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Obra Teatral "MÍRAME"


Enviado por   •  6 de Abril de 2015  •  3.799 Palabras (16 Páginas)  •  295 Visitas

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“¡MÍRAME!”

Marcelo Romero Hernández

2014

PERSONAJES

MÓNICA, mujer de unos 33 años, cabello corto, viste un traje de trabajo sobrio, blusa blanca. Trae un bolso negro. Es de una estatura media. Seria, concisa, práctica, no le gusta perder el tiempo en banalidades.

ERIK, tiene 34 años, es apenas un poco más alto que Mónica, ligeramente pasado de peso; posee facciones desagradables, cabello negro, un poco largo. Viste todo de negro, con los primeros botones de la camisa sin abrochar. Una cadena de plata alrededor de su cuello.

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ESCENOGRAFÍA: La sala de un departamento grande, bien amueblada y decorada. Hay cuadros en las paredes, figuras de cristal sobre la mesa de centro. Un librero al fondo. Un par de plantas grandes en sus macetas. Todo el lugar posee un gusto agradable. Sin embargo, a pesar de todo el tono de la casa es gris, como si el propio inmueble se aferrara a la tristeza. A la izquierda y arriba del público se encuentra una puerta que comunica al exterior. En el mismo lado pero abajo otra puerta que comunica a otra pieza, quizá la cocina. A la derecha arriba se encuentra una puerta más pequeña que es el baño, y a la derecha-abajo una más que da a la recámara.

ÉPOCA: Actual. Ciudad de México.

Es de noche. Llueve. Se escucha afuera el viento que corre en la gran ciudad. La luz es mínima, azul; el ambiente es frío, sombrío., la casa parece muerta hace años a pesar de lo bien cuidada. Esta escena puede romperse con un poco de música de melancolía, de tristeza, sin voces, únicamente los sonidos de los instrumentos.

Por la puerta que da al exterior aparece Mónica, trae un paraguas y una gabardina negros. Con sus llaves ha podido a entrar al departamento que otrora sentía suyo. Permanece en el umbral mientras la lluvia sigue cayendo. Duda. Por fin, decide entrar y cierra la puerta tras de sí. Camina lento observando toda la vacuidad del lugar, un lugar que ya no siente suyo. Revisa con la mirada, toca algunos muebles, todo lento. Deja la sombrilla al lado del librero, y se quita la gabardina, la deja en el respaldo del sofá, también deja su bolsa. La música y los efectos de lluvia continuarán. Mónica siente haber entrado en un lugar ajeno y perdido, siente frío. Decide ir al baño, lo hace. Cierra la puerta. Momentos después se ve el destello de un relámpago seguido por el rugido del trueno, un sonido que inunda el departamento. Después hace su aparición en la puerta que da al exterior, Erik, un poco mojado, solo viene con una chamarra, sin paraguas, entra de forma más normal al departamento, cierra la puerta con llave. Avanza. Se quita la chamarra y va a dejarla en el sofá, cuando se percata del bolso y gabardina de Mónica, los toma. Piensa. Hace una pequeña inspección con la mirada al departamento. Deja su propia chamarra y las pertenencias de ella en el sofá. Va hacia la recámara y desaparece de escena. Cuando esto ha ocurrido, Mónica sale del baño, un poco cansada. Se dirige al sofá y se percata de la chamarra de Erik, se asusta un poco pero se controla, mira por todos lados y por fin se serena. Decide ir a la cocina. Erik sale de la recámara, un poco más arreglado, observa el departamento entra al baño. No hay nadie. Sale. Vuelve a entrar a la recámara. La sal permanece vacía por unos instantes, mientras la música baja y el sonido de la lluvia crece. Ambos personajes salen y se descubren uno al otro en el departamento. Mónica trae una taza de café en las manos. Erik, trae una caja de madera y un par de libros. Se miran, pero no dicen nada. Erik, deja las cosas en una pequeña mesa junto al sillón. Mónica se acerca a él, tratando de ocupar su mente en otras cosas. Bebe café. La música por fin ha desaparecido y deja el sonido bajo de lluvia como fondo. Tenue.

MÓNICA: Al fin… pensé que estaba loca, cuando llegué no estaba tu chamarra, y al salir del baño la vi, y te busqué y al no encontrarte pensé que… (Respira) En fin, ya no importa, que bien que hayas llegado, no quería tener que esperarte mucho tiempo.

ERIK: (Sólo mirándola) Me sorprende que aún conserves tu juego de llaves… Después de esa noche hubiera jurado que nunca te volvería a ver en esta casa… Te ves increíble, radiante y esa luz en tus ojos te hace más bella, la misma que tenías cuando te conocí… misma que con el tiempo me encargué de extinguir. Tú, cada día más joven, en cambio yo, cada día más acabado. (Pausa, ella solo bebe.) La casa está igual de cuando la dejaste solo que con mucho más polvo, ¿recuerdas la pereza que me daba hacer los quehaceres del hogar? Y eso no ha cambiado, la casa se siente vacía sin ti, perdóname, por favor…

MÓNICA: (Sin haber prestado atención a las últimas palabras) Tomé un poco de café de la cafetera, estaba encendida… supongo que no te importa.

ERIK: Para nada, hice el café pensando en ti. Sé que te gusta una buena taza de café en días lluviosos como éste… Si supieras cuánto te he extrañado…

MÓNICA: (Fastidiada) ¡Erik ya basta, por favor!… (Deja la taza sobre la mesa de centro) Si para esto me llamaste no pierdas tu tiempo, no conseguirás nada; ya es muy tarde para pedir perdón.

ERIK: (Dando un paso) No, te equivocas, nunca es tarde para arrepentirse ni para corregir el camino de…

MÓNICA: ¿Corregir? Por Dios, no seas iluso. Piensa.

ERIK: (Conteniendo su frustración) ¡Deja de interrumpirme, carajo, no cambias! (Ella al oír esto se fastidia, toma su bolso y gabardina, está a punto de tomar el paraguas. Erik, que sabe que se ha equivocado, trata de calmarla) ¡No, no, no te vayas! Es muy impórtate lo que te tengo que decir… (Ella se detiene y lo oye) Sé que lo nuestro terminó y que por más que llore y suplique no me perdonarás ni cambiarás de opinión… pero solo escúchame, por favor… (Ella lo hace. Breve pausa.) Espero que los mensajes, llamadas, cartas, mails y las visitas constantes a tu departamento no te hayan hecho sentir en situación de acoso.

MÓNICA: (Irónica) ¿Y tú que crees? ¿Qué más se puede sentir al saber que todos los días encuentras algo nuevo que no te esperabas y que viene de ti?

ERIK: Perdona, esa nunca fue mi intención.

MÓNICA: (Harta, dejando nuevamente sus pertenencias en el sofá) Deja de pedir perdón y vamos al grano, por favor.

ERIK: Si… tienes razón… al grano. (De un pequeño gabinete saca una botella y sirve un poco de licor en un vaso. Erik está un poco nervioso. Mónica lo ve molesta. Erik está a punto de dar el primer trago.)

MÓNICA: ¡Te juro que si le das un solo trago a esa porquería me largo y no vuelves a verme en tu vida!

ERIK: Por favor, Mónica, no exageres, es solo un trago… lo necesito para darme valor… (Bebe. Hay

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