PARO AGRARIO: ¿POR AUSENCIA DE POLÍTICAS PÚBLICAS?

PARO AGRARIO: ¿POR AUSENCIA DE POLÍTICAS PÚBLICAS?

Luis Edgar Cruz publicó una interesante columna en el periódico El tiempo sobre las causas que originaron la revuelta agraria donde asegura que sus orígenes son estructurales, porque no existe una política pública consistente y seria para atender problemas como: regulación de costos de insumos (fertilizantes, plaguicidas e insecticidas); peajes, gasolina, privatización de la asistencia técnica, no existencia de aseguramiento de cosechas, tendencia a disminuir el Fondo de Garantías Agropecuarias, no contribución de la banca a la financiación de los pequeños y medianos productores, porque según ellos, son mala paga.

Comparto en un 100% esa opinión e incluso profundizaría un poco más aportando que la ausencia de estas políticas públicas se explica porque cada cuatro años los gobiernos cambian sus políticas de gobierno y jamás consolidándose como políticas de Estado, no se tienen mecanismos de participación ciudadana organizados y permanentes cuando se realizan el diseño de estrategias, programas y toma de decisiones, otra falencia es la falta de asociatividad en los campesinos, no siendo así reconocidos como una población con interlocución con el Gobierno para el desarrollo de políticas públicas, hecho este que es reflejado en el país en la aprobación de tratados de libre comercio (TLC) sin contar con el verdadero sentir de las comunidades campesinas y el sector agrario en general, sopesar que son estos las más afectados con el diseño y aplicación de dichas políticas neoliberales. Estos tratados que evidentemente ha sido nocivos contra el campo nacional, por ende perjudicando a nuestro “hombre hicotea”, como lo llamaba el sociólogo Orlando Fals Borda, al campesino luchador colombiano dedicado al cultivo del pan coger que alimenta a los citadinos y a todo una nación.

A su vez, es importante resaltar que los gobiernos anteriores y el actual han permitido la violación de la Ley agraria por grandes empresarios agrícolas y de biocombustibles, acción que hoy en dia pretenden legalizar los politiqueros y seudo –dirigentes de turno con el proyecto denominado por algunos como ‘Ley Urrutia’; además se oponen a darles viabilidad a las reservas campesinas, pero quizá lo más grave es que ningún ministro quiere reconocer que los TLC, negociados y firmados por Uribe y Santos traen grandes diferencias, en especial por los subsidios dados a campesinos de EE.UU, Europa y Asia, por el uso en la producción de tecnología de punta, que esta haciendo competir a nuestros agricultores en evidentes desventajas, en condiciones tan absurdas, competencia del agro colombiano que sigue andando en burro con aquellos países que ya envían cohetes al espacio.

Ahora toca esperar que este paro agrario desencadene en hacer la tarea como se debió hacer en un principio, es decir, que mediante las

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