Nuevos desafios en educacion
Enviado por Gimena Pontarollo • 5 de Septiembre de 2018 • Trabajo • 2.804 Palabras (12 Páginas) • 213 Visitas
Curso: NUEVOS DESAFÍOS EDUCATIVOS
ACTIVIDADES OBLIGATORIAS
1) Teniendo en cuenta los planteos de las autoras Dussel - M. Southwell y Perla Zelmanovich sobre autoridad docente explique y fundamente:
- ¿Puede la educación prescindir de la autoridad?
- En los nuevos y complejos escenarios escolares ¿De qué modo podría tornarse eficaz la autoridad docente?
La educación es un asunto en el que algunos deciden que hay algo valioso que transmitir o pasar a otros, y en esa amplia definición ya encontramos que hay una relación de autoridad. La relación pedagógica es una relación de autoridad y es una relación asimétrica, porque ambos miembros de la díada no están en igual relación con el saber, las normas, las responsabilidades, las etapas vitales, etcétera. La enseñanza también supone construcción de formas de autoridad.
Todo proyecto educativo implica también una visión sobre quién y cómo ejerce autoridad, cuál es el lugar de los saberes en esa transmisión y qué aspectos quedan excluidos. La educación entonces implica siempre un ejercicio de poder; es un acto de autoridad que conlleva una responsabilidad: la de asumir la tarea de transmitir o enseñar algo a otros, introducirlos en otros lenguajes y códigos, y darles herramientas para moverse en el mundo.
Frente a la crítica antiautoritaria, se abrió en muchos casos una cierta abstinencia de educar, por considerarlo potencialmente autoritario o peligroso. Algunos fundamentaron esta decisión en un constructivismo que valora el perfil de guía u orientación y sospecha de cualquier forma de transmisión que se asemeje a las lecciones de antaño, o de sanción que parezca “represiva”. En el medio, el lugar de docentes y adultos en la institución escolar quedó confuso y borroso. Y si bien ya no es posible ni deseable volver a la época anterior de posiciones rígidas y jerarquías incuestionables, vale la pena preguntarse si estamos condenados a vivir en la confusión, o si podemos convertir a esas paradojas y tensiones en algo más productivo pedagógicamente y, por qué no, placentero.
Lejos de aportar a pensar una autoridad que se pueda sostener en las coordenadas sociales y culturales actuales, apelan a la nostalgia de una autoridad fuerte o a la abstención de toda autoridad posible.
Identificar y darles estatuto de mitos a las proposiciones circulantes como “Los chicos de hoy son apáticos o violentos” o “Los docentes no tienen autoridad”, nos abre a entender los modos en que estas construcciones buscan colonizar el vacío producido por la ineficacia de las viejas respuestas a las nuevas dificultades.
Frente a esta dificultad que presenta la heterogeneidad creciente de los grupos escolares, nos encontramos con búsquedas que merecen ser estudiadas, y que consisten en ensayar con otros colegas modos de autoridad construida “entre varios” que configuran nuevos escenarios de posibilidades. Abrir el aula para coordinar ayudas e intercambios y atender a la conformación de grupos y subgrupos para la atención de trayectorias que requieren condiciones diferentes, para encontrarse con algún deseo que los convoque.
La autoridad se puede tornar hoy eficaz, en la medida en que se asienta sobre la estructura deseante del sujeto. Hay un esfuerzo del profesor por producir un lazo apuntando a la singularidad del deseo en el alumno (una suerte de alienación transitoria), sin abandonar por ello su objetivo educativo de ofrecerle un “plus cultural y de interés social”.
En tiempos de transformaciones culturales como las que vivimos, la autoridad se puede sostener a condición de inventar nuevas ficciones, al estilo del teatro en el que los personajes son protagonistas cada uno con un papel a desempeñar. Las políticas públicas y quienes cumplen funciones de autoridad en ellas, tienen un papel crucial a desempeñar en este montaje, contribuyendo a “abrir el juego” a los modos diversos de regular los tiempos, los espacios, la organización de los grupos, las trayectorias de los alumnos, los contenidos culturales y los modos de trabajo entre colegas.
La responsabilidad incorpora la dimensión ética y política del trabajo docente: para qué educo, en nombre de quién, con qué derecho. Precisamente para no caer en la visión de la educación como estricta disciplina o como reclutamiento.
2) Establezca algún desafío educativo para su práctica docente respecto a la relación escuela – familia. Explique y fundamente.
Cuando uno habla de la “familia” no puede sino pensar cosas buenas. Es, por el momento, el mejor invento humano para garantizar la continuidad de la vida. La cría humana, a diferencia de otras especies, nace en estado muy vulnerable y necesita para su crecimiento normal de largos y persistentes cuidados para lograr su máximo desarrollo. Y eso requiere de otros seres, adultos, que se ocupen de esa tarea.
A lo largo de la historia, la familia adoptó diversas formas, pero sus funciones básicas de protección y estímulo de los nuevos miembros, no han podido ser reemplazadas nunca. Sin embargo, a lo largo del siglo veinte, su estructura sufrió muchas y rápidas trasformaciones: hoy tenemos familias convencionales, monoparentales, ensambladas, con todas sus combinaciones y ése es uno de los grandes desafíos de la época, ya que inevitablemente los vínculos intergeneracionales se ven alterados y la trama de relaciones se vuelve cada vez más compleja.
Existe una necesidad de asumir que los límites no sólo restringen, sino que posibilitan, y que cuando son adecuados previenen males mayores en el futuro. Si padres y maestros no ponen límites a los chicos con amor, alguien o algo se los pondrá luego y nadie sabrá cómo, cuándo ni dónde.
La escuela y la familia, para trabajar conjuntamente, deben asumir que tienen un problema en común; que no saben qué hacer con él; que puede haber divergencias o errores, pero deberán aceptar la premisa de que tanto unos como otros quieren lo mejor para los chicos. Que tienen roles diferentes, pero complementarios.
El “desafío” es un ingrediente importante del trabajo sano y productivo. Algunos de estos desafíos podrían ser:
-Una mirada contextualizada sobre los problemas de nuestras prácticas docentes.
-Producir subjetividad en tiempos de fragilidad de vínculos.
-Superar posiciones de resistencia ante los problemas.
-Una renovada mirada sobre nuestras prácticas
-Interrogarnos sobre el rol de la escuela: ¿Es un espacio de reproducción de condiciones sociales o es un espacio de provocación cultural y transformación social?
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