Murasaki Shikibu Y La Primera Novela Moderna Universal.
Enviado por c0mepiedras • 1 de Diciembre de 2012 • 3.048 Palabras (13 Páginas) • 564 Visitas
Mujeres, literatura y otras cosas peligrosas. 1
Bárbara Soza.
El tema que trataré en este trabajo será algo que particularmente me llamó mucho la atención: el Genji Monogatari. Más allá de interiorizar en esta particular historia y los temas de la corte Heian, me centraré en su autora, Murasaki Shikibu, y en el hecho significativo de que precisamente una mujer haya escrito la denominada “primera novela moderna”, teniendo en cuenta el contexto político, religioso y social que ellas vivían dentro de la sociedad japonesa.
Durante el siglo VI se introduce en Japón el budismo, a través de China y Corea. Japón en ese momento estaba viviendo un proceso de “apertura” o “primer flujo”, pero solo recién en el siglo VII se erigió el primer templo budista llamado Hoko-ji en Asakusa, cerca de Nara. Sin embargo, su difusión era difícil, ya que en Japón no había una lengua escrita como tal, por lo que se instauró la lengua china, provocando que sus primeros escritos fueran en ese idioma. De esta manera, los Sutras contribuyeron a la implantación de la cultura china a través de la lengua hablada y escrita, que posteriormente sería la expresión de la clase culta y aristocrática.
Durante este periodo, la cultura china fue inmersa dentro de la cultura japonesa, siendo adaptada y modificada para crear una cultura más sofisticada. Tanto la política, las artes, las letras, el budismo, fue modificado. Por ejemplo, dentro de la política, el entramado estatal chino con la decadencia del rígido sistema burocrático de los códigos Taika y Taikô,se fortaleció la institución imperial en los primeros años del reinado del Emperador Kanmu. Pero tras la muerte de éste en 806 se abandonó de manera progresiva la asimilación cultural con China y hacia 838 se dieron por finalizadas las relaciones con la Dinastía T'ang.
Por otro lado, el monje Kukai había viajado a China a comienzos del siglo IX, para seguir la enseñanza de la “Palabra Verdadera”. Años más tarde regresó a Japón llevando no solamente objetos sagrados sino también grandes conocimientos. En 816 fundό en el monte Koya, el templo Kongobu-ji que convirtió en centro de la escuela Shingon, secta muy importante del Budismo Esotérico, dedicada sólo al estudio de los textos sagrados. A partir de la escritura esotérica derivada del sánscrito, inventό los caracteres Kana, signos silábicos que dieron origen a la escritura japonesa.
De esta forma, el surgimiento del kana dio origen a un inusitado cambio cultural. Las mujeres de la aristocracia Heian, se apropiaron del lenguaje cotidiano, haciendo el uso más amplio posible de esta escritura. Sólo las mujeres de la Corte utilizaban el kana o también denominado onnade (“mano de mujer”) debido a que el empleo de los ideogramas kanji de origen chino estaban reservados para ser escritos sólo por hombres, lo que generó en el texto muchas palabras ambiguas, que no siempre son deducibles por el contexto. Los monjes, funcionarios y científicos seguían escribiendo en chino, por ello se consideró que era de mal gusto que las mujeres de la época escribiera con kana.
Así fue entonces, como la literatura japonesa comenzó a emerger, tras siglos de influencia china. Si bien, existían poemas, y haikus anteriormente, todos eran escritos con caracteres chinos, y también con cierto dejo de imitación de esta cultura. Se establecieron nuevos géneros, como los nikki o “diarios privados”, los shôshi o “libros de impresiones”, los uta monogatari o las “relatos poéticas” y los monogatari o las “novelas líricas”, y otros escritos personales hechos por cortesanas. Cabe mencionar que los más importantes, los más conocidos, y los más mencionados son precisamente el Makura no Soshî, o “Libro de la Almohada” escrito por Sei Shônagon, y obviamente el Genji Monogatari, o “Historia de Genji” escrito por la ya mencionada Murasaki Shikibu.
Pero, ¿qué llevó precisamente a mujeres a escribir literatura? Durante un periodo de cien años dentro de la Época Heian casi todo autor digno de mención que escribió en japonés fue mujer. Semejante predominio literario de una mujer es un fenómeno muy infrecuente, por no decir único, en la historia cultural, y resulta doblemente sorprendente que se diera en la parte del mundo donde las mujeres han estado condenadas a una posición de irremediable inferioridad. Sin embargo, esto se debe a un fenómeno netamente cultural. Si bien, como ya he mencionado, anteriormente se escribía en kanji, osea caracteres chinos, este mismo hecho lleva a que hasta ese periodo no había nada escrito en el propio idioma japonés. Es decir, es como si no hubiera nada escrito por los propios japoneses anteriormente, solo habían vagas imitaciones de otros idiomas, y transculturizaciones. Sólo entonces, el propio Japón comenzó a emerger lentamente en aquella época, y precisamente por el género más doblegado de la historia. Algo que obviamente no fue tomado en cuenta dentro de su época, como muchas veces ha sucedido también en el Occidente, donde incluso llegan a menoscabar una obra que posteriormente es la base de una vanguardia o nuevos movimientos. (Irremediablemente llegan ecos de Dalí, Lutero, o incluso Homero.) De esta manera se dio origen a la identidad japonesa.
Por otro lado, desde un punto de vista más social, descubrimos como el mundo interior femenino es oprimido y reprimido dentro de una sociedad patriarcal y polígama. “Según algunos escritores, la exclusión de las mujeres de todos lo asuntos públicos, combinada con el sistema de poligamia imperante, les preoporcionaba una enorme cantidad de tiempo libre que podían dedicar a actividades literarias, mientras que los hombres estaban demasiado ataredos con sus deberes oficiales y con satisfacer las exigencias de sus numerosas esposas y queridas.” (Norris p. 260). Es decir, las mujeres de la Corte debían resignarse a pasar horas de tzuresure o el denominado “ocio”, donde la larga espera a su marido ocupado se hacía interminable, por lo que lentamente comenzaron a ocuparse de otras cosas. Lo principal, dentro de la corte, era el chismorreo, donde por aburrimiento la mayoría de las damas investigaba la vida de las otras comentando acerca de sus amoríos secretos, y misteriosos hombres que las visitaban. De aquí nació la escritura de los diarios, donde escribían casi sagradamente todos los días. La vida transcurría con una lentitud colosal, donde cada acontecimiento por pequeño que sea, ya provocaba un cambio y las alejaba del tedio. “Un hombre tenía la movilidad de una abeja [mientras que] una mujer estaba enraizada como una flor en su casa” (Brower y Mines. p. 431)
Las principales obligaciones de las mujeres de la Corte eran dedicarse a sus hijos, obligación que muchas veces delegaban,
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