PERÍODO PATOGÉNICO DE LA ENFERMEDAD
Enviado por docalfo • 7 de Diciembre de 2012 • Informe • 914 Palabras (4 Páginas) • 830 Visitas
PERÍODO PATOGÉNICO DE LA ENFERMEDAD
Si todas las circunstancias y características anteriores coinciden en un
huésped susceptible y en un momento determinado del tiempo, rompen el
equilibrio ecológico y el huésped es afectado directamente.
Comienza así el período patogénico con sutiles cambios celulares y tisulares
que en el caso de las enfermedades transmisibles debido a la rápida multiplicación
de los microorganismos, a su virulencia y a su capacidad de producir toxinas,
evolucionan rápidamente, mientras que en las enfermedades crónicas degenerativas
y mentales tales cambios pueden requerir meses o años, hasta producir signos y
síntomas manifiestos del proceso patológico.
Esta fase inicial del período patogénico que transcurre entre el momento del
estímulo y la aparición de síntomas y signos se conoce como período de incubación
en las enfermedades transmisibles y como período de latencia en las enfermedades
crónicas tanto físicas como mentales. Así, por ejemplo, el período de incubación de
la gonorrea es por lo general de 3 a 4 días, mientras que el período de latencia para
la enfermedad ateroesclerótica del corazón puede ser de 20 ó más años.
Cuando el agente o los agentes han producido suficientes cambios,
anatómicos y funcionales, sus manifestaciones son reconocibles por el propio
huésped (síntomas) o por un observador (signos). La presencia de ese primer
síntoma o signo inicia el período clínico de la enfermedad.
Este período clínico amerita con fines médicos y epidemiológicos subdividirlo
de acuerdo a su estado de desarrollo. Así, en el caso de ciertos tipos de cáncer, se
utiliza una clasificación según su localización (carcinoma in situ, metástasis
regionales o metástasis a distancia), cada una de las cuales tiene diferente
tratamiento y pronóstico, siendo indicativas además de diferentes momentos en la
evolución del período patogénico.
Reservorio
Los gérmenes, patógenos o no, habitan, se multiplican y se mantienen en nichos naturales
específicos. El hábitat normal en que vive, se multiplica y/o crece un agente infeccioso, se
denomina reservorio.
También es importante identificar los reservorios animales y siempre que sea posible,
adoptar medidas de protección de las especies, particularmente los animales domésticos
susceptibles. Medidas como la vacunación antirrábica canina y la antiencefalítica equina
indirectamente protegen también al ser humano.
Reservorio de agentes infecciosos:
Es cualquier ser humano, animal, artrópodo, planta, suelo o materia inanimada,
donde normalmente vive y se multiplica un agente infeccioso y del cual depende para su
supervivencia, reproduciéndose de manera que pueda ser transmitido a un huésped
susceptible.
Reservorios humanos:
El hecho de que una enfermedad o grupo de enfermedades tenga al ser humano como
reservorio es de gran importancia práctica, ya que las medidas de control que se adoptan
pueden circunscribirse al mismo ser humano. Por ejemplo, si una enfermedad se puede tratar
con un antibiótico adecuado, la acción directa se ejerce sobre el sujeto como paciente y como
reservorio. El reservorio principal de enfermedades como las de transmisión sexual, lepra, tos
ferina, sarampión y fiebre tifoidea es el ser humano.
Reservorios extra-humanos:
Los animales pueden ser infectados y a la vez servir como reservorio para varias
enfermedades
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