ORIGEN Y DESARROLLO DEL NIÑO
Enviado por gcorral8564 • 26 de Octubre de 2012 • 2.293 Palabras (10 Páginas) • 576 Visitas
ORGANIZACIÓN DEL PROCESO DE CRECIMIENTO.
No todos los niños crecen a la misma velocidad. Por ejemplo, entre los niños pequeños, frecuentemente los más bajos crecen más lentamente. Decir que una niña tiene cuatro años de edad, no nos indica el tamaño de ninguna de las partes de su cuerpo. Para cualquier edad numérica, en ambos sexos, nos encontramos con una amplia diversidad de tipos de cuerpos. Durante el periodo de desarrollo entre la infancia y la edad madura, el medio ambiente exige bastante al crecimiento del niño. Aunque hemos de considerar que muchas de las respuestas del niño a las nuevas situaciones están ya programadas genéticamente, su continuo crecimiento y capacidad para sobrevivir depende de lo adaptable que sea su fisiología para soportar un movimiento cada vez mayor. Su movilidad se consigue gradualmente por la extensión y crecimiento de los diferentes órganos y partes del cuerpo. El índice de crecimiento de estos órganos y partes no es paralelo, sino que difiere de unos a otros. Por ejemplo: al nacer, los brazos tienen longitud similar al tronco; a los dos años los brazos son un 15% más largo que el tronco; a los siete años los brazos son un 25% más largo que el tronco; en los adultos, los brazos son un 50% más largo que el tronco. Un niño en crecimiento muestra un cambio gradual de apariencia y de forma. Se desarrollan más rápidamente ciertas partes del cuerpo que otras. Un buen ejemplo de esto es la cabeza, en donde se observa que la cara permanece durante bastante tiempo en la infancia relativamente pequeña en relación con el rápido crecimiento del cráneo. El cerebro, tan necesario para la acción, adquiere el tamaño adulto rápidamente. Alcanza un 80% del tamaño adulto entre los cuatro y cinco años de edad; es el momento de la escolarización. El sistema de reproducción sexual se desarrolla más tarde, alrededor de los once años, momento en que experimenta un rápido crecimiento y se manifiestan las diferencias sexuales. El peso del cuerpo muestra un continuo aumento hasta el sexto o séptimo año en que representa menos del 50% del peso adulto. De los siete a los once años aumenta muy poco, casi a kilo por año.
Durante esta fase en que el peso aumenta casi a kilo por año, tienen lugar los cambios glandulares que son un preludio a los posteriores estados de desarrollo del esqueleto y de los tejidos del cuerpo. A partir de los once años en adelante, el peso del cuerpo vuelve a presentar un aumento constante hasta la madurez.
Este aumento está representado por un, a su vez, constante aumento de estatura que, en primer lugar, es resultado del crecimiento de las piernas.
A menudo existe una gran diferencia en el ritmo de crecimiento de las distintas partes del cuerpo, así como variaciones durante dicho crecimiento. El cuerpo del niño se halla en continuo cambio de forma y, por lo tanto, de proporciones. El cuerpo de un niño es propenso a los cambios y estos cambios son normales y avanzan, poco a poco, hacia un equilibrio en la madurez.
La variación del ritmo de crecimiento entre las distintas partes del cuerpo está reglada de tal manera que cada una de ellas alcanza la medida proporcional al papel que ha de desempeñar en su momento en la fisiología del cuerpo.
Las glándulas endocrinas proveen los reguladores y los mecanismos exactos que controlan los procesos de crecimiento. El cuerpo humano, durante el desarrollo y el crecimiento, cambia de tres maneras: entre el nacimiento y la madurez los incrementos aproximativos en cada una de las tres dimensiones son: para la estatura, un aumento de tres veces y media; la superficie de la piel, un aumento de siete veces, el peso, un aumento de veinte veces. El ser humano posee el período de crecimiento más prolongado de todos los animales. La infancia del ser humano, por ejemplo, es aproximadamente tan larga como toda la vida de un mono. El ser humano requiere un promedio de veinte años para llegar a la madurez. La edad numérica de un niño no se puede tomar como punto de referencia al establecer el desarrollo hacia su madurez física. Decir que una niña tiene trece años de edad no representa ninguna prueba de que haya alcanzado un estado determinado de la pubertad. Tampoco representa ningún indicio que nos asegure el tamaño de cualquier parte de su cuerpo. La edad numérica es mucho menos importante que las medidas y proporciones del cuerpo.
Al estudiar el desarrollo del cuerpo, aún dejando aparte la edad numérica, nos topamos con dificultades. Entre los niños pequeños, con frecuencia los más bajos crecen más lentamente, mientras que entre los adolescentes son los más altos los que crecen más despacio, y los más bajos crecen con más rapidez durante un periodo más largo de tiempo.
Esto tiende a acentuar la gran diversidad de medidas del cuerpo de los niños. Para cualquier edad numérica, en ambos sexos, nos encontramos con una amplia diversidad de tipos de cuerpo.
La figura de un niño no es la de un adulto en miniatura. Se reforma y parece que se deforma conforme progresa. Están presentes las mismas partes que en el adulto, pero adoptan continuamente nuevas proporciones. Hay veces en que los pies parecen demasiado grandes para las piernas, las manos demasiado grandes para los brazos, o los antebrazos demasiado grandes para los brazos; estos ejemplos podrían ser fácilmente multiplicados.
En la primera infancia los niños son generalmente rechonchos, con dimensiones relativamente grandes en el tronco y la cabeza. La parte superior del cuerpo es proporcionalmente mayor que la inferior. La longitud, el ancho y el perímetro de la cabeza representan cerca del 96% de la dimensión adulta ya a los diez años.
Durante el primer año de vida la sección horizontal del tórax es cilíndrica, las costillas inferiores son horizontales, y la parte superior aparece estrechada. Durante el segundo año, la sección horizontal se convierte en oval. Las dimensiones verticales torácicas son inferiores en la infancia, y el tórax aparece muy pequeño comparado con el abdomen.
Los recién nacidos son de hecho solo digestión o indigestión, sin lugar a hablar de locomoción. Hasta alrededor de los seis años los miembros aparecen relativamente cortos y diminutos.
Después de los seis años las piernas y los brazos aumentan en relación con el tronco. A lo largo de la infancia la velocidad de crecimiento de los brazos y las piernas permanece distinta a la velocidad de crecimiento del tronco y de la cabeza. Con el crecimiento de los miembros, el niño en crecimiento empieza a asumir el papel completo de los primates bípedos, manteniendo su postura bípeda con mayor facilidad y desarrollando un uso cada vez más libre de los miembros anteriores para asir, balancear y manipular, y mostrando asimismo una apreciación táctil de las manos cada vez mayor. En
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