Modelos Economicos
Enviado por josegar979 • 24 de Agosto de 2012 • 3.771 Palabras (16 Páginas) • 408 Visitas
Se considera a Adam Smith (imagen), con su obra La riqueza de las naciones (1776), como el fundador del liberalismo económico y el iniciador del período de los llamados economistas clásicos. El propósito de Smith, como el de los fisiócratas y los mercantilistas, era descubrir el procedimiento de enriquecer al Estado, como demuestra su título, pero llega al convencimiento de que es condición previa el enriquecimiento de los individuos, y éste es el meollo de su obra: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más eficacia que si trabaja para el interés social”, es su axioma de la armonía entre el interés particular y el general.
Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la sociedad.
La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros.
El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad.
Laissez faire («dejar hacer, dejar pasar»)
Una característica del liberalismo económico es la que indica al Estado que debe «dejar hacer, dejar pasar» es decir no intervenir. El mayor abanderado de esta idea m Bentharn: «el gobierno no puede hacer nada más que lo que podría hacer para aumentar el deseo de comer y de beber. Su intervención es perfectamente inútil.»” y agrega: «Los impuestos no deben tener otro objeto que su objeto directo: el de producir una renta disminuyendo el gravamen tanto cuanto sea posible. Cuando se quiere hacerlos servir como medios indirectos del estímulo o de restricción para tal o cual especie de industria, el gobierno, como lo hemos visto ya, no consigue más que desviar el curso natural del comercio y dar la dirección menos ventajosa a los negocios.» ~
¿Cómo es que esta libertad económica absoluta puede regular la economía de una Nación? Mediante la ley de la oferta y la demanda que los liberales clásicos consideran una ley natural, como la que regula el ciclo de las estaciones o la ley de la gravedad. Cuando un producto es demandado por la gente en cantidades superiores a las existentes el precio sube. Al subir algunos compradores se retraen y destinan su dinero a otros productos. Al ver esos precios más altos, los poseedores del capital invierten en producir esa mercadería que ahora se ha vuelto muy rentable y por su competencia hacen que el precio baje. De esa manera la ley de la oferta y la demanda no sólo regula el precio de las mercaderías sino que reasigna el uso de los capitales y la mano de obra a aquellos que más demandan los consumidores Cuando el Estado interviene fijando el precio de un producto, o colocando impuestos diferenciales a determinadas mercadería, destruye ese equilibrio natural y determinados productos sobrarán y otros escasearán. Cada vez que se fijan precios máximos, se produce desabastecimiento.
Las leyes del mercado, basadas en el juego de la oferta y la demanda, son la mano invisible que rige el mundo económico y a la larga equilibran la producción y el consumo de los diversos artículos. Toda barrera artificial, incluso entre las naciones, que dificulte las leyes de mercado, debe ser abolida; se postula el incremento del comercio internacional, principio que casa perfectamente con las necesidades de las potencias industriales.
Para decirlo en términos más modernos, el Estado se debería limitar a mantener el orden y hacer cumplir los contratos que las partes firmen libremente. Todo lo demás debería quedar librado a las leyes de la economía. Cada individuo deberá trabajar y ahorrar para educar a sus hijos, para enfrentar enfermedades y accidentes, y para mantenerse en la vejez y la invalidez.
Se considera factor imprescindible del desarrollo la acumulación de capital, al que se exalta como rector y benefactor de la sociedad. Adam Smith escribe: “La industriosidad de la sociedad sólo puede aumentar en proporción al aumento de su capital”. De esta forma la doctrina del beneficio ilimitado queda canonizada.
El pensamiento liberal centra su preocupación en la trilogía ganancia, ahorro, capital. El interés individual y el social coinciden siempre, asegura Adam Smith; más lejos llega Malthus cuando condena la asistencia a los desvalidos por ser perjudicial para la sociedad; la felicidad general no sería posible “si el principio motor de la conducta fuera la benevolencia”.
La ideología del liberalismo económico favoreció el proceso de industrialización, la creación de mercados mundiales, la acumulación de capitales, el surgimiento de empresas gigantescas, dimensiones todas que se reflejan en la segunda fase de la Revolución Industrial; pero separó la ética de la economía y se despreocupó de los problemas sociales de la industrialización.
Individualismo Económico: Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar el medio más oportuno de emplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común: pero estos mismos esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, sin premeditación suya, el empleo más útil a la sociedad como tal (...).
Todo sistema de preferencia extraordinaria o de restricción, se debe mirar como proscrito, para que de su propio movimiento se establezca el simple y obvio de la libertad labrantil, mercantil y manufacturante.
Todo hombre, con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar perfectamente libre para abrazar el medio que mejor le parezca para buscar su modo de vivir y sus intereses; y que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo de la naturaleza humana.
ADAM SMITH: La riqueza de las naciones (1776).
Adam Smith: El gran economista nació en una pequeña ciudad pesquera próxima a Edimburgo. Estudió en las Universidades de Glasgow y Oxford y fue catedrático de Glasgow y tutor, en Francia, del duque de Buccleuch. En 1776 se publicó su obra más importante: La riqueza de las naciones. De esta obra magna se
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