Mitologia De La Amazonia Peruana
Enviado por jhony29 • 3 de Mayo de 2013 • 2.574 Palabras (11 Páginas) • 735 Visitas
Mitología de la Amazonia peruana
Los mitos y leyendas de la Amazonia peruana forman parte de la cultura popular del nativo de la llanura amazónica del Perú, hasta del originario de los países colimítrofes; mitos y leyendas son sustrato de la tradición. Se trasmiten de generación en generación de modo espontáneo. Además en el caso de las etnias amazonenses es parte de su cosmovisión. Una forma de apreciar, aprehender el mundo, la vida y el ser humano. La apreciación mítica da un rumbo a su vida y lo inserta en el maremágnum de la selva.
En las tardecitas, a las orillas de los ríos o en el interior de las casas comunales: en pueblos, caseríos o comunidades nativas, acude el rimero de los mitos y/o leyendas a involucrase en la conversación. En cerca de 500 años de presencia, Occidente- a través de los evangelizadores, colonizadores- ha hecho su penetración en la cultura amazónica. Pero muchos rituales de sanación, posiblemente, mantienen su originalidad. Como la sesión de ayahuasca.
Allí, basta que alguien toque el tema, para que los mayores, hombres o mujeres, relaten sobre fieras increíbles, aparecidas, brujería, magia y encantamientos que los presentes escuchan con avidez y respeto.
Pero, como muchas de las riquezas de esta bendita tierra, también las historias, los mitos y leyendas pueden desaparecer en el tiempo, si no las preservamos para el futuro con la importancia que tienen. Es por ello que publico estas riquezas narrativas con el objetivo principal que se conozca mejor nuestra realidad y que las generaciones futuras sepan conservar intacta, en la memoria colectiva, los recuerdos, mitos y leyendas y así puedan contarlas a sus descendientes.
La sachamama
La sachamama (hachamama) es una boa gigantesca y solitaria, que vive en pantanos de selva adentro. Llega un momento de su vida, quizá después de mil años, en que se incrementa su peso; de tal manera, que ya no puede reptar. Entonces busca un lugar para vivir permanentemente. Consigue, con su poderosa cola, un espacio lo suficientemente amplio; donde pone su cabeza y ahí... espera. El gran poder de atracción que ejerce, le permite jalar a sus víctimas hacia esa pequeña área de territorio, marcado y vigilado delante de su cabeza.
Cualquier animal u hombre que, por ignorancia o descuido, pasa cerca, apenas distingue la cabeza de la alimaña. Pero, pobre incauto correrá una triste peripecia. Más rápido que una centella ocurre lo inesperado. Pues, el infortunado habrá caído en el campo atractor de la Sachamama. Esta atrapando con su poderosa mandíbula, en un tris-tras lo tritura y se lo traga. Hartada su hambre, le espera un largo y plácido sueño.
Otros relatos un tanto fantasiosos señalan que es la encarnación del espíritu de los ríos de la floresta.
El tunche maligno
El tunche maligno es un ser que vaga por las noches oscuras de la selva, como alma en pena, unos dicen que es un ave, otros que es un brujo o un espíritu del mal “un diablo” que goza aterrorizando a la gente. Pero nadie lo ha visto, y todos lo reconocen con temor cuando en plena oscuridad lanza al aire un silbido penetrante “fin....fin...fin...” que por instantes se pierde en el monte a lo lejos, pero vuelve a silbar ya sobre el techo de una casa o a la orilla del río. Todo es tan rápido que la gente solo atina a persignarse o rezar, porque existe la creencia de que cuando silva con insistencia, por los alrededores de un pueblo, anuncia malos presagios y cuando lo hace sobre una casa, enfermedad o muerte.
Burlarse del tunchi o tunche, insultarlo, puede costarle caro al atrevido, ya que lo hará enfurecer y entonces atacará con mayor insistencia, silbando... silbando... lo perseguirá tanto que hasta el más valiente terminará entrando en pánico, que puede llevarlo a la locura o muerte...
El yacuruna
El Yacuruna (“Yacu” = agua o río, “Runa”= hombre o gente) es el espíritu mágico más importante de la selva baja. Manda sobre todos los animales y genios del agua, suele ser invocado por los chamanes y curanderos, en las sesiones de ayahuasca, tanto para hacer el bien como para hacer el mal.
Cuentan que se traslada por los ríos y quebradas, y entra en las cochas montado en un enorme cocodrilo “lagarto negro”. Cuando viaja, se adorna con cinturones y collares de feroces boas negras y va calzado con cascos de tortugas de taricayas o charapas.
Son similares a los tsunki o tsungi de otros mitos.
El chullachaqui
El chullachaqui es un Duende o diablillo de selva, pequeño de estatura, viste siempre una cushma o ponchito colorado cuando va a trabajar a su chacra o anda de paseo. Puede transformarse tomando la forma o figura de cualquier persona o animal, cuando quiere atrapar una nueva y bella doncella y hacerla perder en el monte para siempre. Se cuenta que las personas perdidas en la selva suelen encontrarlo.
El Chullachaqui no vuelve aparecer en el mundo real, y su víctima pasa a formar a las legiones de duendes de este diablillo, de las cuales es el jefe absoluto. En lo profundo de la selva posee chacras donde cultiva sus alimentos, que resultan ser plantas venenosas similares a la papa, la yuca y otros vegetales alimenticios.
Si fuéramos a la selva y encontráramos allí a un familiar u otro ser querido casualmente y sin razón alguna, debemos ser precavidos. Porque, seguramente, el Chullachaqui toma esa forma para hacernos perder en el monte y solo podemos escapar de su “encantamiento”, si logramos descubrir que su pie izquierdo tiene la forma de una pata de cabra. Es raro pero también se cuenta que pueden tener su pie en forma de patas de otro animal, o incluso un pie humano vuelto hacia atrás.
La runamula
La Runa-mula (una “mujer o gente” más mula “cruce de caballo con burra”) es una criatura mostruosa. Es con la llegada de los primeros misioneros españoles que nace la leyenda. Cuenta que cuando una mujer casada o comprometida, nativa o mestiza seducía o era conquistada por un misionero, por raro sortilegio, se convertía en un duende con cuerpo de mula, cabeza y pecho de mujer, que vagaba en las noche de luna llena asustando a los pobladores de los pueblos y caseríos, con sus relinchos espeluznantes y el ruido producido por sus cascos, al galopar sin rumbo por los alrededores. La gente sabía entonces que había allí una mujer que mantenía relaciones prohibidas.
Entonces, los más valientes, perseguían al animal encantado para ver en qué casa se metía o hacia donde se dirigía cuando terminaba el encantamiento. La infiel descubierta, tenía que ser llevada ante un buen curandero para que la curara, mediante baños y sesiones de ayahuasca, liberándola del hechizo que sufría por mantener amores prohibidos.
...