los criollos desamparados como él, que venía de una familia de clase media y de escasos recursos. Con grandes trabajos y no menos esfuerzos estudió en Tepotzotlán. Más tarde, en México, estudió latín y en 1793 ingresó en el Real y Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde cursó lógica, metafísica y física. A la muerte de su padre (1798), abandonó sus estudios. Desde muy joven cultivó las letras sin más armas que su ingenio, su agudeza y el deseo de propagar sus ideas libertarias que lo llevaron a ser partidario de la insurgencia a la que defendió en sus escritos. Algunos autores afirman que fue encarcelado por entregar a Morelos las armas y la plata que tenía en custodia cuando desempeñaba el cargo de teniente de justicia de las minas de Taxco.
Se adhirió a la causa de Agustín de Iturbide, a quien después abandonó desilusionado cuando éste se convirtió en emperador de México; se refugió, entonces, en la francmasonería, la cual reunía a los grandes liberales y por esta razón fue excomulgado por la iglesia católica. Vivió siempre en la pobreza y más preocupado por los problemas sociales de su patria que por los suyos. Después del triunfo de la Independencia, el gobierno lo pensionó modestamente. Murió de una larga y penosa enfermedad el 21 de junio de 1827 en la Ciudad de México, tan pobre como nació, pero siempre rico en agudeza e ingenio y, sobre todo, con las ideas románticas de libertad e igualdad por las que siempre luchó con la pluma, como la más lacerante de las espadas. Antes de morir, cuando estaba gravemente enfermo de tuberculosis, redactó la primera parte de su testamento, en el que disponía que no deseaba un sacerdote que lo atormentara con "conjuros contra diablos y otras diligencias que suelen tenerse ensayadas para esta hora". Como contraparte indicaba que prefería "un sacerdote sabio, en este caso vale más que mil agonizadores necios. Éste sabe derramar en mi alma el bálsamo dulce de la confianza en el padre de las misericordias, alentar mi espíritu con la confianza de los premios eternos y difundir una tranquilidad, por toda mi alma, con los augustos consuelos de la religión". Después de hacer algunas otras recomendaciones como que no se le colocase en el piso ni con cuatro velas, que no se le velara y que se le sepultara después de veinticuatro horas y vestido de militar (capitán primero, que fue el grado con que lo pensionó el gobierno), dispuso que sus amigos grabaran en su sepulcro, como en sus corazones, el siguiente epitafio: "Aquí yacen las cenizas del Pensador Mexicano, quien hizo lo que pudo por su patria".
El Periquillo Sarniento, de Lizardi, es considerada la primera novela hispanoamericana. En ésta relata la vida de Pedro Sarmiento, que en su juventud había sido un pícaro, y que ya en su vejez y enfermo redacta sus memorias para dejárselas a sus hijos como testamento, queriendo con ello prevenirlos de que el vicio y la falta de conocimientos no conducen más que a la desventura.
Los primeros tres volúmenes de esta novela se publicaron en 1816 y el cuarto apareció hasta después de la muerte del autor. Con respecto a esta novela, Josefina Chorén, Guadalupe Goicochea y Ángeles Rull, nos dicen en su obra Literatura mexicana e hispanoamericana: "Esta obra abre el género novelesco en México con una vigorosa descripción del pícaro mestizo. El Periquillo Sarniento, novela similar a la picaresca española, es un relato en primera persona, describe a un héroe de mil peripecias y es, sin embargo, el resultado de la inquietud social de la época; el Periquillo no es un vividor, es un hombre débil de carácter que se ve arrastrado por las lacras de un sistema social; las desgracias que le ocurren se debe a su falta de raciocinio y virtud. Lizardi no sólo deseaba describir a la sociedad, sino reformarla, y lo intenta mostrando los problemas sociales, lo vulgar, lo típico de la vida de su tiempo, sacrificando a veces la libertad narrativa por los sermones morales, el realismo estilístico y agregando la comicidad…"
Las páginas de El Periquillo Sarniento son un reflejo fiel del pensamiento, ingenioso y satírico, de Lizardi, quien busca en esta novela una respuesta a la vida del mexicano de su época. Es una novela picaresca, aunque distinta en realidad a otras, por su vocabulario original y pintoresco. Como la preocupación más grande de Lizardi era la educación del pueblo, hace del personaje del Periquillo su portavoz, mediante el cual expresa algunas nuevas ideas educativas procedentes de Francia y España, como las referentes a la enseñanza del latín, de Ignacio Rodríguez en su Discernimiento filosófico de ingenios, publicado en Madrid en 1795, además de lo expresado por Blanchard en su obra L’ècole des moeurs, publicada en Lyon en 1782.
Otras obras de Lizardi de corte poético son Ratos entretenidos o miscelánea útil y curiosa y un poema burlesco sobre el matrimonio, El epitalamio. Cultivó la fábula a la manera de los neoclásicos como Sarmiento, Iriarte y La Fontaine. También escribió algunas obras dramáticas (monólogos) como El unipersonal de don Agustín de Iturbide y la Tragedia del Padre Arenas, entre otras. Novelas representativas suyas son Don Catrín
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