Oratoria con valores vales

Año 2.134, nuestro mundo es un total caos, no hay control ni paz entre los humanos, y menos aún, con las máquinas, a los que los llamamos últimamente monstruos de metal, creados por nosotros mismos en nuestra ambición de llegar a una Tierra auto controlada por los robots. El mundo es a cada segundo una total guerra insaciable de máquinas contra nosotros, los hombres, cuyas bases y municiones para combatir a éstos monstruos armados con la tecnología de avanzada que caracteriza su inteligencia artificial a la hora de pelear se acaban a cada momento, con cada pelea que termina casi siempre en una derrota humillante podríamos decir, para los hombres, que estamos siendo exterminados. Nuestro cerebro, siendo sumamente inferior ante el poderoso chip que poseen los robots, está agotado no solo de perder, sino también de sufrir los mismos choques contra nuestras fuerzas cada vez, menos. Estamos hartos de tanta guerra y destrucción, de que nuestras vidas sean destruidas a causa del poderoso armamento enemigo, de su agresiva ambición de dominar al mundo, que está prácticamente devastado. Solo poseemos un solo líder invisible que nos acompaña en cada momento que peleamos, que sufrimos. Ese líder es la esperanza, la esperanza de poder vivir nuevamente felices como en nuestro pasado, en el que controlábamos a las máquinas, en el que éramos libres. Me comunico con ustedes para anunciarles nuestro nuevo plan de ataque, que podría destruir definitivamente la base central de los monstruos de metal. Se trata de una bomba, pero no cualquier bomba, sino una de fusión nuclear. Ésta combinará el hidrógeno que posee en su núcleo de platino puro, y lo fusionará para producir helio, al igual que nuestro Sol, que cada día brilla menos a causa del humo negro que se produce cuando las grandes fábricas de los robots funden, para producir armamentos, en grandes cantidades el fermio que se agota masivamente a cada segundo, y que intoxica el aire al punto en el que oxigeno termina reaccionando en ozono. Al fusionar el hidrógeno se libera tal energía que la capa de ozono restante y la atmósfera que se encuentre en la zona de detonación se desvanecerán. Trataremos de detonarla cerca del radiodifusor de señales de ondas largas, ya que éste es el centro por el cual los robots se comunican, dejándolos desconcertados y vulnerables ante nuestra arma principal, el detonador de rayos de iones de bromo, que destruye su núcleo de poder ubicado detrás del chip de autocontrol, en el centro de, podríamos llamarla espalda, para que la ubiquen mejor. 

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