ORIGEN DE LA PALABRA PINGA
Enviado por cemiltf • 21 de Junio de 2015 • 658 Palabras (3 Páginas) • 1.316 Visitas
En el habla popular, más de tendencia vulgar, que está inscrito sobre todo en las localidades marginales o delincuenciales (aunque también se presenta en las sociedades pudientes), las personas hacen uso de una gran diversidad de vocablos, de los cuales destacan en sobremanera los disfemismos, que son palabras o expresiones usadas deliberadamente de forma despectiva o insultante para referirse a algo, lo contrario de los eufemismos o expresiones tabú. Pero cuántas veces nos hemos detenido un momento a pensar cómo fue que se popularizaron tanto aquellas palabras, cuáles fueron sus orígenes o quién fue la primera persona o pueblo en utilizarlas, cómo fue evolucionando con el tiempo el significado de dichas expresiones o que acepciones se le han otorgado en otras localidades.
El vocablo “pinga” es un claro ejemplo de disfemismo muy popularizado en Latinoamérica y sobre todo en el Perú. El objetivo de este trabajo es brindar un alcance de los orígenes, evolución y situación actual de dicha expresión basándonos en el estudio de la semántica sincrónica y diacrónica; así también analizarla como unidad léxica y dentro de un campo semántico, lo que pertenece al estudio de la semántica estructural.
1. Aspecto diacrónico y sincrónico de la palabra pinga
Etimológicamente, el vocablo pinga tiene su origen en una lexía popular atribuida al militar, político y ex presidente del Perú Simón Bolívar: “¡Vaya usted a la pinga!”. La historia es narrada por Ricardo Palma en una de sus pícaras tradiciones titulada La pinga del libertador, que pertenece a su inédita obra Tradiciones en Salsa verde, que saldría a la luz tardíamente en el año 1973, el relato nos cuenta la singular forma de expresión que caracterizaba a Bolívar, este en lugar de decir “¡Vaya Ud. al carajo!”, como lo habría dicho un español o un americano, solía decir esa frase para dirigirse a sus subordinados: “¡Vaya usted a la pinga!”. Y más histórico, señala Palma, es que cuando en la batalla de Junín, varios jinetes pasaron cerca del General y, acaso por halagar su colombianismo, gritaron: ¡Vivan los lanceros de Colombia! Y Bolívar, contestó, dominado por justiciero impulso: ¡La pinga! ¡Vivan los lanceros del Perú! Desde entonces fue popular la frase: ¡La pinga del Libertador!
Inicialmente esta palabra carecía de significado nominal propiamente dicho, ya que no se le tomaba como sustantivo o adjetivo en sí, solo era una locución interjectiva que semánticamente tenía solo significación gramatical, expresando un estado de ánimo: desprecio, cólera, desagrado, esto según lo que decía Bolívar. Pero luego la palabra se hizo más popular y se le atribuyó una acepción nominal, aunque no se sabía exactamente qué cosa podría significar pinga como sustantivo, la gente solo empleaba dicha palabra de un modo pícaro y sarcástico, por el simple hecho de ser popular y graciosa entre la
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