PATOLOGIA GENERAL DE LA EVALUACION EDUCATIVA.

La patología general de la evaluación educativa no es más que uno de los desórdenes que afectan el complejo mundo de la educación, donde se realizan distintos procesos evaluadores del currículo. Es el estudio global de la evaluación, el cual trata con los problemas que entrañan los procesos de la evaluación institucional educativa en sus diversos niveles y de diferentes perspectivas. Se describe un panorama bastante desolador de la situación actual de la evaluación, donde se evalúa solo al estudiante y no a los responsables de la institución educativa, donde se evalúa solamente los resultados mas no el cómo ni el por qué ni a qué ritmo, donde la adquisición de un nivel determinado y excluyente genera rechazo de la materia, donde nada más se evalúa los efectos observables, donde se evalúa la vertiente negativa, es decir, enmendar lo errado, donde se corrige.

Donde un sobresaliente puede ser despreciable en determinado contexto, se evalúa cuantitativamente, es decir, que el que saca un 10 sabe más que el que saca un 5, donde se miden a todos por igual y los máximos y mínimos los marcan el que más y el que menos sabe, donde Se evalúa de forma incongruente con el proceso de Enseñanza/aprendizaje, es decir, como se enseña se evalúa y como se evalúa se enseña, donde importa el cuánto y que ese cuánto esté por encima de lo demás, donde se repiten las fórmulas año tras año, donde el profesor es un instrumento de control, de venganza y de amenaza, donde se evalúa para controlar o para sancionar, donde se evalúa para controlar, donde el estatus del profesor está ligado al carácter selectivo del sistema, donde se evalúa desde arriba, ni desde abajo ni horizontalmente, donde no existe la evaluación externa, donde la autoevaluación es a decir verdad una autocritica, si a cada una de estos males le damos una solución positiva y aplicamos una receta para cada uno se podrían remediar parcialmente, el punto exacto en donde debemos empezar es por nosotros mismos, en nuestro intento por ser mejores docentes no debemos esquivar situaciones problemáticas ni tomar atajo alguno, incluso someter a evaluación nuestro propio sistema evaluativo; no tengo dudas que nuestro que-hacer docente saldrá beneficiado y esto interesa no sólo a los profesores, claro está que si se aplica una solución a todo esto podría resultar tedioso la evaluación y entonces sería peor el remedio que la enfermedad en sí.

Donde hay cierta confusión entre medición y evaluación y esta la ausencia de la evaluación formativa.

En cuanto a las patologías y errores de la evaluación planteados se demuestra, visiblemente, que el proceso evaluativo está plagado de desconocimientos, barreras u obstáculos en cuanto a su ejecución o puesta en práctica. Por tanto, el proceso evaluativo debe ser reflexivo, que permita la orientación, la retroalimentación y el análisis tanto del estudiante

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