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Enviado por noemicaceres • 21 de Mayo de 2015 • 7.544 Palabras (31 Páginas) • 169 Visitas
Una mirada histórica sobre
la formación de profesores en Chile
En un acercamiento a las fuentes primarias, que
dan cuenta de la historia educacional en Chile, es posible
reconocer que principalmente en el siglo pasado, diversos
estudios sistematizaron y describieron importante
información y datos que expresan las iniciativas y políticas
orientadas a preparar personas para el mundo de la
educación. Es así como se destacan, por ejemplo, los libros
Escuelas públicas de Chile a fines de la era colonial, de José
Manuel Frontaura (1892); La instrucción pública en Chile
desde sus orígenes hasta la fundación de la Real Universidad
de San Felipe, de José Toribio Medina (1905); Historia
elemental de la pedagogía chilena, de José María
Muñoz Hermosilla (1918); Historia de la enseñanza
en Chile, de Amanda Labarca (1939); Desarrollo
educacional de Chile, de Fernando Campos Harriet
(1965); Doctrina y praxis de los educadores representativos
chilenos, de Julio César Jobet (1970); La
formación del profesorado en Chile, de Cristián Cox
y Jacqueline Gysling (1990); Profesores para Chile:
historia de un proyecto, de Beatrice Ávalos (2002),
como también, Historia de la educación chilena, de
Fredy Soto Roa (2000), y La educación primaria popular
en el siglo XIX: una práctica de política estatal,
de Loreto Egaña (2000), entre otros.
De acuerdo con Fredy Soto (2000, 7), “Chile
durante gran parte del siglo XVI es un campamento
en armas, con una economía de subsistencia…
Fue una sociedad que primero debió afirmarse en
la tierra y luego preocuparse de otros menesteres,
donde la educación no tuvo prioridad”.
Por otro lado, los maestros de primeras letras
fueron religiosos y seglares, ya que difícilmente la
educación podía pasar al margen de la Iglesia, naciendo
las escuelas al lado de conventos, doctrinas
o misiones.
Los primeros religiosos que llegan a Chile
son los mercenarios, luego los franciscanos, los dominicos,
la Compañía de Jesús y los Hijos de San
Agustín, siendo una institución muy importante
dentro del nacimiento de la educación en Chile las
misiones jesuíticas.
Entre las escuelas conventuales, particulares
o reales no había diferencias en cuanto a métodos,
enseñanza y costumbres, puesto que todas tenían
como objetivo formar jóvenes cristianos y súbditos
obedientes. Asimismo, a diferencia de otros
países de América, en Chile no hubo condiciones
para que las mujeres accedieran a la educación
(Soto, 2000, 11).
En definitiva, tal como señala Núñez (1997),
durante la época colonial la educación formal
tuvo un escaso desarrollo. Unas pocas escuelas
de primeras letras estuvieron a cargo de los cabildos
o de la Iglesia, que mantuvo también algunos
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Universidad de La Sabana | Facultad de Educación
ISSN 0123–1294 | Educ.Educ. Vol. 13, No. 3 | Septiembre-diciembre de 2010 | pp. 397-417
colegios y seminarios y enseñaron la doctrina católica y
rudimentos de la cultura occidental, en forma de transmisión
autoritaria.
A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, y como
expresión de la ideología de la Ilustración, se fundaron la
Universidad de San Felipe y otros centros. A comienzos de
la época de la Independencia se creó el Instituto Nacional,
como organismo de educación secundaria y superior, dedicado
a formar las élites para el nuevo Estado.
La preocupación de las autoridades de Chile en los
primeros años de vida independiente no estuvo en la
educación; sin embargo, en la medida en que el país se va
desarrollando, los gobiernos acrecientan su interés por ella.
La Constitución de 1833, que regiría hasta 1925, reconoció
la libertad de enseñanza y asignó al Estado una
fuerte responsabilidad en el desarrollo y supervigilancia
de la educación nacional.
Respecto de la formación de profesores, por ejemplo,
Ávalos (2002) refiere que la primera forma institucional de
formación docente en el Chile independiente surgió con el
establecimiento de una escuela normal masculina de preceptores
en 1842, bajo el liderazgo del educador argentino
Domingo Faustino Sarmiento. Posteriormente, en 1854,
se abrió la primera escuela normal para mujeres, dirigida
por la congregación de Monjas del Sagrado Corazón de Jesús,
que aunque con una formación bastante incipiente,
cercana a una escuela primaria superior, igualmente fue
importante como símbolo de la necesidad de contar con
docentes preparados para su tarea.
Ya en esa época, se presentaron formas de perfeccionamiento
de maestros, al fijarse en 1844 las funciones de
los Visitadores Provinciales de Instrucción Primaria, quienes
debían reunirse por veinte días, en los meses de enero
de cada año, con los maestros de su jurisdicción, constituyéndose
las denominadas Conferencias de Maestros,
que fueron bastante exitosas, de tal manera que en 1854
se impusieron por decreto como Ejercicios de Maestros, a
los cuales podían asistir docentes de escuelas públicas y
particulares, cuyo primer director fue Domingo Faustino
Sarmiento (Soto, 2000, 153).
En 1851, Manuel Montt asumió la Presidencia de la República,
y la Universidad de Chile ya se había creado en el
año 1842, como primera universidad pública, sobre la base
de la antigua Universidad de San Felipe, adoptando
la tuición del naciente sistema educativo del país.
También en 1842 se fundó la Escuela Normal de
Preceptores, la Escuela de Artes y Oficios y un conservatorio
de bellas artes; sin embargo, aún no se
promulgaba la ley de instrucción primaria y secundaria,
y uno de los puntos más críticos era la calidad
de los docentes y sus bajos sueldos (Soto, 2000, 27).
Posteriormente, un nuevo impulso tomó el
perfeccionamiento de docentes a partir de 1868,
cuando se creó la Comisión Visitadora de Escuelas
de Santiago, que luego se denominó Conferencias
Pedagógicas, cuyo énfasis estaba puesto en
la lectura y discusión de temas sobre preparación
profesional respecto de contenidos
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