Opinion De Kenji Orito Dia "una Vision Irresponsable De COLOMBIA"
Enviado por talentohumano7 • 16 de Abril de 2013 • 1.616 Palabras (7 Páginas) • 797 Visitas
Empecemos por lo primero: y lo primero es decir que no está mal que alguien quiera hacer soñar a este país. No está mal que un orador, moderadamente diestro en las formas retóricas, nos diga que acá las sandías crecen gigantes y que somos un país lleno de recursos naturales, que hay que valorar a la gente.
No está mal que alguien nos recuerde, en un discurso emotivo, que nuestra gente es cálida, que nuestra pobreza está primordialmente en nuestras cabezas y que acá nos sobra lo que en muchos países hace falta.
Lo risible es que alguien se convierta en héroe nacional diciéndonos, entre sensiblerías y una que otra falacia retórica, que Colombia es una especie de país maravilloso cuyo único problema es que sus ciudadanos somos mendicantes y pobres en la mente. Lo que es peligroso es que haciendo uso de comparaciones disparatadas, de oxímoros sin sentido, Kenji Orito Díaz nos haga olvidar unas cuantas cosas que no se nos deben olvidar por ahora.
Y digo oxímoros porque Orito Díaz afirma, por ejemplo, que "Japón es un país pobre que vive en la riqueza". Y la popularidad del discurso y las tantas veces que la gente lo comparte en las redes sociales parecen señalar que nadie cuestiona semejante afirmación. Que tiemble Amartya Sen, porque hay un genio Colombo-Nipón que cuestiona toda la teoría económica sobre pobreza y afirma que se puede ser pobre y además, vivir en la riqueza. Dice entonces Orito, elaborando al respecto, que Colombia no es un país pobre porque tenemos recursos naturales en abundancia, pero se le olvida que los indicadores económicos de la riqueza y la pobreza no están dados en términos de sandías per capita, ni responden a un conteo de los comedores comunitarios en los barrios marginales.
En la academia hay una discusión muy sofisticada que cuestiona los criterios que usa occidente para cuantificar la pobreza y la riqueza, pero Orito Díaz está lejos de llegar a ese debate y en ese sentido su discurso aunque bonito, emotivo y patriotero, es simplemente melosería sin mucho asidero. Colombia, incluso según las cifras del DANE, a las que todo el mundo tilda de "maquilladas" y excesivamente convenientes para los gobiernos de turno, es un país pobre.
En efecto, según el último informe del DANE fechado en abril de 2010, el 45.5% de la población Colombiana vivía en condiciones de pobreza en 2009. Esto significa, palabras más palabras menos, que hace dos años el 45.5% de los colombianos censados tenía una capacidad adquisitiva de menos de dos dólares diarios.
Pero sigamos buscando esa riqueza metafórica que Orito Díaz encuentra en Colombia entre las cifras, en las estadísticas, en los estudios económicos. Resulta que hay otro tipo de pobreza que el Banco Mundial denomina "Pobreza Extrema", en el que se encuentra toda persona que no disponga de una capacidad adquisitiva equivalente a un mínimo de 1.25 dólares diarios.
¿Cómo estamos de pobreza extrema en este país en el que Orito Díaz se deleita los ojos viendo niños gorditos y pantallas de Plasma en Ciudad Bolivar?
El DANE dice que en 2009, diecinueve de cada cien Colombianos vivía en esa pobreza, que le impide a las personas la adquisición de productos básicos que son necesarios para la supervivencia.
Y paremos de hablar de pobreza ahí. Ni siquiera mencionemos las cifras sobre indigencia o el coeficiente de Gini, no digamos más nada. Bástenos para desenmascarar la falacia de sus comparaciones con decir que el porcentaje de la población Japonesa que vivía en la pobreza en la década que inició en el año 2000 era sólo del 15%. Hacen falta solo dos cifras frías pero ciertas para recordar que esto no es Suiza. Acá la gente -pasa trabajo- aunque haya un Japonés lleno de palabras bonitas y buenas intenciones que nos quiera vender a Ciudad Bolivar como destino turístico.
Una persona que haga uso de recursos tan románticamente rebuscados para vendernos la idea de que somos ricos, de que vivimos en la abundancia, es una persona por lo menos irresponsable. Lo que nuestros líderes destacados deberían recordarnos es, por el contrario, que hay mucho trabajo por hacer, que 45 de cada 100 colombianos viven en la pobreza, señor/a lector/a, mientras usted lee esta nota.
Aunque Orito Díaz se atreva a decirnos, con voz quebrada y tierna, que "No cree en la pobreza de Colombia", toda su ternura, toda su buena vibra, todo su positivismo, por sí solos, no cambiarán la realidad de ese 45%. Repito: Somos pobres, somos muy pobres. No necesitamos alguien que nos diga que somos ricos y que esconda nuestros problemas sino muchos líderes que sugieran cursos de acción para encontrar la dirección correcta, el camino a seguir para solucionarlos. Si lo que Orito Díaz propone es un simple cambio de mentalidad, tendría que decirnos cual es ese cambio, y tendría que hacer un análisis mucho más riguroso, mucho menos sensiblero.
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